La firma de la paz con las FARC en Colombia se resiste un a?o m¨¢s
Las negociaciones con la guerrilla en Cuba marcan la actualidad pol¨ªtica del pa¨ªs, que tambi¨¦n llor¨® la muerte de Garc¨ªa M¨¢rquez y vibr¨® con su actuaci¨®n en el Mundial de Brasil
En el instante en que James Rodr¨ªguez baj¨® con el pecho el bal¨®n, meti¨® ese zurdazo que peg¨® en el travesa?o y entr¨® a las espaldas del portero de Uruguay, Colombia no solo se paraliz¨®. Ese gol y el pase a los octavos de la Copa del Mundo de Brasil fueron un b¨¢lsamo para un pa¨ªs que vivi¨® toda suerte de convulsiones en el 2014, un a?o marcado pol¨ªticamente por las idas y venidas de las negociaciones de paz con la guerrilla de las FARC que se celebran en Cuba y por la reelecci¨®n del presidente Juan Manuel Santos.
El equipo cafetero no gan¨® el campeonato, pero dej¨® una huella imborrable en los aficionados que festejaron como nunca despu¨¦s de 16 a?os de ausencia mundialista. Los colombianos volvieron con un juego brillante que hizo recordar el toque que era m¨¢s propio del anfitri¨®n. James fue la estrella, el mejor gol y la bota de oro de Brasil. Pero ese s¨®lo ser¨ªa el principio. Este muchacho de 23 a?os pas¨® a ser el n¨²mero 10 del Real Madrid por una suma nunca antes vista para un jugador nacional -100 millones de d¨®lares-, y de nuevo volvi¨® a paralizar a un pa¨ªs que ha seguido desde entonces cada uno de sus juegos. Lo de la selecci¨®n colombiana fue un salto exponencial para un equipo que hab¨ªa estado en un tercer plano en el f¨²tbol mundial.
A esa satisfacci¨®n se sum¨® el primer lugar en el Giro de Italia del potente Nairo Quintana, una prueba que por primera vez no solo se la llev¨® un colombiano sino un latinoamericano, lo que desat¨® una fiebre rosa en todo el pa¨ªs.
Las alegr¨ªas por estos deportistas contrastaron con el duelo que provoc¨® la partida del ¨²nico premio Nobel que ha tenido Colombia. Aunque Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, el colombiano m¨¢s universal, vivi¨® medio siglo en M¨¦xico, su muerte se sinti¨® como si nunca se hubiera ido del pa¨ªs. Gabo, que muri¨® en su casa de Ciudad de M¨¦xico el Jueves Santo, despu¨¦s del mediod¨ªa, fue uno de esos pioneros en poner el nombre de Colombia en boca de todo el mundo. Su despedida fue planetaria y la de M¨¦xico multitudinaria. Hasta el Palacio de Bellas Artes llegaron miles de sus lectores sin importar la larga fila.
M¨¦xico y Colombia se llenaron de mariposas amarillas para darle el ¨²ltimo adi¨®s a Gabo, las mismas que inmortaliz¨® en Cien a?os de Soledad
Gabo muri¨® a los 87 a?os y con su partida, el mundo de las letras puso en lo m¨¢s alto su legado. Los colombianos leyeron en voz alta El Coronel no tiene qui¨¦n le escriba, lo despidieron en la fr¨ªa Bogot¨¢ con m¨²sica de Mozart y vallenato, mientras en su natal Aracataca le hicieron un funeral simb¨®lico. El presidente Santos lo llam¨® ¡°el m¨¢s grande exponente del alma colombiana¡±. M¨¦xico y Colombia se llenaron de mariposas amarillas para darle el ¨²ltimo adi¨®s, las mismas que inmortaliz¨® en Cien a?os de Soledad.
As¨ª, de la alegr¨ªa a la tristeza, esos fueron los tres hechos con los que Colombia hizo un par¨¦ntesis a su agitada vida pol¨ªtica. El 2014 fue un a?o en el que Santos, un consumado jugador de p¨®ker, le apost¨® todo su capital pol¨ªtico a resolver por la v¨ªa del di¨¢logo un conflicto armado que cumple medio siglo y que tiene el macabro r¨¦cord de 220.000 muertos y siete millones de v¨ªctimas. Lo hizo, a pesar de que los colombianos no son muy optimistas de que el proceso de paz llegue a buen t¨¦rmino.
