¡°Todos podemos hacer m¨¢s en la lucha contra el Estado Isl¨¢mico¡±
¡°Estamos dispuestos a que Rusia pague un precio m¨¢s alto por su agresi¨®n a Ucrania¡±, dice
Hace seis a?os, el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunciaba en la Conferencia de Seguridad de M¨²nich un cambio en la pol¨ªtica exterior de Washington, enterrando el unilateralismo y tendiendo la mano a Rusia en lo que calific¨® como un "reinicio" de la relaci¨®n bilateral. Biden intervendr¨¢ este s¨¢bado en ese mismo foro en un escenario internacional muy diferente al que seguramente hab¨ªa bosquejado en 2009. El papel desestabilizador de Rusia en Ucrania, que las sanciones no logran atajar, ha provocado una crisis de seguridad en Europa, avivada por el avance del Estado Isl¨¢mico (EI) en Oriente Pr¨®ximo, cuyos ecos, como demostr¨® Par¨ªs, retumban dentro de nuestras fronteras. Estos asuntos centrar¨¢n la cumbre de M¨²nich y sobre ellos ha tratado Biden en respuesta a un cuestionario enviado por correo electr¨®nico por los diarios que elaboran el Suplemento Europa.
Pregunta. La escalada b¨¦lica en Ucrania ha vuelto a agravarse. El presidente Obama ha declarado que EE UU est¨¢ preparado para "incrementar la presi¨®n" sobre Rusia ?Qu¨¦ significa eso exactamente?
Respuesta. Estoy de acuerdo en que estamos asistiendo a un agravamiento del conflicto militar en Ucrania. Pero que no haya equ¨ªvocos sobre las razones: desde el principio, es la agresi¨®n rusa la que ha provocado este conflicto. Como hemos dicho el presidente Obama y yo, Rusia tiene todav¨ªa la posibilidad de cumplir los compromisos de Minsk, en cuyo caso retirar¨ªamos algunas de las sanciones que hemos impuesto. Ahora bien, si no lo hace estamos dispuestos a que Rusia pague un precio m¨¢s alto por su agresi¨®n a Ucrania.
P. ?Es factible una guerra abierta contra Rusia?
R. Hemos dejado muy claro desde el principio que no existe una soluci¨®n militar para esta crisis, aunque eso sea lo que Rusia est¨¢ tratando de imponer. No tenemos ning¨²n inter¨¦s en una escalada militar y estamos haciendo todo lo posible en el sentido opuesto. Pero Ucrania tiene todo el derecho a defenderse, y para ello estamos proporcion¨¢ndole ayuda en materia de seguridad. Tambi¨¦n hemos tomado otras medidas, como las sanciones econ¨®micas ya mencionadas.
P. Si Ucrania solicitara entrar en la OTAN, ?apoyar¨ªa EE UU la petici¨®n?
R. Los ucranios no han hecho ninguna solicitud formal, y no creo que nadie piense que se van a integrar a corto plazo. Dicho esto, Ucrania tiene el derecho soberano de determinar su propia pol¨ªtica exterior y de seguridad. Y recordemos que este conflicto no tiene nada que ver con la pertenencia a la OTAN. Rusia invadi¨® Crimea cuando Ucrania opt¨® por tener una relaci¨®n m¨¢s estrecha con la Uni¨®n Europea y cuando su poblaci¨®n escogi¨® la democracia por encima de la corrupci¨®n y el gobierno autoritario. En esencia, es un conflicto sobre el principio de que una naci¨®n tiene derecho a decidir su propio futuro. Rusia no est¨¢ dispuesta a dejar que Ucrania tome esas decisiones sobre su futuro, y nosotros no podemos permitirlo.
P. En 2009, EE UU emprendi¨® un "reinicio" de sus relaciones con Rusia. ?Cu¨¢ndo se torci¨® ese rumbo?
R. Hace exactamente seis a?os habl¨¦ en la Conferencia de Seguridad de M¨²nich, en la que volver¨¦ a participar dentro de unos d¨ªas, y utilic¨¦ el t¨¦rmino "reiniciar" para calificar nuestra relaci¨®n con Rusia. Dej¨¦ muy claro entonces cu¨¢les son nuestros objetivos en relaci¨®n con Rusia. Para EE UU es fundamental poder cooperar con Rusia en ¨¢mbitos en los que compartimos intereses, como la lucha antiterrorista, la no proliferaci¨®n y el control de armamento y otros problemas mundiales. Sin embargo, ya dije en 2009, perd¨®neme, porque me voy a citar a m¨ª mismo: "No aceptaremos que ning¨²n pa¨ªs tenga una esfera de influencia. Nuestra postura seguir¨¢ siendo que los Estados soberanos tienen derecho a tomar sus decisiones y escoger sus alianzas". Cuando lo dije entonces, como cuando dije que intentar¨ªa cooperar con Rusia pero no sacrificar¨ªa nuestros principios ni los intereses de nuestros aliados, hablaba en serio; y sigo hablando en serio ahora.
