?Qui¨¦n teme a Alexis Tsipras?

?Qui¨¦n teme a Alexis Tsipras, l¨ªder de Syriza y probable ganador de las elecciones en Grecia? No se le teme en la Comisi¨®n, en Bruselas. Ni en Fr¨¢ncfort, sede del BCE. Ni siquiera en Berl¨ªn, a pesar de las informaciones que han provocado temblores ante una posible quita unilateral de la deuda que abocar¨ªa a Grecia a salir del euro. Y no se le teme porque Tsipras lleva meses reuni¨¦ndose en Bruselas, en Fr¨¢ncfort y en Berl¨ªn, dejando claro que no va a tomar medidas revolucionarias: Grecia va a renegociar la ayuda europea, porque eso es exactamente lo que toca, y as¨ª conseguir¨¢ suavizar algo el ajuste; y, salvo sorpresa may¨²scula, no va a acometer ninguna quita unilateral de deuda, y por supuesto no va a salir del euro, entre otras cosas porque los griegos no quieren eso ni en pintura.

Tsipras tiene las de ganar el 25-E y se sentar¨¢ a negociar en Europa con toda normalidad los flecos finales que quedan del segundo programa y una tercera ayuda, un rescate blando con condiciones menos severas. Su programa est¨¢ pr¨®ximo al de la socialdemocracia de toda la vida, con pizcas de heterodoxia porque Grecia necesita como el agua un alivio de la deuda. ?Es eso radical? La mayor¨ªa de los economistas de todo el espectro ideol¨®gico (incluidos los alemanes) plantean una reestructuraci¨®n negociada. Hasta el FMI lo hace. Y eso Tsipras lo tiene en su mano: es improbable una quita sustancial para evitar sacudidas en los mercados, pero s¨ª va a haber medidas paliativas; lo m¨¢s f¨¢cil es alargar los plazos de devoluci¨®n y reducir los intereses. Grecia se lo ha ganado con creces. En noviembre de 2012, el Eurogrupo acord¨® darle algo de eso una vez presentara super¨¢vit primario en sus cuentas p¨²blicas. Ya lo tiene. Bruselas pod¨ªa haberle dado ese caramelo a Samar¨¢s, pero prefiere dejarlo para el pr¨®ximo primer ministro, como parte de la soluci¨®n de compromiso que llegar¨¢, seguro, para Atenas.

?Por qu¨¦ entonces tanto jaleo? Porque Grecia es una especie de laboratorio. En lo econ¨®mico, se le ha impuesto un ajuste desconocido en tiempos de paz, que ahora se suavizar¨¢. En lo pol¨ªtico, alg¨²n otro pa¨ªs parece haberse tomado las elecciones griegas como unas primarias (y eso puede provocar el efecto contrario al que busca: lo normal ser¨¢ ver a Tsipras en las cumbres europeas, con Merkel). Hay varios errores de bulto alrededor de Grecia. Uno: dar como probable una salida del euro. Los costes ser¨ªan tan altos, para Grecia y para Europa (¡°un Lehman al cuadrado¡±, dice el historiador Barry Eichengreen), que nadie va a tensar tanto esa cuerda. Y dos: ver en Tsipras un loco peligroso. Son conocidas sus simpat¨ªas por Ch¨¢vez y su querencia por las frases redondas (¡°han salvado a los bancos y han destruido a la sociedad: pura barbarie¡±; ¡°la amenaza para Europa no es Syriza: es Merkel¡±); son menos conocidas sus visitas a Bruselas, Fr¨¢ncfort y Berl¨ªn, donde se le considera un tipo razonable.

En pol¨ªtica lo que no es posible es falso: a partir del 25-E se ver¨¢n los motivos ¡ªo no¡ª de la siembra de miedo de los ¨²ltimos d¨ªas.