Terreno poco apto para la guerra
El desaf¨ªo b¨¦lico ruso en el Este, el yihadismo o la ciberguerra son las nuevas amenazas a las que se enfrenta la UE, lastrada por la burocracia, la descoordinaci¨®n y la falta de fondos
En su estanter¨ªa de una escuela de cadetes cercana a Mosc¨², el general de divisi¨®n Alex¨¢nder Vlad¨ªmirov conserva dos impresionantes vol¨²menes encuadernados en rojo. Seg¨²n informa la cadena BBC, que fue a visitarlo hace poco, Vlad¨ªmirov expone "su teor¨ªa y sus conocimientos sobre c¨®mo hacer la guerra". El general dice con orgullo que su trabajo es "tres veces m¨¢s extenso que Guerra y Paz, de Tolst¨®i".
No est¨¢ claro si la estrategia de los hombrecillos verdes que Vlad¨ªmir Putin utiliz¨® el a?o pasado para la anexi¨®n de Crimea se encuentra tambi¨¦n en la obra. En todo caso, el general Vlad¨ªmirov es una autoridad de la maskirovska (literalmente, la peque?a mascarada), que constituye el n¨²cleo de la estrategia b¨¦lica rusa en Ucrania. La forma de hacer la guerra de Putin ha desconcertado a los observadores occidentales. Ya se les denomine h¨ªbridos, ambiguos o camuflados, "los conflictos no declarados son un componente importante de la guerra actual", afirma Jean-Marie Gu¨¦henno, ex vicesecretario general de la ONU y actual presidente del Grupo Internacional de Crisis. "Esa clase de conflictos representa un desaf¨ªo para Europa. ?C¨®mo se puede proteger pol¨ªtica y jur¨ªdicamente contra una agresi¨®n encubierta?".
25 a?os despu¨¦s del final de la Guerra Fr¨ªa, Europa se enfrenta a toda una serie de nuevas amenazas. Aun siendo formidable, la desestabilizaci¨®n provocada por Rusia al este de sus fronteras es tan solo un reto m¨¢s. Para los expertos, la amenaza de los ciberataques es de m¨¢xima importancia, ya que tambi¨¦n en ese terreno se plantean numerosos problemas nuevos en lo que se refiere al Derecho Internacional, los derechos de libertad ciudadana y la carrera tecnol¨®gica por la seguridad. "Hoy d¨ªa es probable que cualquier guerra significativa empiece por un ataque a la Red", opina Jean-Marie Gu¨¦henno, que en 2012 recibi¨® el encargo del Gobierno franc¨¦s de coordinar el Libro Blanco de Defensa. Hace unos d¨ªas, el ex primer ministro sueco Carl Bildt subrayaba en Davos que en este tipo de guerra los costes que origina la defensa superan con mucho a los del ataque.
Las amenazas proceden de las regiones inestables situadas al este y al sur de las fronteras
Desde el 11-S, Occidente ha entrado en contacto con una nueva categor¨ªa de amenazas terroristas. Ya en los a?os ochenta, algunos pa¨ªses europeos se familiarizaron con los ataques que llegaban desde Oriente Pr¨®ximo, como el atentado en Francia a la sinagoga de la calle Cop¨¦rnico. La matanza de 17 periodistas, polic¨ªas y clientes jud¨ªos de un supermercado de alimentos kosher en Par¨ªs fue un tr¨¢gico recordatorio de la amenaza. El terrorismo islamista no conoce fronteras, sus grupos reclutan a sus cachorros en el coraz¨®n de Europa; para ellos, lo importante es controlar a las personas, no los territorios.
Una novedad es que las amenazas para Europa proceden de las regiones inestables situadas al este y al sur de sus fronteras, en las que las estructuras estatales son d¨¦biles o han sido totalmente desmanteladas. All¨ª, el l¨ªmite entre la guerra y la paz es difuso, y los "conflictos latentes" son sin¨®nimo de guerra permanente.
A pesar de estar experimentando toda una serie de nuevas amenazas, Europa no siempre reacciona dando muestras de mayor unidad, lo cual no resulta muy sorprendente. El Tratado de Lisboa deja las cuestiones de seguridad en manos de los Estados miembros, y a estos les sigue costando ceder soberan¨ªa en materia de defensa y seguridad.
