Grecia y el euro
Devaluar la moneda bajo el amparo de la UE es una soluci¨®n
El culebr¨®n griego contin¨²a inexorablemente: tras semanas de negociaci¨®n, de p¨®quer tramposo y de amenazas reales, el Eurogrupo puede proponer una pr¨®rroga condicional a Grecia para cumplir con el tercer plan de rescate, pero todos saben que eso no va a resolver nada y que, endureciendo Alemania cada vez m¨¢s sus exigencias, habr¨¢ que zanjar definitivamente el conflicto.
Para los miembros del Eurogrupo, los dirigentes de Atenas, a pesar del apoyo de Francia e Italia a Grecia, no tienen otra elecci¨®n sino aceptar la pol¨ªtica de austeridad o salir de la zona euro. Si el pa¨ªs dispone todav¨ªa de dos o tres meses de financiaci¨®n antes de entrar en quiebra, si puede sostenerse a¨²n uno o dos a?os con ayudas acordadas a cuentagotas, est¨¢ claro que a medio plazo no podr¨¢ permanecer en la zona euro, salvo provocando una cat¨¢strofe humana m¨¢s devastadora que la que sufre hoy. Deber¨¢, de una forma u otra, encontrar un medio de arreglo que le permita devaluar el euro griego saliendo de los mecanismos de ajuste en vigor.
Es a esta conclusi¨®n, realista y de sentido com¨²n, a la que ha llegado el principal responsable de la entrada de Grecia en la zona euro, el expresidente franc¨¦s Val¨¦ry Giscard d'Estaing (entrevistado en el peri¨®dico de econom¨ªa franc¨¦s Les Echos): fue ¨¦l quien, frente al rechazo de los alemanes, abog¨® para permitir que Grecia formase parte de la zona euro, argumentando que ¡°no se pod¨ªa cerrar la puerta al pa¨ªs de Plat¨®n¡±. Hoy, constata no sin ira que los dirigentes europeos actuales brillan sobre todo por su incompetencia, que son incapaces de proponer una aut¨¦ntica soluci¨®n a los problemas de la zona euro desde la crisis de 2008, y que hay que permitir a Grecia ¡°devaluar su moneda¡± saliendo de la zona para retornar una vez saneado su pasivo. Es la que llama ¡°la salida amistosa¡±. El prop¨®sito es l¨²cido: salir temporalmente del euro, organizar una devaluaci¨®n bajo los auspicios de las autoridades monetarias europeas, es, en efecto, la ¨²nica soluci¨®n para afrontar la dram¨¢tica situaci¨®n social y humana en la que se encuentra el pa¨ªs heleno. Pero esto significar¨ªa una reforma ¡ªla ¨²nica verdaderamente necesaria¡ª del Tratado monetario europeo, es decir casi declarar un casus belli con Alemania.
Los dirigentes de Syriza saben que su programa iba a topar con la ortodoxia germ¨¢nica y que el voto que les ha conducido al poder entrar¨ªa en contradicci¨®n frontal con las obligaciones del euro. Deben hoy elegir entre la renuncia parcial a este programa, por tanto desviarse de la confianza ciudadana, o aplicar su promesa electoral de no aceptar un nuevo rescate, y, obviamente, dejar de pertenecer a la zona euro. Las concesiones coyunturales que pueden conseguir ahora son puramente artificiales: s¨®lo permiten retrasar el desenlace final. Pues se ha demostrado no solamente que la mayor¨ªa del Eurogrupo no quiere cambiar la pol¨ªtica de austeridad sino, m¨¢s a¨²n, rechaza la expresi¨®n de la soberan¨ªa popular nacional cuando ¨¦sta topa con la estrategia monetarista vigente. Lecci¨®n para todos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.