La marea islam¨®foba polariza Alemania
Miles de personas salen a la calle tras la condena de Merkel al movimiento xen¨®fobo Pegida
Empez¨® como una protesta minoritaria y, tres meses m¨¢s tarde, re¨²ne a miles de ciudadanos y se ha extendido a una decena de ciudades por toda Alemania. La ola de manifestaciones bajo el nombre de Pegida (acr¨®nimo de Patriotas Europeos contra la Islamizaci¨®n de Occidente) no solo llega a nuevos lugares ¡ªeste lunes se estren¨® en Berl¨ªn y Colonia¡ª, sino que tambi¨¦n divide cada vez m¨¢s al pa¨ªs entre defensores y cr¨ªticos de esta amalgama ideol¨®gica que re¨²ne a sectores puramente islam¨®fobos, xen¨®fobos y racistas con ciudadanos que sienten que el Estado del que forman parte ya no se ocupa de ellos.
La catedral de Colonia apaga sus luces como protesta
A medida que crecen los apoyos al movimiento impulsado por Lutz Bachmann ¡ªun oscuro personaje cuyo curr¨ªculum incluye condenas por proxenetismo, venta de coca¨ªna y agresiones f¨ªsicas¡ª, tambi¨¦n se oyen m¨¢s las voces de aquellos que apuestan por que Alemania sea un pa¨ªs de acogida, sin importar la religi¨®n de los que llegan. Una decena de ciudades reuni¨® este lunes a m¨¢s de 10.000 contramanifestantes en ciudades como Dresde, Berl¨ªn, Colonia, Stuttgart o Hamburgo, casi todas ellas escenario tambi¨¦n de las protestas dirigidas por Pegida y derivados. ¡°Hay un desgarro en la sociedad. La mitad de los ciudadanos defiende la diversidad, pero un tercio reclama un sentimiento nacional m¨¢s fuerte, del que excluye a los inmigrantes. Necesitamos un modelo de integraci¨®n que incluya a toda la sociedad¡±, asegur¨® este lunes Werner Schiffauer, el presidente del Consejo para la Emigraci¨®n.
La polic¨ªa separa marchas enfrentadas
El estreno de Pegida en Berl¨ªn ¡ªo, mejor dicho de B?rgida, el nombre que ha adoptado la franquicia del movimiento islam¨®fobo en la capital alemana¡ª ha tenido mucho menos ¨¦xito que en Dresde. Pocos centenares de personas se manifestaban este lunes detr¨¢s del Ayuntamiento de Berl¨ªn. Enfrente y separados por varios furgones de polic¨ªa silbaban y gritaban "largaos" los cerca de 5.000 contramanifestantes, m¨¢s numerosos y festivos que los autodenominados patriotas contra la islamizaci¨®n de Occidente.
Al igual que sus compa?eros de Dresde, los manifestantes berlineses no tienen demasiada simpat¨ªa por la prensa. De una docena de personas consultadas por este peri¨®dico, solo un par accedi¨® a explicar por qu¨¦ estaban all¨ª. "Nuestros gobernantes no se preocupan por nosotros; y s¨ª por los que no pertenecen a nuestra cultura", respond¨ªa Victoria, una pensionista que llevaba un cartel en el que reclamaba "libertad para los cristianos". "Cada a?o llegan un mill¨®n de terroristas. ?C¨®mo no voy a estar hoy aqu¨ª?", dec¨ªa un hombre con acento extranjero que dec¨ªa proceder de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
M¨¢s ¨¦xito han tenido en Berl¨ªn las protestas convocadas contra el levantamiento de centros de refugiados. Y ese es el motivo por el que el estudiante Johannes acudi¨® este lunes a la contramanifestaci¨®n. "S¨¦ que los xen¨®fobos hoy son aqu¨ª pocos. Pero me da miedo que crezcan y que sea m¨¢s dif¨ªcil vivir para los que no son alemanes", respond¨ªa, mientras al fondo se o¨ªa la canci¨®n Bongo Bong de Manu Chao.
La guerra de ideas no se refleja solo en la escalada de manifestaciones y contramanifestaciones. Los partidarios de una Alemania abierta mostraron su rechazo a la vuelta a tiempos oscuros con una medida simb¨®lica. ¡°Apaguemos la luz a Pegida¡±, pidieron los socialdem¨®cratas a trav¨¦s de su cuenta oficial en la red social Twitter. Es una medida que ya tom¨® hace dos semanas la ¨®pera de Dresde, donde se celebr¨® la manifestaci¨®n del 22 de diciembre. Lugares tan representativos de la historia alemana como la catedral de Colonia o la Puerta de Brandeburgo en Berl¨ªn desconectaron la iluminaci¨®n para defender una sociedad abierta, libre y democr¨¢tica, una decisi¨®n a la que se sum¨® la f¨¢brica de Volkswagen en Dresde.
El centro de atenci¨®n del movimiento antiislam que reclama una revisi¨®n a fondo de las leyes sobre refugiados volvi¨® este lunes a estar en Dresde, la capital del Estado oriental de Sajonia. Pese a contar con un porcentaje irrelevante de musulmanes en su poblaci¨®n, esta ciudad se ha convertido en un term¨®metro de la capacidad alemana de lidiar con extranjeros y, sobre todo, los que llegan de lugares como Siria o Irak. La convocatoria de Pegida en Dresde ha ido acumulando r¨¦cord tras r¨¦cord: el 8 de enero reuni¨® a 10.000 manifestantes; una semana m¨¢s tarde, 15.000; y el lunes anterior a Navidad, 17.500. Este lunes, seg¨²n estimaciones policiales, llegaron a los 18.000.
Una decena de ciudades acogen concentraciones contra la xenofobia
Al margen del n¨²mero de adeptos que logren reunir en las calles, Pegida ya ha logrado situarse en el centro del debate p¨²blico. La canciller Angela Merkel us¨® nada menos que el mensaje de Fin de A?o para lanzar el ataque m¨¢s virulento que ha salido de su boca contra el movimiento islam¨®fobo. ¡°Hoy algunos han vuelto a gritar ¡®?Nosotros somos el pueblo!¡¯ [Frase que coreaban los manifestantes a favor de la democracia en la RDA antes de que cayera el Muro de Berl¨ªn], pero lo que realmente piensan es: ¡®Vosotros no pertenec¨¦is a este pueblo a causa de vuestro color de piel y religi¨®n. Por eso les pido que no sigan a quienes convocan estas manifestaciones ya que a menudo sus corazones albergan prejuicios, frialdad, incluso odios¡±, dijo en el mensaje televisado.
Pero las palabras de Merkel chocan con las de algunos miembros de su partido, y sobre todo de sus socios b¨¢varos de la CSU, que dejan entrever un mensaje de comprensi¨®n hacia los ciudadanos que sin declararse como racistas o xen¨®fobos participan en las manifestaciones.
Los efectos m¨¢s evidentes se han visto en el partido eur¨®fobo Alternativa por Alemania, que vive una pelea desgarrada en su c¨²pula entre aquellos que quieren sumarse al carro de Pegida para convertirse en una especie de Frente Nacional franc¨¦s a la alemana y los que, como el por ahora l¨ªder Bernd Lucke, apuestan por convertirse en un partido euroesc¨¦ptico-conservador m¨¢s af¨ªn a los tories brit¨¢nicos que a Marine Le Pen y similares.
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