¡°Putin ha escogido un rumbo de represi¨®n interna y violaci¨®n de normas internacionales¡±
P. ?Ve plausible reconducir la relaci¨®n bilateral con Rusia durante la presidencia de Vlad¨ªmir Putin?
R. Entre 2009 y 2012 conseguimos cooperar en muchos aspectos con Rusia. Ratificamos el nuevo tratado START, llevamos suministros a nuestras tropas en Afganist¨¢n a trav¨¦s de la Red de Distribuci¨®n Norte y, juntos, elaboramos la serie m¨¢s amplia de sanciones internacionales que se hayan impuesto jam¨¢s a Corea del Norte e Ir¨¢n. Tambi¨¦n dedicamos esfuerzos a crear el tipo de Rusia que esper¨¢bamos, y seguimos esperando, ver surgir un d¨ªa, contribuyendo a su campa?a para incorporarse a la Organizaci¨®n Internacional de Comercio, para que fuera un pa¨ªs integrado en la econom¨ªa mundial, m¨¢s pr¨®spero y m¨¢s interesado en el orden internacional. Por desgracia, el presidente Putin escogi¨® otro rumbo, de creciente represi¨®n interna y violaci¨®n de las normas internacionales. Nosotros no podemos tolerar ese flagrante desprecio a los principios m¨¢s esenciales del sistema internacional.
P. ?C¨®mo podr¨ªan restablecerse las relaciones con Mosc¨²?
R. Seguimos cooperando con Rusia en todo lo que podemos, pero debemos tener muy claro el reto al que nos enfrentamos; nos encontramos ante un Estado ruso que ha prescindido de la mayor¨ªa de las normas internacionales fundamentales. Si Rusia cambia de actitud, empieza a acatar esas normas y respeta la soberan¨ªa y la integridad territorial de sus vecinos, nuestra relaci¨®n tambi¨¦n cambiar¨¢.
P. ?Se arrepiente el Gobierno estadounidense de no haber atacado al r¨¦gimen de Bachar el Asad despu¨¦s de que utilizara armas qu¨ªmicas?
R. Gracias a la labor diplom¨¢tica, EE UU consigui¨® lo que los ataques militares no hab¨ªan logrado: la eliminaci¨®n de todos los arsenales declarados de armas qu¨ªmicas en Siria. La perspectiva de que unas armas tan terribles pudieran estar en manos de un r¨¦gimen brutal el tiempo suficiente como para que cayeran en manos de terroristas afiliados a Al Qaeda o al EI constituye una amenaza contra la seguridad de Siria, la regi¨®n y el mundo, y nuestro plan de acci¨®n la disminuy¨® de forma radical.
P. Dado que El Asad, en la pr¨¢ctica, es un aliado en la lucha contra el EI, ?su expulsi¨®n sigue siendo un requisito indispensable para lograr un acuerdo en Siria?
R. Estamos colaborando con diversas fuerzas, como los dirigentes iraqu¨ªes de todo el espectro ¨¦tnico y sectario y m¨¢s de 60 socios de otro tipo, para debilitar y derrotar al EI. Muchos pa¨ªses han hecho aportaciones considerables. Todos podemos hacer m¨¢s. Son esos pa¨ªses, no El Asad, los que componen nuestra coalici¨®n contra el EI. No estamos coordin¨¢ndonos con El Asad, que est¨¢ sujeto a sanciones.
P. ?En qu¨¦ condiciones podr¨ªa Occidente negociar con ¨¦l?
R. No vemos c¨®mo va a ser posible que, despu¨¦s de haber perdido toda su legitimidad por sus actuaciones, pueda volver a presidir la Siria estable, pac¨ªfica y unida que deseamos. Por el contrario, vamos a colaborar con elementos fiables de la oposici¨®n moderada para que puedan estabilizar las zonas liberadas y defenderse contra los ataques del EI o del r¨¦gimen.
P. ?Qu¨¦ prioridad dan a la lucha contra el yihadismo en Europa?
R. Debemos asumir muy seriamente la responsabilidad de colaborar con el fin de intercambiar informaciones, interrumpir el flujo de dinero que llega a los terroristas, luchar contra el extremismo violento en nuestras comunidades, entre otras cosas, mediante una verdadera integraci¨®n econ¨®mica y social, y vigilar y destruir las redes que facilitan que los combatientes extranjeros vayan y vengan de los campos de batalla. Las naciones europeas son unos de nuestros socios m¨¢s cercanos en este esfuerzo.
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