Las peculiaridades nacionales, las caracter¨ªsticas hist¨®ricas, las diferentes normas constitucionales, la influencia de los Parlamentos, todo contribuye a que, en definitiva, la guerra y la paz resulten un terreno poco apto para llegar a un protocolo com¨²n europeo. Aunque un enfrentamiento b¨¦lico entre los Estados miembros se ha convertido en algo absolutamente inconcebible, estos no dan se?ales de la m¨¢s m¨ªnima disposici¨®n a hacer frente a las amenazas externas de forma conjunta. A ello se a?aden las duras limitaciones financieras. En una ¨¦poca en que las arcas est¨¢n vac¨ªas, la mayor¨ªa de los pa¨ªses han reducido sus presupuestos de defensa tambi¨¦n en el marco de la OTAN.
Los Estados miembros no dan se?ales de enfrentar los desaf¨ªos externos de forma conjunta
En el ?ndice de Paz Global del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigaci¨®n de la Paz, Islandia, Dinamarca, Austria y Suiza ocupan los primeros puestos. "Europa central y occidental son con diferencia las regiones m¨¢s pac¨ªficas", constata la instituci¨®n. Por eso tampoco parece que Europa tenga ninguna necesidad especial de preocuparse por la paz en el mundo. Si se toma como referencia Afganist¨¢n, los pa¨ªses que m¨¢s tropas aportan a las misiones internacionales de paz son Pakist¨¢n, India, Etiop¨ªa o Uganda.
La tendencia est¨¢ clara: Europa gasta cada vez menos en su propia defensa, mientras que en Asia y en Rusia el gasto va en aumento. En Europa, los recursos destinados han descendido un 2,4%, y en EE UU un 7,8%, mientras Rusia sigue la direcci¨®n contraria y los ha incrementado un 4,8%. En Europa, Espa?a (con un 13% menos), Hungr¨ªa (12% menos) y Holanda (8,3% menos) ocupan puestos destacados a la cabeza de la reducci¨®n del gasto en armamento.
Desde 2008, en su informe anual, la OTAN advierte sin reservas de los peligros que comporta la reducci¨®n del gasto en defensa. Tan solo cinco de sus Estados destinan un m¨ªnimo del 20% de su presupuesto a modernizaci¨®n, tal y como establecen los acuerdos. El resultado, afirma la OTAN con pragmatismo, es "una dependencia cada vez mayor de EE UU y una asimetr¨ªa creciente entre los socios europeos. Existe el peligro de que la solidaridad dentro de la Alianza quede menoscabada".
A pesar de todo, algunos Estados de la UE se mantienen fieles a su tradici¨®n de hacer uso de la fuerza militar y est¨¢n dispuestos a movilizar a sus fuerzas armadas en el exterior. Es el caso, sobre todo, de Francia y Gran Breta?a, pero tambi¨¦n de algunos pa¨ªses escandinavos, como Dinamarca. Con su acuerdo de cooperaci¨®n en materia de defensa de 2010 (Tratado de Lancaster House), ambos pa¨ªses asumieron una especie de liderazgo doble de la defensa europea e inmediatamente dejaron claras sus aspiraciones cuando en 2011 se pusieron a la cabeza de la intervenci¨®n militar contra el r¨¦gimen de Gadafi en Libia.
Gastamos menos en nuestra propia defensa, mientras en Asia y Rusia el gasto va en aumento
Desde entonces, las ambiciones intervencionistas del primer ministro David Cameron se han visto frenadas por la pol¨ªtica interior. En Gran Breta?a, las heridas por el fracaso en Irak a¨²n no se han cerrado, y en 2013 la resistencia del Parlamento le oblig¨® a un cambio de rumbo en Siria. Es cierto que el 60% de los brit¨¢nicos piensa que su pa¨ªs deber¨ªa seguir siendo una gran potencia. Pero el estudio del Real Instituto de Asuntos Internacionales que se acaba de hacer p¨²blico tambi¨¦n hace referencia al precio que estar¨ªan dispuestos a pagar por ello: nada. El 70% de los entrevistados opina que Gran Breta?a deber¨ªa ser responsable de la seguridad internacional. Pero, ?junto con qui¨¦n? Los brit¨¢nicos mantienen una actitud esc¨¦ptica con respecto a la UE, que, seg¨²n ellos, gasta demasiado. Del mismo modo, tambi¨¦n est¨¢ aumentando su distancia con EE UU, donde los que consideran que existe una relaci¨®n especial con Reino Unido representan tan solo un 25%.
As¨ª que parece que en Europa solo queda Francia para dirigir los asuntos relacionados con la seguridad. Dentro de la Uni¨®n es el ¨²nico pa¨ªs que cumple los requisitos para llevar a cabo una intervenci¨®n militar en el extranjero: sus fuerzas armadas son lo bastante numerosas y tienen la experiencia necesaria, y, sobre todo, existe la voluntad pol¨ªtica para hacerlo. Actualmente hay 20.000 soldados franceses movilizados en todo el mundo, de los cuales 8.000 participan en operaciones de guerra sobre todo en ?frica, en la regi¨®n del Sahel y en Oriente Pr¨®ximo. Despu¨¦s de las acciones terroristas de Par¨ªs, otros 10.000 prestan servicio en las calles de la Rep¨²blica.
