EE UU abraza causas progresistas
Del matrimonio gay al discurso sobre las desigualdades, los cambios en la sociedad estadounidense se aceleran con Obama
Hay cambios que, de tan r¨¢pidos, corren el riesgo de pasar desapercibidos. Un d¨ªa el mundo es otro; nada es igual. En unos a?os, menos de una d¨¦cada, la sociedad estadounidense ha abrazado causas progresistas que hasta hace poco parec¨ªan inimaginables.
No es que Estados Unidos se haya hecho de izquierdas de repente. Los valores conservadores y la desconfianza en un Estado central fuerte siguen arraigados. La victoria del Partido Republicano en las legislativas de noviembre es la prueba de que este es un pa¨ªs dividido.
Pero, desde la legalizaci¨®n del matrimonio homosexual hasta el retroceso de la pena de muerte, el pa¨ªs que el dem¨®crata Barack Obama dejar¨¢ cuando en 2017 abandone la Casa Blanca ser¨¢ m¨¢s tolerante y abierto a ideas que, cuando lleg¨® al poder en 2009, eran marginales.
¡°En cuestiones sociales, el pa¨ªs ha cambiado radicalmente hacia una direcci¨®n m¨¢s progresista¡±, dice John Halpin, investigador en el laboratorio de ideas Center for American Progress. ¡°No podr¨ªa haberse anticipado en los a?os ochenta o noventa¡± del siglo pasado.
En 15 d¨ªas, tres noticias han evidenciado la transformaci¨®n. La semana pasada, el Center for American Progress, cercano al dem¨®crata Obama, y los hermanos Koch, los financieros de la derecha, anunciaron que se han unido para reformar el sistema de justicia penal.
Ejecuciones a la baja, pistolas al alza
La pena de muerte y el derecho a llevar armas distinguen a Estados Unidos de la mayor¨ªa de democracias desarrolladas y son rasgos que, vistos desde fuera, refuerzan la idea de que esta es una sociedad conservadora. EE UU es, con Arabia Saud¨ª, China, Ir¨¢n y Yemen, el pa¨ªs que m¨¢s personas ejecuta cada a?o. Y es el pa¨ªs del mundo con m¨¢s pistolas per c¨¢pita entre civiles. Le sigue Yemen.
Pero mientras que la pena de muerte retrocede, el apoyo a las armas aumenta. Por primera vez en dos d¨¦cadas, m¨¢s estadounidenses est¨¢n a favor de proteger los derechos de los portadores de armas que de restringirlos, seg¨²n un sondeo del Pew Research Center.
La pena de muerte cuenta con el apoyo de los estadounidenses ¡ªun 63%, seg¨²n el instituto de encuestas Gallup¡ª pero este apoyo ha decrecido desde los noventa, cuando rondaba el 80%. Hoy est¨¢ abolida en 18 Estados. De estos, seis la ha eliminado en la ¨²ltima d¨¦cada. Si a estos se suman los que han suspendido las ejecuciones o llevan m¨¢s de cinco a?os sin aplicarlas, la cifra de Estados sin pena capital se eleva a 36, seg¨²n el Centro de Informaci¨®n sobre la Pena de Muerte.
Ambos, preocupados por la superpoblaci¨®n carcelaria y los episodios de tensiones raciales en Ferguson (Misuri), impulsan una campa?a para reducir las penas de prisi¨®n y modificar las leyes y las pr¨¢cticas que criminalizan a las minor¨ªas. EE UU es ahora l¨ªder mundial en poblaci¨®n penitenciaria: en este pa¨ªs vive el 5% de la poblaci¨®n mundial y el 25% de los prisioneros, seg¨²n datos de la Asociaci¨®n Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP).
La alianza entre progresistas y conservadores marca el fin de una era, la de law and order, la ley y el orden: las pol¨ªticas de mano dura que la derecha promovi¨®, y a las que la izquierda no tuvo otro remedio que sumarse si no quer¨ªa parecer blanda ante el crimen rampante de los a?os setenta y ochenta.
La misma semana, la cadena de hipermercados Wal-Mart, la primera empresa privada de este pa¨ªs en n¨²mero de empleados, dijo que aumentar¨¢ el salario m¨ªnimo a medio mill¨®n de trabajadores, hasta nueve d¨®lares por hora (casi ocho euros). Que Wal-Mart, un gigante en uno de los sectores peor pagados, mejore los salarios, aunque sea modestamente, es un reconocimiento de la recuperaci¨®n econ¨®mica, pero tambi¨¦n da alas al debate, auspiciado por la Casa Blanca, sobre la desigualdad de ingresos y la erosi¨®n de la clase media.
