Obama ante el estancamiento democr¨¢tico
Occidente asume que ya no es el ¨²nico modelo: el capitalismo autoritario gana seguridad mientras las democracias europea y estadounidense viven una crisis de confianza
En el centro de Washington, a dos manzanas de la Casa Blanca, se distribuyen ejemplares en ingl¨¦s del China Daily, diario estatal de la Rep¨²blica Popular China.
Hace unos meses RT, la cadena p¨²blica rusa en ingl¨¦s, coloc¨® anuncios en las calles de la capital de Estados Unidos en los que se ve¨ªa una imagen del presidente George W. Bush proclamando ¡®misi¨®n cumplida¡¯ en la guerra de Irak y se le¨ªa: ¡°Esto es lo que ocurre cuando no obtienes una segunda opini¨®n¡±. El mensaje era que RT pod¨ªa ofrecer al p¨²blico estadounidense las verdades que la prensa estadounidense le ocultaba.
A veces se comparan las tensiones actuales entre Estados Unidos y Rusia por Ucrania, o entre los aliados asi¨¢ticos de EE UU y China, con la Guerra Fr¨ªa. Pero en la Guerra Fr¨ªa habr¨ªa sido dif¨ªcil ver la propaganda sovi¨¦tica ¡ªo china¡ª desplegada con semejante aplomo en un lugar como este. Los tiempos cambian.
La Guerra Fr¨ªa termin¨® hace 25 a?os. Las democracias occidentales ¡ªla estadounidense y las europeas¡ª viven una crisis de confianza. Y Barack Obama, el presidente que en 2009 lleg¨® al poder con la promesa de cambiar EE UU y cambiar el mundo, lo abandonar¨¢ en 2017 con un mundo en el que el impulso democr¨¢tico de 1989 se ha frenado y, seg¨²n algunos polit¨®logos, incluso ha retrocedido.
¡°Todos hemos perdido la concentraci¨®n¡±, dice Larry Diamond, codirector de Journal of Democracy, la revista de referencia en este terreno. Diamond se refiere a la concentraci¨®n menguante de EE UU y los grandes Estados de la Uni¨®n Europa a la hora de promover la democracia y los derechos humanos.
La ola democr¨¢tica que se aceler¨® en 1989 topa con China, Rusia y el fracaso de las Primaveras ?rabes
En 1990, en el ocaso del bloque sovi¨¦tico, hab¨ªa en el mundo 65 democracias. Ahora hay 89, seg¨²n datos de Freedom House. El boom empez¨® en la segunda mitad de los a?os setenta, con el fin de las dictaduras en Portugal y Espa?a, inicio de treinta a?os dorados para las democracias que se acelerar¨ªa tras el derrumbe del bloque comunista.
¡°Al terminar la Guerra Fr¨ªa, los acad¨¦micos en Estados Unidos hablaban del fin de la Historia. Es decir, la democracia hab¨ªa triunfado y esto ser¨ªa el modelo y el esquema para el progreso humano¡±, recuerda Joseph Chinyong Liow, de Brookings Institution. Chinyong Liow ocupa en el laboratorio de ideas washingtoniano la c¨¢tedra Lee Kuan Yew, bautizada con el nombre de l¨ªder que convirti¨® la ciudad-Estado asi¨¢tica Singapur en un modelo de autoritarismo ben¨¦volo que se postula como alternativa a las democracias occidentales. ¡°Esto¡±, contin¨²a, ¡°suced¨ªa hace 20, 25 a?os. Ya nadie habla de ello¡±.
El debate, reproducido en el ¨²ltimo n¨²mero de Journal of Democracy, sobre si las democracias retroceden ¡ªsi existe, como sostiene Diamond, una ¡°recesi¨®n democr¨¢tica¡±¡ª o si simplemente su expansi¨®n se ha estancado no es concluyente. Pero en un argumento coinciden ambos bandos: la euforia democratizadora de los a?os noventa se ha extinguido.