Desde el atentado, el apoyo a esta pol¨ªtica ha aumentado. Seg¨²n una encuesta llevada a cabo el 28 de enero por el instituto Ipsos para Le Monde, m¨¢s del 50% de los franceses est¨¢ de acuerdo con las intervenciones militares en el exterior. El 65% se declara a favor de un compromiso m¨¢s activo en Siria en contra del yihadismo. A la pregunta de si se sent¨ªan en guerra, un 53% respondi¨® que s¨ª, y el 63% mostr¨® confianza en la posibilidad de ganarla.
¡°Es probable que cualquier guerra significativa empiece por un ataque a la Red¡±
El 23 de enero, el presidente Holland anunci¨® en Davos que Francia desea "ser ¨²til al mundo". Sus palabras pusieron de manifiesto la convicci¨®n del pa¨ªs de que sus tropas han sido movilizadas por el bien de Europa, y no solo por el inter¨¦s nacional. No obstante, el Gobierno no ha querido convencer a sus socios europeos de que cofinancien las intervenciones, o que participen en ellas de forma significativa. Falta una visi¨®n estrat¨¦gica, una respuesta a una pregunta sencilla: y despu¨¦s, ?qu¨¦?
Y es que, en toda Europa, la estrategia es una cuesti¨®n complicada. En 2013, el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores compar¨® la documentaci¨®n en materia de estrategia de los Estados de la UE. El resultado fue "un coro disonante sin metas conjuntas ni aspiraciones compartidas".
No nos precipitemos, dicen los expertos de Bruselas, y remiten a la pol¨ªtica exterior com¨²n de la Uni¨®n, que, despu¨¦s de todo, ha logrado desempe?ar un papel clave en las conversaciones con Ir¨¢n, y cuyo prestigio va creciendo en el resto del mundo. Ahora bien, si nos sumergimos en la sopa de letras de las siglas de la Uni¨®n, tambi¨¦n queda claro que hay unas estructuras que siguen luchando invariablemente por las visiones nacionales, la soberan¨ªa, el dinero, los cargos. CSP, DGE, PESC, EMUE, CACGC; un r¨ªo inacabable de documentos y declaraciones de intenciones alimenta el c¨ªrculo interno del aparato de seguridad de Bruselas.
El mejor ejemplo son las discrepancias en torno a un cuartel general com¨²n y a las tropas de intervenci¨®n de la Uni¨®n. Hasta ahora, ambos existen b¨¢sicamente en las presentaciones de Powerpoint, mientras que en el Comit¨¦ Militar se suceden los enfrentamientos con Gran Breta?a por la necesidad de una OTAN paralela. No menos ruidosa fue la larga pelea con Turqu¨ªa que tuvo lugar en el seno de la Alianza por la cuesti¨®n de Chipre.
Tambi¨¦n hay ejemplos positivos, como la cooperaci¨®n de los servicios secretos. En este terreno las cosas se rigen por principios claros. "Todos los pa¨ªses ponen y todos los pa¨ªses toman. El que no pone nada, tampoco recibe nada", explica un experto del c¨ªrculo de los servicios transatl¨¢nticos. En este sentido, la situaci¨®n es delicada sobre todo para el Gobierno alem¨¢n, que, despu¨¦s de las revelaciones de Snowden, est¨¢ m¨¢s sometido a la presi¨®n de la opini¨®n p¨²blica que ning¨²n otro de la UE. En Francia o en Gran Breta?a, la clase pol¨ªtica prefiere callar.
Despu¨¦s de la Guerra Fr¨ªa, la UE es el mejor ejemplo de postergaci¨®n de la fuerza
En general, en Alemania el Gobierno federal representa la institucionalizaci¨®n del dilema. Su dualidad en pol¨ªtica exterior se observa especialmente bien en la Uni¨®n. Su peso pol¨ªtico ha crecido enormemente con la crisis del euro, y en el conflicto ucranio se ha aceptado el papel de la canciller y del ministro de Exteriores como mediadores. En los c¨ªrculos de los analistas se habla del "momento alem¨¢n". A Siria, en cambio, ha enviado unas pocas armas y alg¨²n instructor, mientras que, por lo dem¨¢s, se ha mantenido cautelosa. En Mal¨ª, lo mismo. Y para ?frica central hace alg¨²n que otro transporte.
