La paz no silencia las minas
Desminar los campos colombianos es una de las primeras acciones que podr¨ªan acordar el Gobierno y las FARC para bajar la intensidad al conflicto armado
Una de las ¨²ltimas v¨ªctimas que tuvo el infortunio de pisar una mina en Arauca (Colombia) fue un ni?o de 13 a?os que perdi¨® una pierna, un brazo y un ojo. La mina estaba en el patio de su casa, a la que se llega por una carretera destapada no muy lejos de Ca?o Lim¨®n, uno de los yacimientos petroleros m¨¢s importantes del pa¨ªs. Detr¨¢s est¨¢ el monte. Ah¨ª, dicen, acamp¨® el Ej¨¦rcito d¨ªas antes de la tragedia. Y por donde pasa y acampan los militares, la guerrilla coloca minas. Tambi¨¦n pudo ocurrir que a los soldados se les quedara munici¨®n sin explotar. Nadie lo sabe a ciencia cierta. La explosi¨®n ocurri¨® en noviembre, mientras el ni?o jugaba.
Arauca es una de las regiones de Colombia que est¨¢ a la espera del inicio de lo que los miembros del Gobierno y la guerrilla de las FARC, que negocian en La Habana el fin del conflicto, llaman ¡°desescalar el conflicto¡±, en especial, que empiecen a desminar su territorio. Guillermo Murcia, de 32 a?os, fue una de las 60 v¨ªctimas de todo el pa¨ªs elegidas para verse cara a cara con sus victimarios en la capital de Cuba. Su mensaje ten¨ªa una l¨®gica sencilla: ¡°Puede ser que se callen los fusiles, pero las minas no saben de pactos, nadie las silencia, est¨¢n instaladas esperando a sus v¨ªctimas¡±. Y no cesan de causar da?o.
El ¨²ltimo herido en Arauca fue un campesino de 40 a?os, quien se top¨® con una mina el pasado 27 de diciembre. La cuenta la lleva Murcia. Es el primero en enterarse cada vez que alguien pisa uno de estos dispositivos escondidos en esta zona petrolera fronteriza con Venezuela y en donde abunda el contrabando. ?l prefiere que lo llamen sobreviviente en lugar de v¨ªctima y es el coordinador local de la Campa?a Colombiana contra Minas (CCCM), una organizaci¨®n civil que apoya a los afectados. Por eso les sigue el rastro con la ayuda de voluntarios que viven en los territorios m¨¢s remotos.
Arauca es el cuarto departamento colombiano con mayor n¨²mero de v¨ªctimas por minas. El a?o pasado los afectados llegaron a 28, seg¨²n el Gobierno, y a 40 seg¨²n Murcia. Desde que se tienen cifras, el recuento suma 596. Y en todo el pa¨ªs, son 11.000 los afectados, aunque se cree que la realidad es a¨²n peor. En el caso de Arauca, muchos de los supervivientes se van a Venezuela, porque los servicios de salud son m¨¢s baratos. Otros temen declararse v¨ªctimas, ya que las autoridades suelen estigmatizarlas con la pertenencia a las FARC o al ELN (Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional), las dos guerrillas con presencia en la regi¨®n y protagonistas, hasta hace un par de a?os, de una guerra por el control territorial que dispar¨® los afectados y la cifra de desplazados. Hoy reina un pacto de no agresi¨®n.
Un ni?o de 13 a?os perdi¨® una pierna, un brazo y un ojo al pisar una mina
Lo que le ocurri¨® a Murcia 10 a?os atr¨¢s se repite con frecuencia en la Colombia rural que ha sufrido la guerra. Un d¨ªa antes de que su perro pisara una mina y ¨¦l recibiera el impacto de la explosi¨®n, tres soldados llegaron a su finca para que les vendiera pl¨¢tanos. Para su desgracia, guerrilleros de las FARC estaban del otro lado de la casa. ?l, su esposa y su hijo quedaron atrapados en la balacera.
Murcia relata despacio la explosi¨®n de la mina. ¡°Estaba a 30 metros de la casa. El perro vol¨® en mil pedazos¡±, dice. Y aunque el hombre no qued¨® mutilado, como le ocurre a la mayor¨ªa, perdi¨® gran parte de los m¨²sculos de las piernas. Una esquirla le perfor¨® un pulm¨®n y tambi¨¦n resultaron afectados sus brazos y espalda. Recuperarse le llev¨® cinco meses de hospitalizaci¨®n, siete en silla de ruedas y a?o y medio con muletas. Despu¨¦s, su comunidad pidi¨® a la guerrilla que desminara. ¡°Sacaron m¨¢s de 100 minas pero dejaron una que mat¨® a un anciano¡±, se lamenta. En general, la poblaci¨®n no denuncia la existencia de campos minados por temor a represalias. ¡°Nadie quiere convertirse en sapo [sopl¨®n]¡±, explica un habitante de la zona.
La f¨®rmula ha sido educar a los campesinos. En las paredes del ¨²nico colegio de la zona se lee: ¡°Yo me cuido y cuido a los dem¨¢s¡±, el lema de una campa?a de la CCCM y Unicef. Hay otra iniciativa que lidera el Programa Mundial de Alimentos donde a cambio de mercados la comunidad aprende a actuar ante las minas.
En Colombia se retiran minas desde hace 10 a?os, cuando el Gobierno cre¨® un batall¨®n de 394 hombres dedicado a labores de limpieza donde no hay presencia de grupos armados. Tambi¨¦n colabora la organizaci¨®n brit¨¢nica Halo Trust. ¡°El problema es que esas zonas no son las que requieren desminado. Necesitamos poner parches donde est¨¢ el dolor¡±, dice ?lvaro Jim¨¦nez, director de la CCCM, organizaci¨®n que ha propuesto que se haga ¡°un acuerdo especial¡± entre el Gobierno y las FARC para poder desminar las zonas donde operan las guerrillas. La propuesta incluye 57 lugares en 10 departamentos. "Que escojan algunas de estas zonas para que las limpien las organizaciones que las dos partes decidan¡±, explica.
Los retos son enormes porque 688 municipios del pa¨ªs est¨¢n afectados por minas, seg¨²n el Gobierno. Por eso, pensando en el posconflicto, el primer paso ser¨¢ establecer qu¨¦ partes de esas localidades est¨¢n minadas, dice el general Rafael Alfredo Col¨®n, al frente de la Direcci¨®n para la Acci¨®n Integral contra Minas Antipersonal, dependiente del Gobierno. La ayuda de las FARC ser¨ªa muy valiosa. Se tratar¨ªa, seg¨²n Col¨®n, de ¡°construir con ellos los mapas y reflexionar sobre la vigencia y exactitud de la informaci¨®n¡±.
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