De vacaciones con una nueva moneda
Las diferencias de cambio causan fuertes desigualdades en Mercosur
Un uruguayo, un argentino y un brasile?o toman un caf¨¦ en un hotel de Piri¨¢polis, balneario uruguayo que cada a?o recibe a unos 100.000 turistas, llegando a multiplicar su poblaci¨®n por 10. Con sus playas agrestes y ciudades tranquilas, las costas uruguayas son el destino predilecto de muchos extranjeros. Al llegar la cuenta en d¨®lares, saltar¨¢n todas las diferencias del cambio dentro de Mercosur: para el brasile?o ser¨¢ una ganga, debido a la fortaleza del real; el argentino pagar¨¢ el caf¨¦ a precio de oro por las dificultades de su pa¨ªs para conseguir d¨®lares; y el uruguayo sentir¨¢ en su bolsillo la depreciaci¨®n que ha sufrido el peso en el ¨²ltimo a?o.
Hartos de lidiar con las variaciones del tipo de cambio, los promotores tur¨ªsticos de Piri¨¢polis han creado este verano el peso piria, con el fin de atraer turistas locales y ser menos dependientes del exterior. El peso piria es un billete con la esfinge de Francisco Piria, un millonario y socialista ut¨®pico, que a principios del siglo XX construy¨® el balneario de la localidad, con tren, edificios y paseo mar¨ªtimo.
El billete piria es, en realidad, un vale que puede ser retirado en las oficinas de turismo con s¨®lo presentar el documento de identidad uruguayo. Con ¨¦l, se accede a un descuento del 10% en la mayor¨ªa de los comercios: desde supermercados a hoteles, pasando por restaurantes y hasta ferreter¨ªas.
El presidente de la Asociaci¨®n de Promoci¨®n Tur¨ªstica, Pablo Gasalla, asegura que ¡°la iniciativa ha sido recibida con mucha simpat¨ªa por los uruguayos, acostumbrados a que se incentive la llegada de extranjeros¡±.
Desde hace dos a?os el Gobierno de Argentina trata de limitar la salida de d¨®lares del pa¨ªs y controla el cambio del billete verde, que se dispara en el mercado negro mientras se deprecia el peso argentino. Por su parte, el Ejecutivo uruguayo trata de preservar un sector que representa el 7% de su PIB con una bater¨ªa de descuentos impositivos en caso de pago con tarjeta extranjera.
Alba Barber, propietaria de una agencia inmobiliaria, ve con escepticismo tanto el peso Piria como los descuentos y otras medidas. ¡°En el fondo, no hay nada real, nos movemos en un mundo de abstracci¨®n. Estoy segura de que, a la hora de hacer n¨²meros, las ganancias son m¨ªnimas o imposibles de cuantificar¡±, asegura. Barber suspira por los d¨®lares, ¡°la verdadera moneda ¨²nica de Mercosur¡±.
El caos monetario que reina en el veraneo de Mercosur tiene un efecto indirecto en las casas de cambio, como explica Ricardo de Le¨®n, gerente de una sucursal: ¡°Hay poca gente porque este a?o la moda es pagar con tarjeta¡±. Julia, turista argentina jubilada, le interrumpe y se enzarza en una discusi¨®n con Le¨®n: ¡°Pero mi Gobierno ha respondido grabando con un 35% el pago por tarjeta, aunque con eso aplica un tipo de cambio de d¨®lar del 11,50 que es mejor que el cambio oficial¡±. La conversaci¨®n va demasiado r¨¢pido, una jungla de cifras. Al final, agarran un papelito y explican: ¡°En Argentina, hay cuatro d¨®lares: el oficial, el del mercado negro, el turista (para tarjetas) y el comercial. Nosotros tenemos en cuenta cada d¨ªa todas estas variables para trabajar¡±, dice Ricardo Le¨®n con el asentimiento de Julia.
Una pareja de turistas brasile?os, Weslley Timb¨® y Thaisa Freire, explican que acaban de visitar Argentina, donde la fortaleza del real les sirvi¨® para multiplicar sus pesos. Est¨¢n perfectamente al corriente de que en Uruguay les conviene pagar con tarjeta. Prefieren no hacer el c¨¢lculo de cu¨¢nto han perdido en comisiones bancarias y muestran a un compa?ero de viaje inseparable: la calculadora.
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