La semana anterior, las bodas entre personas del mismo sexo empezaron a oficiarse en Alabama. Este Estado del Sur profundo es uno de los m¨¢s conservadores: all¨ª no vence un dem¨®crata en unas presidenciales desde Jimmy Carter en 1976. Cuando hace siete a?os Obama gan¨® sus primeras elecciones presidenciales, no s¨®lo los republicanos sino tambi¨¦n ¨¦l se opon¨ªa al matrimonio homosexual. ¡°Creo que el matrimonio es la uni¨®n entre un hombre y una mujer", dec¨ªa. El viraje fue brusco. En estos a?os Obama ha abierto las Fuerzas Armadas a los homosexuales declarados y apoya las bodas. En 37 de los 50 Estados de la Uni¨®n son legales; hace tres a?os s¨®lo lo era en nueve. En junio, el Tribunal Supremo puede declararlo constitucional en todo el pa¨ªs.
¡°Algunas ideas que los izquierdistas han propuesto y que siguen defendiendo sin duda avanzan¡±, dice Michael Kazin, codirector de la revista Dissent y autor de American Dreamers (So?adores americanos), una historia de la izquierda estadounidense. ¡°En particular¡±, prosigue, ¡°las que ampl¨ªan la definici¨®n de la libertad individual y colectiva: el matrimonio del mismo sexo y la libertad sexual para todos son los ejemplos m¨¢s obvios. La reforma de la inmigraci¨®n, hasta cierto punto, tambi¨¦n¡±.
La paradoja es que muchos de estos avances son indistinguibles de la agenda libertaria, la de los conservadores que desconf¨ªan de cualquier intervenci¨®n del Estado en la vida privada de los ciudadanos. Ocurre con la legalizaci¨®n de la marihuana, autorizada para fines recreativos en cuatro Estados. Que un pol¨ªtico, como Bill Clinton en los noventa, se viese hoy obligado a la pirueta de decir que fum¨® un porro pero no se trag¨® el humo, sonar¨ªa hoy grotesco.
Los cambios demogr¨¢ficos ¡ªel auge de la minor¨ªa latina y la llegada a la edad adulta de la generaci¨®n del milenio, nacida despu¨¦s de 1980¡ª modifican el perfil ideol¨®gico de EE UU. Los millenials son m¨¢s liberales (progresistas, en el sentido estadounidense) que las generaciones anteriores. Los latinos, aunque apegados a los valores tradicionales de la familia y la religi¨®n, favorecen un papel activo del Estado en la econom¨ªa.
Incluso los republicanos adoptan el discurso sobre la pobreza y la desigualdad, hasta hace poco monopolio de la izquierda. ¡°La recuperaci¨®n se nota por doquier excepto en los salarios americanos. Para demasiadas personas el sue?o americano se ha convertido en un espejismo¡±, dijo hace unos d¨ªas, en un discurso program¨¢tico, Jeb Bush, hermano e hijo de presidente y posible candidato del Partido Republicano para suceder a Obama.
Pero la nueva ret¨®rica de la derecha no significa que renuncie a la oposici¨®n frontal a la reforma sanitaria de Obama o a sus medidas para regularizar inmigrantes. Halpin ¡ªcoautor, con John Podesta, asesor de Obama y los Clinton, del libro The power of progress (El poder del progreso)¡ª duda de que en materia econ¨®mica el pa¨ªs se haya movido en una direcci¨®n tan progresista como en materia de costumbres. Los a?os de Obama, los del avance del matrimonio homosexual y de causas progresistas como la reforma sanitaria o la regularizaci¨®n de los inmigrantes, son las de una mayor polarizaci¨®n, los del Partido Republicano m¨¢s derechizado de las ¨²ltimas d¨¦cadas.
¡°En general el p¨²blico quiere que se act¨²e en el ¨¢mbito nacional para crear empleo, gastar en educaci¨®n, para la cobertura sanitaria...¡±, dice Halpin. ¡°Pero esto todav¨ªa no se ha traducido en una acci¨®n pol¨ªtica masiva¡±.
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