El peculiar papel de Alemania en el terreno militar ¡ªque obedece a razones hist¨®ricas y es dif¨ªcil de cambiar socialmente¡ª es visto con recelo por sus vecinos. Eso por una parte. Por la otra, un observador alem¨¢n de la OTAN se?ala lac¨®nico que si Alemania destinase realmente el 2% de su PIB a defensa, como quiere la Alianza, el presupuesto aumentar¨ªa en 20.000 millones y el pa¨ªs se situar¨ªa en una posici¨®n muy aventajada con respecto al resto. Es decir, adem¨¢s de la supremac¨ªa econ¨®mica, disfrutar¨ªa tambi¨¦n de la militar. Eso ser¨ªa demasiado para Europa.
No obstante, en Alemania tambi¨¦n se est¨¢ produciendo un cambio de actitud, aunque sea poco a poco. Durante la visita oficial del nuevo secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, la canciller Merkel se permiti¨® dar por primera vez alguna se?al cautelosa que apuntaba a un aumento del presupuesto de defensa. Adem¨¢s, hay diversos indicios de que el pa¨ªs podr¨ªa desempe?ar un papel especial en los nuevos conflictos a los que se enfrenta la OTAN en Europa central. Alemania y Holanda ser¨¢n las impulsoras de las tropas de intervenci¨®n r¨¢pida de la Alianza. En cuanto a las tropas de intervenci¨®n, que ya existen desde hace tiempo y que est¨¢n dirigidas por un cuerpo de Ej¨¦rcito germanoholand¨¦s, tendr¨¢n que asumir de momento un nuevo papel en el Este.
En general, Berl¨ªn ha convertido la cooperaci¨®n entre pa¨ªses en su se?a de identidad. Por ejemplo, Holanda ha puesto su transporte a¨¦reo bajo mando alem¨¢n, se est¨¢ ensayando la colaboraci¨®n log¨ªstica y se est¨¢n formando estructuras bilaterales tambi¨¦n con Francia y con Polonia. Los planificadores alemanes de la OTAN lo han bautizado con el nombre de Modelo de Naci¨®n Marco, una especie de estrategia pr¨¢ctica para el invento m¨¢s importante en ¨¦poca de vacas flacas: la puesta en com¨²n que significa reunir las fuerzas militares y compartir las capacidades.
Las crisis se suceden a una velocidad cada vez mayor, y Europa est¨¢ sufriendo la presi¨®n
No todos los pa¨ªses pueden seguir permiti¨¦ndose disponer del cat¨¢logo armament¨ªstico completo. Por ejemplo, para los Estados peque?os como Austria, la preocupaci¨®n principal es la existencia misma de unas fuerzas armadas; Italia tiene serias dificultades para financiar sus fuerzas a¨¦reas; Suecia y Noruega se han puesto de acuerdo para seguir teniendo al menos algo de artiller¨ªa.
Con todo, el principal problema de Europa es el ritmo pol¨ªtico. En comparaci¨®n con los momentos iniciales de la pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n, hace 15 a?os, se han hecho muchas cosas. Pero las estructuras son r¨ªgidas. Despu¨¦s de la Guerra Fr¨ªa, la UE es el mejor ejemplo de postergaci¨®n de la fuerza. El sistema de derecho y el atractivo de una zona econ¨®mica bastaron para llevar un proyecto de paz al interior de Europa oriental. Quien formase parte de ¨¦l podr¨ªa dedicarse en cuerpo y alma a los asuntos de la era posheroica y posmilitar. Hoy d¨ªa, sin embargo, las crisis se suceden a una velocidad cada vez mayor, y Europa est¨¢ sufriendo la presi¨®n.
En su ¨²ltimo libro, Henry Kissinger ha escrito con su habitual perspicacia estratosf¨¦rica que Europa ya no funciona seg¨²n el principio de soberan¨ªa propio del Tratado de Westfalia, ni conforme a la idea secular del equilibrio seg¨²n la cual una potencia siempre tiene su contrapeso. Pero, entonces, ?c¨®mo funciona Europa? Kissinger lo formula lac¨®nicamente: "Es un h¨ªbrido situado constitucionalmente en alg¨²n punto intermedio entre el Estado y la confederaci¨®n, que se mantiene en funcionamiento gracias a las reuniones entre ministros y a una burocracia com¨²n... En su pol¨ªtica exterior representa unos ideales universales sin disponer de los medios para hacer que se respeten, as¨ª como una identidad cosmopolita en conflicto con las lealtades nacionales".
?Bastar¨¢ algo as¨ª en tiempos de crisis? Europa no tardar¨¢ en conocer la respuesta.
Traducci¨®n: News Clips.
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