La mitad del cielo y un gran infierno
Pese a su creciente autonom¨ªa econ¨®mica, las mujeres sufren gran discriminaci¨®n en China
El primer bofet¨®n lleg¨® antes de casarse. Hab¨ªan bebido en una fiesta y en el taxi de regreso ella hizo un comentario despectivo. ?l se baj¨® del veh¨ªculo y cuando ella le sigui¨® recibi¨® un golpe en la cara. Lo atribuy¨® a la discusi¨®n y la borrachera, algo que no se repetir¨ªa. Tras la boda, volvi¨® a pasar. Una vez. Y otra. Y otra.
Xiaoxue (nombre supuesto) se cas¨® hace dos a?os, tras 12 meses de noviazgo despu¨¦s de que amigos comunes le presentaran al que acabar¨ªa siendo su esposo. De 28 a?os y licenciada en Econ¨®micas, ocupa un puesto de responsabilidad en una gran empresa en Pek¨ªn. Es econ¨®micamente autosuficiente, m¨¢s incluso que su marido, de 31 a?os y que, pese a su grado de doctor, ha atravesado por dificultades laborales. En teor¨ªa, formaban el matrimonio perfecto. Y lo eran, cree ella. Cuando ¨¦l no la pegaba.
"Lo peor era pensar en tener hijos. Si pensaba en un ni?o, tem¨ªa que saliera violento como su padre. Si lo hac¨ªa en una ni?a, que tomara el ejemplo de su madre y acabara siendo una v¨ªctima como ella", cuenta Liu Fengqin, psicoterapeuta y subdirectora de la ONG Centro Maple de Asistencia Psicol¨®gica a Mujeres en Pek¨ªn, a quien Xiaoxue ha autorizado a narrar su historia. Ella, que finalmente abandon¨® a su marido el mes pasado, no quiere aparecer en los medios para no agriar a¨²n m¨¢s la disputa.
Las ciudadanas est¨¢n m¨¢s dispuestas a denunciar el maltrato del marido
La historia de Xiaoxue podr¨ªa ser la de muchas otras mujeres maltratadas en el resto del mundo. Pero en China, el problema de la violencia de g¨¦nero se agrava por factores como la inexistencia hasta ahora de leyes contra esa lacra, el ascenso femenino dentro de la sociedad o la percepci¨®n muy extendida de que se trata de una cuesti¨®n privada de cada familia. Los c¨¢lculos de la Federaci¨®n de Mujeres, una organizaci¨®n gubernamental china, apuntan que casi el 40% de las casadas del pa¨ªs es v¨ªctima de malos tratos; una estimaci¨®n superior a la que realiz¨® en 2011 (el 25%) y cuyo aumento obedecer¨ªa a una mayor conciencia ante el problema.
Mao Zedong afirm¨® que las mujeres "sujetan la mitad del cielo" y su r¨¦gimen las educ¨® y las incorpor¨® al trabajo remunerado. Aquellas semillas han dado su cosecha. Hoy, un 74% de mujeres en edad activa trabaja, seg¨²n el censo de 2010. El 38% de los altos puestos ejecutivos en el sector privado chino est¨¢n ocupados por mujeres, seg¨²n un informe de la consultor¨ªa Grant Thornton. Suelen obtener mejores resultados en las universidades que los varones. El informe Hurun, el Forbes chino, calcula que 17 de los 358 supermillonarios chinos que amasa fortunas superiores a los mil millones de d¨®lares en 2014 son mujeres.
Y sin embargo, apenas est¨¢n representadas en la alta pol¨ªtica china. Por lo general, ganan menos que los varones. A la hora de adquirir una vivienda, su nombre apenas figura en un 30% de las escrituras, un hecho que les perjudica gravemente en caso de divorcio: desde 2011, la ley china aplica ¨²nicamente el r¨¦gimen de separaci¨®n de bienes, aunque ellas hayan contribuido a pagar la hipoteca. Y en algunos centros y carreras universitarias (criminolog¨ªa y algunas ingenier¨ªas, por ejemplo) la nota de corte es m¨¢s alta para ellas porque se consideran tareas varoniles al tiempo que se temen las mejores cualificaciones femeninas. La soci¨®loga Leta Hong Fincher, en su libro Leftover women (Mujeres sobrantes), denuncia que desde 2007 el Gobierno ha orquestado una campa?a para persuadir a las j¨®venes de que se casen pronto ¡ªantes de los 27 a?os¡ª y no se conviertan en "mujeres sobrantes".
Tradicionalmente, la familia ha sido considerada como la "c¨¦lula b¨¢sica de la sociedad", una visi¨®n que ha continuado con el r¨¦gimen comunista, que la considera el "pilar de una sociedad armoniosa". Sin embargo, en la ¨²ltima d¨¦cada, a medida que China se ha ido modernizando a un ritmo espectacular, el n¨²mero de divorcios ha registrado tambi¨¦n un dr¨¢stico aumento. En 2013 se produjeron 3,5 millones, un 12,8% m¨¢s que el a?o anterior, seg¨²n las cifras del Ministerio de Asuntos Civiles. Frente a la menor incidencia en el campo, en Pek¨ªn, los matrimonios que acaban en fracaso llegan al 39%.
"Muchas mujeres que se ponen en contacto con nosotros", dice Zhiming Hou, directora del Maple Centre, "tienen un nivel de educaci¨®n bastante alto y trabajos bien pagados. Empezaron en el mismo nivel que sus maridos, pero ellas han llegado m¨¢s lejos. En ese tipo de relaci¨®n abusiva abunda m¨¢s la violencia psicol¨®gica y la sexual que la puramente f¨ªsica".
El problema puede verse agravado si el matrimonio convive con los suegros ¡ªen la mayor¨ªa de los casos, los padres de ¨¦l¡ª, una circunstancia relativamente frecuente dada la tradici¨®n cultural y la fuerte carest¨ªa del sector inmobiliario. Las generaciones m¨¢s tradicionales pueden ver los golpes como algo normal ¡ªen el peor de los casos, incluso contribuir a ellos¡ª, o pedir a la mujer que "aguante" para no romper un matrimonio en el que han invertido mucho dinero.
Pero hay cada vez m¨¢s concienciaci¨®n. Con un mayor acceso a Internet y a mayores niveles de educaci¨®n, las mujeres est¨¢n m¨¢s al tanto de sus derechos y est¨¢n m¨¢s dispuestas a denunciar el maltrato.
Algo se est¨¢ moviendo tambi¨¦n dentro del Gobierno chino: a finales de este mes se aprobar¨¢ la primera ley contra la violencia conyugal, una pr¨¢ctica no penalizada hasta ahora. Es un buen primer paso, aunque insuficiente. "Hace falta incorporar el control econ¨®mico y la violencia sexual, no s¨®lo la f¨ªsica o la mental. Tambi¨¦n incluir la violencia contra las parejas no casadas o las divorciadas", dice Li Mingshun, subdirector del Centro de Investigaci¨®n Legal sobre Matrimonio y Familia del Colegio de Abogados chino. Para mujeres como Xiaoxue, sin embargo, el anuncio de la ley ha sido decisivo. Saber que la violencia dom¨¦stica ser¨¢ ilegal le ha dado la determinaci¨®n ¡ªdice Liu¡ª para abandonar a su maltratador.
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