Las agresiones sexuales averg¨¹enzan a la mejor universidad de Brasil
La Facultad de Medicina de S?o Paulo intenta mantener intacta su imagen, mientras los alumnos denuncian una rutina de novatadas y violaciones
Marina Souza Pickman, de 24 a?os, hoy alumna de cuarto curso, cuenta que en sus primeras semanas en la universidad sufri¨® dos agresiones sexuales. Su caso, junto con el de otras nueve chicas que en los ¨²ltimos meses han decidido romper con a?os de silencio, ha revelado un submundo de novatadas violentas y abusos sexuales que se manten¨ªa oculto tras los muros de la Facultad de Medicina de la Universidad de S?o Paulo, una de las m¨¢s prestigiosas y elitistas del pa¨ªs. Las violaciones constituyen solo la punta de un iceberg de una cultura en la no solo se ultraja a las mujeres, sino que se reprime tambi¨¦n a los alumnos homosexuales y negros.
¡°?bamos de una fiesta a otra cuando un compa?ero se ofreci¨® a acompa?arme porque estaba muy borracha. Entonces, me empuj¨® a una sala oscura y comenz¨® a intentar besarme. Me resist¨ª. Nos ca¨ªmos al suelo y ¨¦l se puso encima de m¨ª y me baj¨® los pantalones mientras me sujetaba los brazos. Me penetr¨® con el dedo [¡] Despu¨¦s supe que este mismo colega agredi¨® a otras chicas. Es algo com¨²n¡±, cuenta Marina.
En la segunda agresi¨®n, Marina se despert¨® en Urgencias. ¡°Beb¨ª y no recuerdo nada m¨¢s. Abr¨ª los ojos en el hospital y mis compa?eros me dijeron que cre¨ªan que hab¨ªan abusado de m¨ª. Me llevaron para tomar un medicamento para prevenir el Sida porque cre¨ªan que me hab¨ªan violado sin cond¨®n. El m¨¦dico puso en duda el abuso y mis colegas se negaron a contarle lo que sab¨ªan. D¨ªas despu¨¦s me enter¨¦ de que un alumno me hab¨ªa dejado en una carpa durmiendo y al volver se encontr¨® un empleado de mantenimiento de la facultad encima de m¨ª con los pantalones bajados. Dije que quer¨ªa denunciar, pero el principal testigo, que creo que tambi¨¦n abus¨® de mi, me dijo que no iba a poder probarlo. Silenciaron mi caso. El propio director dijo que ten¨ªa miedo de que la imagen de la instituci¨®n se perjudicase¡±, recuerda Souza.
El empleado acusado de colarse en la carpa, supuestamente tras pagar a alumnos y guardas de seguridad, es el ¨²nico imputado hasta ahora por los episodios de violencia sexual que ensombrecen la vida de las estudiantes y salpican la reputaci¨®n de la instituci¨®n desde 2013. El caso de Marina no es ¨²nico. Por lo menos diez chicas han denunciado p¨²blicamente o ante la Fiscal¨ªa sus casos y una Comisi¨®n Parlamentar (CPI) en la Asamblea estadual ha convocado a directores, v¨ªctimas y supuestos agresores para investigar las violaciones de derechos humanos, hasta ahora ocultas, en las universidades paulistas.
Se calcula que son cometidas 143.000 violaciones al a?o, pero solamente el 35% de las v¨ªctimas denuncian
A los relatos de la Facultad me medicina se han sumado las denuncias de alumnas de otras universidades. Esto ocurre en un pa¨ªs donde se calcula que se cometen 143.000 violaciones por a?o, pero solo el 35% de las v¨ªctimas denuncia, seg¨²n el ¨²ltimo Anuario Brasile?o de Seguridad P¨²blica.
La historia con la que comenz¨® todo es de Phamela Silva Feitosa, alumna de quinto curso de Medicina. Fue en 2013. ¡°Dos compa?eros me invitaron a ir al coche a por m¨¢s bebida. Insist¨ª en que no quer¨ªa ir pero acab¨¦ yendo. Comenzaron a besarme, a tocarme, a meter la mano en mis pantalones. Grit¨¦ y uno de ellos se enfad¨® por eso, me dijo que, en realidad, era lo que yo quer¨ªa. Me salv¨¦ porque pas¨® una pareja¡±.
Phamela denunci¨® el abuso de forma an¨®nima en la p¨¢gina web del N¨²cleo de Estudios de G¨¦nero, Salud y Sexualidad, el ¨²nico lugar que acogi¨® su caso, y desencaden¨® un hurac¨¢n. ¡°La actitud de la Facultad fue hostil, quisieron convencerme de que no hab¨ªa ocurrido nada, de que era algo sin importancia o de que me lo invent¨¦. Incluso me llamaron puta, dijeron que me acostaba con todo el mundo [¡]¡±, relat¨® Phamela en la CPI. Su testimonio impuls¨® la creaci¨®n del grupo feminista Geni, que recibe a las v¨ªctimas de abusos y discriminaci¨®n, abri¨® las puertas a m¨¢s denunciar y oblig¨® a la facultad a crear una primera comisi¨®n para investigar las violaciones y el consumo de drogas en la instituci¨®n.
