Por qu¨¦ la protesta del domingo en Brasil es m¨¢s grave que la de 2013
Las manifestaciones en Brasil preocupan m¨¢s ahora porque el pa¨ªs, en vez de haber mejorado, est¨¢ peor que entonces
Las manifestaciones de protesta convocadas para el domingo en todo el pa¨ªs, llamadas 15/15, no ser¨¢n las de 2013, cuando los brasile?os salieron a la calle para exigir un pa¨ªs mejor. En aquella ocasi¨®n este diario se pregunt¨®: ¡°?Por qu¨¦ Brasil y ahora?¡± La respuesta fue que al rev¨¦s, por ejemplo, del movimiento de los indignados de Espa?a, que protestaban por lo que la gente estaba perdiendo con la crisis econ¨®mica de 2008, los brasile?os exig¨ªan lo que a¨²n no ten¨ªan.
No fue la del 2013 una protesta para exigir un cambio de Gobierno, ni de r¨¦gimen pol¨ªtico. No reson¨® en ellas el ¡°Fuera Dilma¡±. Se exig¨ªa a los gobernantes mejores servicios p¨²blicos, mejor calidad de vida, mejores transportes, mejor sanidad y mejores escuelas. Y menos corrupci¨®n pol¨ªtica.
¡°?ramos infelices y no lo sab¨ªamos¡±, rezaba uno de los miles de carteles creativos de aquellas manifestaciones. Significaba que los brasile?os se sent¨ªan conformes con lo ya obtenido y no hab¨ªan tomado total conciencia de que, por ejemplo, sus servicios p¨²blicos eran a¨²n de tercer o cuarto mundo, mientras pagaban impuestos de primer mundo.
La manifestaci¨®n del 15/15 (a¨²n sin saber cual podr¨¢ ser su fuerza) ser¨¢ diferente. No se pide solo que las cosas mejoren, se rechaza el Gobierno de la recesi¨®n, de la inflaci¨®n que corroe los salarios, de servicios cada d¨ªa m¨¢s caros, de una carga tributaria que asfixia cada a?o que pasa. No se soporta m¨¢s la corrupci¨®n cada vez m¨¢s ancha y larga. Y los presentes van a gritar que salga del mando del Titanic que hace aguas el equipo actual: el PT y su comandante, la presidenta Dilma Rousseff.
Hoy, ni Rousseff ni el PT, con mucha probabilidad, ganar¨ªan las elecciones
La protesta del 15/15 es m¨¢s grave que la anterior porque Brasil, en vez de haber avanzado desde entonces empujado por las promesas que le hicieron y no fueron cumplidas, ha empeorado.
Se podr¨¢ alegar que en las ¨²ltimas elecciones la mayor¨ªa de votos fue para Rousseff y que es solo la minor¨ªa la que hoy protesta inconforme con el resultado de las urnas. Sin embargo quien toma el pulso a la opini¨®n p¨²blica puede advertir, como lo ha revelado el ¨²ltimo sondeo de Datafolha, que esa mayor¨ªa ha cambiado. Hoy, ni Rousseff ni el PT, con mucha probabilidad, ganar¨ªan las elecciones.
De hecho, uno de los motivos de mayor irritaci¨®n de la sociedad es el haber visto que la entonces candidata presidencial Dilma Rousseff no cont¨® la verdad. Present¨® a un Brasil feliz, pujante y sin crisis. Jur¨® que no habr¨ªa recortes ni sacrificios y menos para los m¨¢s necesitados, y acus¨® a sus competidores A¨¦cio Neves y Marina Silva de querer entregar el pa¨ªs a los banqueros que acabar¨ªan robando la comida del plato de los pobres.
Hoy, sin embargo, el ministro de Econom¨ªa del nuevo Gobierno es el banquero Joaquim Levy, formado en una de las escuelas m¨¢s ortodoxas y liberales de Estados Unidos. Y Rousseff le ha entregado, aunque a rega?adientes, las tijeras que ella hab¨ªa condenado.
La crisis que se refleja en el espejo de las protestas de hoy es de credibilidad. Y cuando un pa¨ªs pierde la credibilidad en sus gobernantes y pol¨ªticos es dif¨ªcil una marcha atr¨¢s.
Nada contagia m¨¢s que el desencanto, sobre todo si ese desencanto toca al bolsillo de la gente, ya que se convierte inevitablemente en irritaci¨®n.
Si las protestas de 2013 fueron importantes porque en ellas el Brasil democr¨¢tico se reconoci¨® en una misma esperanza de mejora, lo que hoy cabe pedir es que como entonces, los brasile?os (hasta los m¨¢s irritados) sean capaces de manifestarse pac¨ªficamente, alejando a los violentos y a cuantos reivindiquen soluciones a la crisis que no lleven el sello de garant¨ªa de la democracia.
El fil¨®sofo Hegel elabor¨® la tesis de que no se crea una nueva s¨ªntesis (en este caso, un Brasil mejor) sin antes haber creado la ant¨ªtesis de lo que ya no funciona.
Fue esa la din¨¢mica de todas las revoluciones de la historia. Unas veces supieron crear una s¨ªntesis de mayor libertad y prosperidad y otras se hundieron en negros totalitarismos.
Ojal¨¢ el 15/15, tras el ¡°no¡± a lo que los ciudadanos rechazan, sepa dar un ¡°s¨ª¡± a un futuro de prosperidad y de responsabilidad pol¨ªtica para poner el tren descarriado de la econom¨ªa y de la ¨¦tica de nuevo en marcho.
Ojala que ese ¡°s¨ª¡± y ese ¡°no¡±, los brasile?os lo sepan dar juntos el domingo, sin violencias, sin enfrentarse , sin prejuicios, sin banderas de trasnochadas y peligrosas ideolog¨ªas, unidos en una misma esperanza de construir un pa¨ªs que nuestros hijos puedan heredar con orgullo, sin avergonzarse.
Brasil puede y lo merece.
Que sus gentes, que nacen con el gusto de la fiesta en su sangre, conviertan la protesta del domingo en una celebraci¨®n de sue?os a ojos abiertos. Brasil es tambi¨¦n eso.
?Feliz 15/15!
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