Esa obstinaci¨®n de Santos casi le cuesta la reelecci¨®n presidencial, en uno de las elecciones m¨¢s re?idas de los ¨²ltimos a?os. ?scar Iv¨¢n Zuluaga, un casi desconocido exministro, por poco le arrebata la presidencia gracias a ser el protegido del popular expresidente ?lvaro Uribe, quien se estren¨® como senador y fund¨® su propio partido pol¨ªtico que hoy funge como la oposici¨®n m¨¢s fuerte que tiene Santos en el Congreso.
Zuluaga gan¨® la primera vuelta presidencial pese a estar envuelto en un esc¨¢ndalo por la captura de un colaborador suyo acusado de estar espiando y filtrando informaci¨®n del proceso de paz. Su bandera, siempre arropado por Uribe, fue prometerle al electorado que si era elegido tendr¨ªa mano dura contra las FARC, ya que Santos, seg¨²n el pensamiento uribista, le estaba entregando el pa¨ªs a la subversi¨®n y negociando una paz que traer¨ªa impunidad. Sin embargo, en la segunda vuelta, sectores de izquierda como el Polo Democr¨¢tico, tambi¨¦n en la oposici¨®n, se sumaran a Santos solo para sacar adelante el proceso de paz y le dieron el empuj¨®n necesario para lograr su segundo mandato.
Aun as¨ª, la poca diferencia en el n¨²mero de votos -Santos con el 50,9% y Zuluaga con 45%- dej¨® en evidencia la polarizaci¨®n que desata las negociaciones con la guerrilla y que el camino que le espera a Santos, quien le apuesta a que los colombianos refrenden los acuerdos con las FARC, no ser¨¢ f¨¢cil.
Durante el 2014, los di¨¢logos con la guerrilla avanzaron como nunca antes hab¨ªa ocurrido con otros intentos. Ya hay acuerdos en tres de los seis puntos de negociaci¨®n (desarrollo agrario, participaci¨®n pol¨ªtica y narcotr¨¢fico), las v¨ªctimas se vieron por primera vez cara a cara con sus victimarios para hablar de c¨®mo esperan que sean resarcidas -algo in¨¦dito en un proceso de esta naturaleza- y cada vez m¨¢s los di¨¢logos cuentan con el apoyo de la comunidad internacional. Todo esto a pesar de que los colombianos siguen rechazando, por ejemplo, que los guerrilleros participen en pol¨ªtica una vez dejen las armas o no paguen con c¨¢rcel sus delitos.
Los di¨¢logos tambi¨¦n superaron la mayor crisis que han tenido en dos a?os, por cuenta del secuestro, a manos de la guerrilla, de un general del Ej¨¦rcito, lo que oblig¨® a Santos a suspender las negociaciones hasta que no lo liberaran, rompiendo la premisa de negociar en medio de la guerra. Aun as¨ª, las partes pactaron r¨¢pidamente la liberaci¨®n y sobre la mesa qued¨® la urgente necesidad de apaciguar el conflicto.
En estos d¨ªas, las FARC sorprendieron con el anuncio de un alto al fuego unilateral e indefinido que est¨¢ en la mira de todos los colombianos, ya que aunque en apariencia es una buena noticia, podr¨ªa terminar si la fuerza p¨²blica ataca a la guerrilla, algo que es factible que suceda porque se ha descartado una tregua bilateral. Pero un Santos optimista, tambi¨¦n ha dicho que este es un buen inicio para buscar la paz.
Por eso, en el 2015, los di¨¢logos de paz seguir¨¢n siendo, como ocurri¨® en este 2014, el hecho que marcar¨¢ al pa¨ªs. Se vienen las decisiones m¨¢s dif¨ªciles como qu¨¦ verdad y justicia recibir¨¢n las v¨ªctimas, qu¨¦ castigos tendr¨¢n los guerrilleros y c¨®mo entregar¨¢n las armas. Los m¨¢s optimistas apuestan a que el 2015 ser¨¢ el a?o de la paz.
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