Espa?a, Irlanda y Portugal exigen que Atenas cumpla con sus compromisos

El Sur toma el relevo como azote de Grecia: Europa del rev¨¦s. Alemania, Holanda, Finlandia y Austria ¡ªlos acreedores, los ortodoxos del Norte¡ª eran hasta ahora los pa¨ªses menos sensibles a las necesidades de una periferia que se ahogaba en plena Gran Recesi¨®n. Las tornas han cambiado: Espa?a, Portugal y en menor medida Irlanda, pa¨ªses perif¨¦ricos, rescatados y con Gobiernos de centroderecha, se han convertido ya en el bloque m¨¢s duro con la Grecia de Alexis Tsipras. El relato de la crisis cambia de manos.

Por razones de una extra?a justicia po¨¦tica, que enmascaran riesgos mucho m¨¢s mundanos: Lisboa y Madrid argumentan que hicieron ajustes dolorosos y que nadie tuvo con ellos los miramientos que ahora reclama Atenas; pero sobre todo sus Ejecutivos temen el efecto contagio pol¨ªtico que la victoria de Syriza, si viene acompa?ada de ventajas por parte de Europa, pueda tener en las pr¨®ximas citas electorales.

El primer ministro portugu¨¦s, el centrista Pedro Passos Coelho, se mostr¨® ayer radicalmente en contra de la renegociaci¨®n o parcial condonaci¨®n de la deuda griega. ¡°No es una perspectiva que entusiasme a los pa¨ªses que consiguieron resolver sus problemas¡±, se?al¨®. Portugal prest¨® 1.100 millones a Grecia y quiere su dinero de vuelta; Espa?a arriesga 26.000 millones y tampoco parece feliz con la perspectiva de una rebaja. Passos Coelho fue contundente ante el Parlamento pese a la apelaci¨®n a la ¡°solidaridad de los pueblos¡± de la oposici¨®n, y record¨® una y otra vez ¡°los sacrificios del pueblo portugu¨¦s¡± para sacarse de encima a la troika.

El espa?ol Luis de Guindos ya fue tras el Eurogrupo de esta semana el m¨¢s duro de los ministros del euro acerca de las opciones de Atenas de mejorar las condiciones del rescate. Mientras Finlandia ha reconocido que Grecia puede beneficiarse de una ampliaci¨®n de plazos y de una reducci¨®n de los intereses de su deuda, Espa?a supedita cualquier d¨¢diva al cumplimiento escrupuloso de sus compromisos.

Las reglas pactadas ¡°son inamovibles¡±, avis¨® la vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa. Guindos fue un paso m¨¢s all¨¢ el pasado mi¨¦rcoles y dio las razones de la posici¨®n espa?ola: ¡°Espa?a ha ayudado a Grecia con 26.000 millones; es lo que gastamos en prestaciones de desempleo en un a?o, una cantidad importante. Y las condiciones del programa ya se han mejorado en cuatro ocasiones¡±.

Madrid y Lisboa han manifestado repetidamente esa posici¨®n. Ya fueron dos de los pa¨ªses m¨¢s beligerantes con el giro de la Comisi¨®n Europea en materia de pol¨ªtica fiscal, que ha dado algo m¨¢s de aire a Italia y Francia. Portugal denunci¨® ante el Eurogrupo e incluso en la ¨²ltima cumbre que esas deferencias demuestran que Bruselas, una vez m¨¢s, no trata a todo el mundo por igual. Lo parad¨®jico es que la recuperaci¨®n de Espa?a, y en menor medida la de Portugal, dependen de que la reactivaci¨®n de la eurozona no descarrile, y para eso es imprescindible que las econom¨ªas francesa e italiana esquiven la reca¨ªda, y que Grecia evite accidentes.

La negociaci¨®n con Grecia ni siquiera ha comenzado. Tsipras viajar¨¢ en breve a Bruselas, y su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, a Londres, Par¨ªs y Roma para dar a conocer sus planes. ¡°Los Gobiernos perif¨¦ricos son los m¨¢s asustados por el ¨¦xito de Syriza y la operaci¨®n de relajaci¨®n que se est¨¢ gestando: lo han pasado mal y temen que la oposici¨®n de izquierdas en sus respectivos pa¨ªses siga la estela de Tsipras¡±, explican fuentes europeas.

En ese juego de humo y espejos, Atenas quiere apoyarse en Par¨ªs y Roma. Pero Berl¨ªn gana para su causa a Madrid, Lisboa y Dubl¨ªn, que refuerzan ese relato moral de que hay que pasarlo mal para cosechar los frutos de las dif¨ªciles reformas. Siempre en esa l¨ªnea, el alem¨¢n Wolfgang Sch?uble reiter¨® que Grecia debe cumplir sus compromisos, y dej¨® un aviso a navegantes: Berl¨ªn ¡°es dif¨ªcil de chantajear¡±. Vaya si lo es.