La consolidaci¨®n de un modelo alternativo ¡ªen China o en Rusia¡ª y los reveses de las democracias tradicionales ¡ªdesde la Gran Recesi¨®n hasta la crisis del euro o la par¨¢lisis legislativa en Washington¡ª han socavado el atractivo del modelo occidental. Ya casi nadie defiende que, a corto o medio plazo, la corriente de la historia desemboque irremediablemente en una democracia jeffersoniana o westminsteriana, o que el desarrollo econ¨®mico sea indisociable del sufragio universal y la separaci¨®n de poderes.
El problema no es tanto saber si ahora hay m¨¢s o menos democracias que hace una d¨¦cada. Es otro: el deterioro en pa¨ªses que se sit¨²an en la zona gris entre la democracia y la dictadura, el refuerzo del autoritarismo en pa¨ªses no democr¨¢ticos y una p¨¦rdida de calidad o confianza en las democracias consolidadas.
De las limitaciones de libertades en Venezuela al nuevo expansionismo ruso, del fracaso de las Primaveras ?rabes a nuevo nacionalismo de Xi Jinping, la ola democr¨¢tica topa, 25 a?os despu¨¦s de la ca¨ªda del Muro, con otro muro.
¡°Estoy seguro de que al presidente Obama le preocupa [esta evoluci¨®n] y que le gustar¨ªa ver c¨®mo la democracia y las libertades avanzan¡±, dice Larry Diamond en un correo electr¨®nico. ¡°Pero el hecho es que, desde hace unos a?os, la promoci¨®n de la democracia ha declinado como prioridad en la pol¨ªtica exterior americana y en la pol¨ªtica y la programaci¨®n de la ayuda¡±. Diamond no culpa solo a Obama. ¡°Existe una percepci¨®n creciente¡±, dice, ¡°de que, con la escalada de la guerra contra el terrorismo y la astuta adaptaci¨®n a los reg¨ªmenes autoritarios, Am¨¦rica se est¨¢ replegando en este tema¡±.
Cuando el dem¨®crata Obama lleg¨® a la Casa Blanca hace seis a?os, The New York Times le describi¨® como un l¨ªder proclive, a ¡°tratar con el mundo tal como es m¨¢s que como podr¨ªa ser¡±. Sus acciones ¡ªla cautela ante los conflictos globales, el escepticismo ante el patrioterismo estadounidense de otras ¨¦pocas, la ¡°paciencia estrat¨¦gica¡± que promueve su nueva estrategia de seguridad nacional ante un mundo desordenado; la realpolitik que, por ejemplo, le ha llevado a constatar el fracaso de 50 a?os del embargo al r¨¦gimen cubano¡ª lo confirman.
En el ensayo The fourth revolution (La cuarta revoluci¨®n), los periodistas John Micklethwait y Adrian Wooldridge explican c¨®mo, por primera vez en medio milenio, Europa y EE UU han dejado de estar en la vanguardia de las ideas sobre el buen gobierno. Occidente ha perdido el monopolio.
Micklethwait y Wooldridge citan los versos de Alexander Pope: ¡°Que los necios discutan sobre la mejor forma de gobierno / El que est¨¦ mejor administrado es el mejor¡±. El consenso de Pek¨ªn sustituye al consenso de Washington. L¨ªderes autoritarios de todo el planeta miran a China en busca de inspiraci¨®n (e inversiones). Y China mira a Singapur.
¡°Es posible que lo que encuentran interesante en el modelo de Singapur sea c¨®mo hemos logrado equilibrar pol¨ªticas econ¨®micas liberales con un gobierno fuerte y efectivo¡±, dice Chinyong Liow, de Brookings Institution. Este laboratorio de ideas organiz¨® un coloquio esta semana presentar un libro titulado Las grandes ideas de Lee Kwan Yew. El acto fue una celebraci¨®n acr¨ªtica, en el coraz¨®n del Washington pol¨ªtico, del modelo de Singapur.
¡°En Singapur nos fijamos en los resultados¡±, coment¨® despu¨¦s del coloquio Chan Heng Chee, que fue embajadora de Singapur en Washington y preside el Centro Lee Kuan Yew en la Universidad de Tecnolog¨ªa y Dise?o de Singapur. ¡°No creemos en la separaci¨®n de poderes¡±.
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