El peligro de predicar en el infierno
En las zonas m¨¢s conflictivas de M¨¦xico se multiplica el asesinato de sacerdotes Esta semana fue ejecutado un p¨¢rroco en Guerrero
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En la deriva violenta de M¨¦xico se presupon¨ªa al menos una regla: no se mataba ni a ni?os ni a curas. Este c¨®digo que apelaba al ¨²ltimo rastro de humanidad que pudieran tener los asesinos, muchos de ellos devotos de la Santa Muerte, tambi¨¦n ha dejado de ser sagrado. El sacerdote Gregorio L¨®pez, un cura de 39 a?os que daba clases en el seminario de una ciudad mexicana tomada por el narcotr¨¢fico, muri¨® esta semana de un disparo en la cabeza.
Goyito, como le conoc¨ªan en la parroquia, es el tercer cura asesinado en lo que va de a?o en Tierra Caliente, una zona conflictiva controlada por el cartel de Los Caballeros Templarios. Los obispos mexicanos, a trav¨¦s de un comunicado de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), mostraron su repulsa por el crimen: ¡°Haci¨¦ndonos eco del sentir de muchos mexicanos, repetimos: ?Basta ya! No queremos m¨¢s sangre, no queremos m¨¢s muertes, no queremos m¨¢s desaparecidos¡±.
En la prensa local de Ciudad Altamirano, donde fue secuestrado el sacerdote, no se leen palabras como sicario, narcotr¨¢fico y, ni mucho menos, los nombres de los mafiosos involucrados. El asesinato del p¨¢rroco no ha merecido ni una l¨ªnea en la principal publicaci¨®n, a riesgo de que los periodistas corran la misma suerte que el religioso. Predicar la fe o la libertad de expresi¨®n en un sitio como este equivale a una sentencia de muerte.
El domingo por la noche, unos hombres armados se llevaron al sacerdote por la fuerza. Desde ese d¨ªa sus compa?eros de parroquia exigieron su liberaci¨®n. El obispo M¨¢ximo Mart¨ªnez encabez¨® una marcha en la ciudad en la que pidi¨® al crimen organizado que devolviera al cura con vida. Eso no ocurri¨®. El cuerpo de Gregorio fue encontrado en una cuneta. Hab¨ªa sido ejecutado: el cad¨¢ver presentaba una herida de bala en el cr¨¢neo.
¡°Es un horror. Este crimen y el de los otros padres manifiesta una situaci¨®n sin l¨ªmites. Antes al menos los criminales respetaban a los sacerdotes¡±, dice el padre Solalinde
La fiscal¨ªa de Guerrero investiga el crimen sin que haya dado por ahora a conocer ninguna l¨ªnea de investigaci¨®n fiable. Los feligreses se?alan que pudo tratarse de un robo, ya que el d¨ªa que fue secuestrado el p¨¢rroco llevaba encima la colecta anual del seminario en el que era profesor.
Otro cura combativo, como el padre Goyo, un religioso que ha apoyado p¨²blicamente a las autodefensas que se levantaron contra el narco en Michoac¨¢n, dijo a la agencia Quadrat¨ªn que su tocayo hab¨ªa expresado en sus homil¨ªas su preocupaci¨®n por el secuestro de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. La estampa del padre Goyo en d¨ªa de misa es muy conocida: subido a un altar enfundado en un chaleco antibalas.
¡°Exigimos a las autoridades el esclarecimiento de este y de los dem¨¢s cr¨ªmenes que han provocado dolor en tantos hogares de nuestra patria, y que se castigue a los culpables conforme a derecho¡±, agregan los obispos en el comunicado. En los dos a?os que lleva el pri¨ªsta Enrique Pe?a Nieto al frente del pa¨ªs, seg¨²n un informe del Centro Cat¨®lico Multimedial que cita Exc¨¦lsior, han sido asesinados ocho sacerdotes y dos est¨¢n desaparecidos. Tres m¨¢s fueron rescatados de manos de sus secuestradores. ?
En abril, un misionero africano llamado John Ssenyondo, de 55 a?os, viaj¨® en coche hasta un pueblito de Guerrero para dar misa. Al acabar unos hombres lo interceptaron y lo metieron en el maletero. Desde ese d¨ªa no se supo m¨¢s de ¨¦l hasta que las autoridades encontraron una fosa con 12 cad¨¢veres dentro. Uno de ellos era el suyo. Los forenses identificaron al p¨¢rroco ugand¨¦s gracias a una copia de su historial dental que guardaba un compa?ero de sotana. El padre Solalinde, reconocido por su lucha en favor de los inmigrantes que se juegan la vida cruzando un M¨¦xico lleno de peligros para llegar a Estados Unidos, dijo en una entrevista a este peri¨®dico: ¡°Es un horror. Este crimen y el de los otros padres manifiesta una situaci¨®n sin l¨ªmites. Antes al menos los criminales respetaban a los sacerdotes¡±.
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