Obama prepara el fin de su mandato con medidas contra la desigualdad
El presidente exhibe la recuperaci¨®n de EE UU y pide m¨¢s impuestos a los ricos
El presidente Barack Obama colocar¨¢ esta noche en Washington la lucha contra la desigualdad en el centro del debate pol¨ªtico de Estados Unidos. El presidente dem¨®crata, reforzado por la recuperaci¨®n econ¨®mica, propondr¨¢ en el discurso sobre el estado de la Uni¨®n subidas de impuestos a los m¨¢s ricos y otras medidas redistributivas para favorecer a las clases medias.
Las posibilidades de que las propuestas avancen en el Congreso, dominado por los republicanos, son escasas. El objetivo es otro. Primero, definir el campo de batalla ideol¨®gico ante las presidenciales de 2016. Y segundo, consolidar el legado de Obama como el de un presidente que no s¨®lo sac¨® a su pa¨ªs de la mayor recesi¨®n en d¨¦cadas sino que atac¨® de frente las desigualdades y la falta de oportunidades, una amenaza para el sue?o americano.
El discurso sobre el estado de la Uni¨®n, ante ambas c¨¢maras del Congreso, es uno de los rituales de la pol¨ªtica norteamericana. El presidente expone su programa legislativo y formula su diagn¨®stico sobre el pa¨ªs. Esta vez, Obama modifica el ritual: en vez de mantener la expectativa hasta el ¨²ltimo d¨ªa sobre sus propuestas, las ha desgranando una a una durante semanas.
Las propuestas estrella son la subida del impuesto para los rendimientos de capital para parejas que ganan m¨¢s de medio mill¨®n de d¨®lares al a?o a un 28% y una mayor presi¨®n fiscal sobre las herencias, adem¨¢s de una tasa sobre los bancos m¨¢s grandes. A cambio, el plan, que permitir¨ªa recaudar 320.000 millones de d¨®lares en la pr¨®xima d¨¦cada, contempla una reducci¨®n de impuestos para familias trabajadoras y ayudas para la educaci¨®n preescolar y universitaria y las jubilaciones.
Se escuchan ecos de Thomas Piketty en el discurso de Obama. El economista franc¨¦s Piketty es el autor de El capital en el siglo XXI, uno de los ¨¦xitos de 2014. Piketty pone el acento en la acumulaci¨®n de riqueza por parte del 1% m¨¢s rico, que es precisamente el segmento de poblaci¨®n sobre el que recaer¨¢n las medidas de Obama, y el capitalismo patrimonial de herederos y rentista del siglo XIX.
La iniciativa de Obama no se entiende sin la irrupci¨®n de la senadora por Massachusetts Elizabeth Warren. Warren es la cabeza visible del ala populista del Partido Dem¨®crata en un pa¨ªs donde la palabra populismo no es forzosamente negativa y designa la ret¨®rica en defensa del pueblo frente a las elites. Warren recoge el malestar de las clases medias que no se benefician del crecimiento.
No es la primera vez que Obama plantea subir impuestos a los ricos: este fue uno de los ejes de la campa?a para la reelecci¨®n en 2012. Pero entonces el Partido Republicano despreciaba esta ret¨®rica. La palabra desigualdad no constaba en su vocabulario; la palabra m¨¢gica era emprendedor. Todo cambia: ahora todos quieren ser populistas. El estancamiento de los ingresos de la clase media y la pobreza figuran en los discursos de todos los aspirantes republicanos a la Casa Blanca; aunque discrepen de las soluciones del presidente dem¨®crata, comparten el diagn¨®stico.
La clase media, que no nota la mejora, es la prioridad de ambos partidos
Obama llega liberado al discurso sobre el estado de la Uni¨®n, el pen¨²ltimo antes de abandonar la Casa Blanca dentro de dos a?os. El paro ha bajado hasta un 5,6%, el d¨¦ficit presupuestario se acerca al 3%, el producto interior bruto crece a un ritmo sostenido; la gasolina no era tan barata desde hace seis a?os y 10 millones de personas sin cobertura sanitaria han accedido a un seguro m¨¦dico gracias a la reforma sanitaria.
Hace un a?o, un 28% de norteamericanos se sent¨ªa satisfecho con la marcha de la econom¨ªa; ahora son un 41%. Un sondeo de The Washington Post y la cadena ABC sit¨²a la popularidad de Obama en un 50%, el nivel m¨¢s alto en casi dos a?os. El presidente, al que rivales y aliados dieron por amortizado tras la derrota dem¨®crata en las legislativas del pasado noviembre, afronta confiado su primer discurso sobre el estado de la Uni¨®n con el Senado y la C¨¢mara de Representantes en manos del Partido Republicano.
Los ¨²ltimos meses han sido de los m¨¢s activos de la presidencia. Con la regularizaci¨®n provisional de millones de inmigrantes sin papeles y el inicio del deshielo con Cuba, Obama demuestra que no se resigna a ser un l¨ªder cojo que s¨®lo espera el relevo. Est¨¢ atado de manos por un Congreso adverso, pero piensa usar el margen de que dispone para dejar su huella.
En 2014 proclam¨® que el estado de la Uni¨®n era "fuerte". Es previsible que esta noche repita lo mismo. Como m¨ªnimo.
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