Innovaci¨®n educativa para combatir la inseguridad

Am¨¦rica Latina es una de las regiones m¨¢s violentas del mundo. La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en ingl¨¦s), que todos los a?os presenta un reporte anual sobre la violencia y el tr¨¢fico de drogas, reporta que la regi¨®n alberga al 8% de la poblaci¨®n mundial pero concentra m¨¢s del 30% de las muertes violentas que suceden en el mundo. La tasa de homicidios latinoamericana ¡ª28 muertes cada 100.000 habitantes¡ª contrasta con el 18 por cada 100.000 que registra toda ?frica.

De los 10 millones de presos en el mundo, 1,3 proviene de Am¨¦rica Latina

Junto a las tragedias individuales detr¨¢s de estos n¨²meros, los altos niveles de violencia crean una barrera infranqueable para el desarrollo. La inseguridad compromete la creaci¨®n de capital humano y social, debilitando los esfuerzos para mejorar la educaci¨®n y la salud y amenazando la inversi¨®n. Los datos de la ONU muestran que el impacto acumulativo global de la violencia asciende al 11% del PIB; en Am¨¦rica Latina, s¨®lo los homicidios comprometen m¨¢s del 4% del PIB.?

La poblaci¨®n carcelaria latinoamericana est¨¢ en el epicentro de esta crisis. La World Prison Population List (Lista Mundial de Poblaci¨®n Carcelaria, en su traducci¨®n al espa?ol), un proyecto del International Centre for Prison Studies, monitorea la reclusi¨®n mundial. Su m¨¢s reciente reporte revela que, de los 10 millones de presos en el mundo, 1,3 provienen de Am¨¦rica Latina ¡ªuna tasa de 229 reclusos cada 100.000 habitantes, muy por encima del promedio mundial de 144¡ª. Y en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, las tasas de reclusi¨®n regionales crecieron en un 120% con la intensificaci¨®n de las luchas antidrogas.

Estos picos de poblaci¨®n carcelaria han disparado un interrogante para casi todos los pa¨ªses: ?c¨®mo mejorar la empleabilidad de los reclusos para que puedan reinsertarse en la fuerza de trabajo? Este desaf¨ªo, a su vez, dispara otras tantas preguntas acerca de qu¨¦ programas son m¨¢s efectivos para reinsertar a los internos en la sociedad, y el rol de la educaci¨®n formal e informal en este sentido.

La posibilidad de encontrar empleo es un 13% mayor entre presos que participaron en programas educativos

Lo que est¨¢ claro es que hay enormes beneficios potenciales ¡ªtanto para la sociedad como para los tesoros p¨²blicos¡ª de la reinserci¨®n exitosa de los presos. RAND Corporation, en un importante informe de 2013, revel¨® que por cada d¨®lar gastado en programas educativos en las c¨¢rceles se ahorraron entre cuatro y cinco d¨®lares por la disminuci¨®n de la reincidencia. En particular, se encontr¨® que la suma de pr¨¢cticas de educaci¨®n t¨¦cnica y vocacional redujeron hasta el 43% la probabilidad que los reclusos volvieran a prisi¨®n.

Esto es particularmente prometedor para pa¨ªses como Brasil, Argentina, M¨¦xico y Chile, donde m¨¢s del 40% de los presos son reincidentes. Expertos en poblaci¨®n carcelaria se?alan que el enfoque actual se centra en abonarles a los reclusos poco m¨¢s que un ¡°boleto de autob¨²s y algo de cambio¡± cuando salen, cuando lo que se necesita es trabajar sobre un esfuerzo integral de reinserci¨®n social.

Como indicaron los investigadores de RAND, mejorar el nivel educativo de los reclusos es quiz¨¢s el modo m¨¢s efectivo de aumentar sus oportunidades de reinserci¨®n exitosa. Dado que muchos, sino la mayor¨ªa, no han terminado la ense?anza b¨¢sica previo a su ingreso a prisi¨®n, tienen altas dificultades en encontrar empleos que los motiven a incorporar nuevas habilidades. RAND hall¨® que las posibilidades de encontrar trabajo tras la liberaci¨®n fue hasta un 13% mayor entre reclusos que participaron en programas educativos carcelarios, frente a las de aquellos que no lo hicieron.

Tambi¨¦n se encontraron datos interesantes sobre el potencial de las tecnolog¨ªas educativas, incluidos el ¡°e-learning¡±, para ampliar el acceso a clases a m¨¢s convictos tanto durante la reclusi¨®n como tras cumplir su condena. En t¨¦rminos de efectividad comparativa, el e-learning puede ser equiparado a m¨¦todos m¨¢s tradicionales: ¡°Los aprendizajes en lectura y matem¨¢tica entre reclusos expuestos a una instrucci¨®n online fueron similares a los de aquellos que fueron entrenados bajo una metodolog¨ªa tradicional (cara a cara)¡±, argumenta RAND.

En Brasil, Argentina, M¨¦xico y Chile, m¨¢s del 40% de los presos son reincidentes

Siendo as¨ª, la ense?anza en l¨ªnea tiene una ventaja inigualable: su poder para reducir la estigmatizaci¨®n del preso en el mundo exterior. Ese estigma es uno de los principales obst¨¢culos para que quienes cumplieron sus condenas procuren capacitaciones presenciales. Al permitirles continuar educ¨¢ndose con alg¨²n nivel de anonimato, las tasas de retenci¨®n ¡ªy por tanto de graduaci¨®n¡ª crecen.

Invertir los recursos de manera m¨¢s inteligente ser¨¢ clave si Am¨¦rica Latina desea superar su creciente brecha de capital humano, profundizada por la ola de inseguridad. La regi¨®n se encuentra atrapada en una espiral negativa de criminalidad que provoca mayor reclusi¨®n y peores oportunidades educativas y de empleo. Ambos desaf¨ªos deben ser enfrentados al mismo tiempo.