El pago de reparaciones de guerra abre un frente entre Alemania y Grecia
La petici¨®n formal del Gobierno de Atenas a Berl¨ªn tensa la relaci¨®n bilateral en plenas negociaciones con Europa
Deber moral, ejercicio de memoria hist¨®rica y un cierto ¨¢nimo de revancha (o de justicia po¨¦tica, al menos): en la petici¨®n griega a Alemania del pago de reparaciones por la ocupaci¨®n nazi (1941-44) durante la II Guerra Mundial se mezclan muchos sentimientos, sazonados por el nacionalismo que recorre todo el arco pol¨ªtico del pa¨ªs, de derecha (Griegos Independientes, ANEL) a izquierda (Syriza) y viceversa. Pero, aunque suene extempor¨¢nea ¡ªBerl¨ªn lo considera un asunto zanjado¡ª, la solicitud no se ha desempolvado de los anales; al contrario, desde 2010 era un clamor entre los sectores m¨¢s nacionalistas de Nueva Democracia y Pasok, los partidos en el Gobierno hasta la victoria electoral de Syriza, el pasado 25 de enero.
En abril de 2013, un comit¨¦ del Ministerio de Finanzas evalu¨® en 162.000 millones de euros ¡ªcasi la mitad de la deuda griega, o el 80% del PIB¡ª su cuant¨ªa, sumados el expolio y la destrucci¨®n de infraestructuras (108.000 millones) y la devoluci¨®n del pr¨¦stamo forzoso (54.000 millones) que el Banco de Grecia tuvo que conceder a Berl¨ªn en 1942 para financiar la ocupaci¨®n. Prueba de que el asunto lleva tiempo sobre la mesa fue que en marzo de 2014 el presidente griego, Karolos Papulias ¡ªque de joven particip¨® activamente en la resistencia¡ª, formulara la reclamaci¨®n a su hom¨®logo alem¨¢n, Joachim Gauck, durante una visita oficial de este a Atenas.
Qu¨¦ hace distinta ahora la exigencia tiene que ver con el radical cambio pol¨ªtico y el sustrato ideol¨®gico del primer ministro, Alexis Tsipras, de or¨ªgenes comunistas (los comunistas, y la izquierda en general, fueron los grandes derrotados de la guerra civil que sigui¨® a la ocupaci¨®n). Hace una semana, el jefe del Gobierno remat¨® su discurso program¨¢tico en el Parlamento con la petici¨®n formal de compensaciones a Alemania, que figuraba en el programa electoral de Syriza. ¡°Grecia tiene una obligaci¨®n moral con su pueblo, con la historia, con todos los pueblos de Europa que han luchado y dado su sangre contra el nazismo¡±, dijo a pocos metros de la bancada del partido neonazi Aurora Dorada (17 esca?os, tercera fuerza pol¨ªtica del pa¨ªs). El mismo Tsipras, tras tomar posesi¨®n de su cargo, se dirigi¨® al antiguo campo de tiro de Kesarian¨ª, un barrio de Atenas, para rendir homenaje a los 200 resistentes, en su mayor¨ªa comunistas, fusilados por los alemanes el 1 de mayo de 1944 en represalia por un ataque sufrido por los suyos.
Su ofrenda floral pareci¨® un simple acto simb¨®lico, pero la solicitud formal de compensaciones va unos pasos m¨¢s all¨¢. ¡°Grecia intenta usar diplom¨¢ticamente muchos medios para presionar a Alemania. Tsipras tiene motivaciones pol¨ªticas y nacionales al tiempo. Su estrategia de comunicaci¨®n es mostrar que protege la dignidad de los griegos, a menudo contra las pol¨ªticas de Alemania. Pero a la vez muchos miembros de Syriza y el propio primer ministro creen estar en lo correcto al plantear esta reivindicaci¨®n¡±, sostiene George Tzogopoulos, del centro de estudios Eliamep. ¡°En las presentes circunstancias, este pa¨ªs necesita dinero, y las referencias a la II Guerra Mundial no ayudan. Grecia deber¨ªa iniciar una disputa judicial con Alemania que llevar¨ªa mucho tiempo y cuyo resultado no est¨¢ nada claro¡±, a?ade el investigador.
Tsipras pide 11.000 millones de euros por un pr¨¦stamo forzoso en 1942
La memoria de la ocupaci¨®n se transmite de generaci¨®n en generaci¨®n. Los m¨¢s viejos del lugar, como Katerina Katragalos, de 85 a?os y vecina de Kesarian¨ª, a¨²n recuerdan ¡°el chirrido de los ejes de las carretas cargadas de muertos, la mayor parte de ellos esqueletos de hambre y miseria, que eran recogidos como despojos de las calles¡± durante la invasi¨®n, una de las m¨¢s b¨¢rbaras de Europa y que cost¨® la vida a entre 200.000 y 300.000 griegos, seg¨²n las fuentes (s¨®lo en el invierno de 1941 a 1942 el hambre acab¨® con unas 100.000 personas); unas 40.000 s¨®lo en la regi¨®n de Atenas. Tambi¨¦n se recuerdan los expolios, el saqueo de cosechas, alimentos y bienes, o, en fin, la afrenta de la bandera nazi ondeando en lo alto de la Acr¨®polis, de donde fue arrancada por Manolis Glezos, hoy nonagenario eurodiputado de Syriza y principal promotor hace d¨¦cadas de esta causa.
Tambi¨¦n ocupa un lugar destacado en los libros de texto el rosario de atrocidades perpetradas por las SS contra la poblaci¨®n: D¨ªstomo, donde mataron en 1944 a 218 civiles en respuesta a un ataque partisano; Kal¨¢vryta, con m¨¢s de 700 v¨ªctimas mortales, o Ligiadis, con cientos de ca¨ªdos. Algunos de esos cr¨ªmenes de guerra, como el de D¨ªstomo, han sido elevados a la justicia internacional, sin resultado. Ahora Atenas, con la petici¨®n a Berl¨ªn, abre un frente para resta?ar heridas que a¨²n supuran, pero tambi¨¦n para evitar males semejantes en el futuro, como apunt¨® hace d¨ªas el ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, en Berl¨ªn: Alemania, felizmente, ha erradicado el nazismo; en Grecia es la tercera fuerza pol¨ªtica en el Parlamento.
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