Mientras los casos pasan a ser de dominio p¨²blico, alumnos que, seg¨²n las v¨ªctimas, han abusado de varias estudiantes en los ¨²ltimos a?os prosiguen impunemente con su rutina de futuros doctores. Ninguno ha sido expulsado. Un ejemplo de la sensaci¨®n de impunidad que reina en la universidad es la canci¨®n que, seg¨²n las v¨ªctimas, se puso de moda en el campus. ¡°Estupro, sim, o que ¨¦ que tem? Se reclamar, vou estuprar voc¨º tamb¨¦m [Violaci¨®n s¨ª, ?qu¨¦ es lo que pasa? Si te quejas voy a violarte a ti tambi¨¦n].
Los veteranos m¨¢s involucrados en las hermandades de la facultad, organizadoras de las fiestas y los rituales de bienvenida, niegan los abusos. Dicen que no supieron nada de las violaciones y que en la facultad no se practican rituales como elpasc¨², una novatada que consiste en introducir pasta de dientes (o cualquier otra cosa) en el ano del reci¨¦n llegado y que apareci¨® varias veces en los relatos de los nuevos alumnos. Insisten en que hay cosas que se pueden mejorar, como la participaci¨®n de las mujeres en las actividades de la universidad, pero que no hay nada condenable.
La actitud de la facultad fue hostil, quisieron convencerme de que no hab¨ªa sucedido nada, de que era algo sin importancia o que yo hab¨ªa inventado. Hasta me llamaron ?puta, dijeron que dorm¨ªa con todo el mundo"
La denuncia de Phamela abri¨® los ojos a los profesores. ¡°Fue su forma de decirnos: Me han violado. ?Vais a hacer algo o no?¡±, recuerda el profesor Paulo Saldiva, presidente de la comisi¨®n que se abri¨® el a?o pasado para investigar los abusos y el consumo de drogas en el campus. ¡°Se habl¨® de reducir el alcohol en las fiestas, pero eso no era alcohol, eso era una tradici¨®n de patrones en la facultad¡±, relata el m¨¦dico. Las conclusiones del informe de la comisi¨®n son un maremoto en la reputaci¨®n de cualquier instituci¨®n, a¨²n m¨¢s en una facultad de medicina: ¡°La violencia sexual ocurre de forma repetida en nuestra convivencia [¡] Se han documentado varios episodios de intolerancia ¨¦tnica y religiosa, con muchos ejemplos de acciones racistas contra nuestros colegas africanos [¡] Las dependencias de la Facultad experimentan rutinariamente el consumo excesivo de drogas [...].¡±
Saldiva abandon¨® su cargo de profesor titular tras concluir el documento. El m¨¦dico se rebel¨® contra el silencio de la direcci¨®n del centro durante el momento m¨¢s cr¨ªtico de la crisis, cuando todo el mundo iba a tener acceso a los casos, al abrirse la CPI. ¡°Avis¨¦ que ten¨ªamos que tener una posici¨®n oficial. Le dije al director que ¨ªbamos a ser atropellados por las circunstancias y que ten¨ªamos que tomar la iniciativa para convertirnos en un ejemplo. No sirvi¨® de nada¡±. Saldiva est¨¢ pensando en abandonar la USP: ¡°quiero saber en que facultad doy clase¡±.
Los veteranos dicen que no sab¨ªan que eran cometidas violaciones y que en la facultad no son practicados rituales como el pascu
A pesar de que entre las denuncias ha aparecido una agresi¨®n de hace diez a?os, al actual director de la Facultad Jos¨¦ Ot¨¢vio Costa el esc¨¢ndalo le explot¨® en las manos, cuando acababa de asumir el cargo en 2014. En un primer embate, Costa intent¨® acabar con la CPI de la Asamblea, seg¨²n denunci¨® su presidente, el diputado estadual Adriano Diogo (PT). El profesor, que rechaz¨® dar una entrevista a EL PA?S, neg¨® esa intromisi¨®n y dijo que solo intent¨® retrasar la comisi¨®n hasta tener esa posici¨®n oficial que Saldiva y este peri¨®dico solicitaron. La facultad ha prohibido las fiestas y el alcohol y ha puesto en marcha un programa que ofrece asistencia jur¨ªdica y psicol¨®gica y un canal de denuncia a las v¨ªctimas. La respuesta institucional est¨¢ lejos de parecerse a la adoptada por los Estados Unidos donde 86 campus est¨¢n bajo investigaci¨®n federal.
¡°Durante mucho tiempo, me culp¨¦ por haber bebido y no haber ofrecido resistencia suficiente, por haber confiado¡±, relata Marina. ¡°Pero hoy me parece rid¨ªculo que no pueda emborracharme en una fiesta de mi facultad con mis compa?eros de clase por si me violan¡±.
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