El paro y el terror carcomen T¨²nez
El Gobierno de coalici¨®n, fruto de una transici¨®n basada en el consenso, se vuelca en reforzar la seguridad, reactivar la econom¨ªa y sanear las cuentas p¨²blicas
El martilleo de los disparos en el exterior del Parlamento tunecino, en el barrio del Bardo que aloja el museo hom¨®nimo, hizo saltar las alarmas el mi¨¦rcoles. En el instante en el que Yassine Abidi y Hatem Jachnaoui, los atacantes que mataron luego a 20 turistas y tres compatriotas, llegaban a la entrada de la C¨¢mara, los parlamentarios escuchaban a altos mandos militares en una sesi¨®n sobre la reforma precisamente de la ley antiterrorista. La comparecencia fue suspendida, pero el texto volver¨¢ de forma urgente a la C¨¢mara. No s¨®lo como gesto de repulsa a los atentados, sino porque la norma en vigor es a¨²n la elaborada en 2003 por la dictadura de Zine Abidine Ben Ali, derrocada en 2011. Un paradigma del ritmo que sigue la transici¨®n tunecina, pausado pero impulsado ahora hacia una nueva fase con un Gobierno de coalici¨®n volcado en reforzar la seguridad del pa¨ªs y, sobre todo, en levantar la econom¨ªa, que arrastra un enorme desempleo.
Al frente de este Gabinete, un milagro pol¨ªtico cuatro a?os despu¨¦s de iniciada la revoluci¨®n del jazm¨ªn, el consenso entre laicos e islamistas puso en enero a Habid Essib, un independiente, con un pasado vinculado al r¨¦gimen y propuesto por el partido Nida Tunes, vencedor en las legislativas. Essib fij¨® en febrero sus prioridades: ley antiterrorista, acuerdos de financiaci¨®n con instituciones internacionales y pa¨ªses vecinos, pol¨ªticas de desarrollo, contenci¨®n de los precios ¡ªla inflaci¨®n, del 5,7%, motiv¨® las revueltas de 2011¡ª. Walid Banneni, diputado del islamista Ennahda, resumir¨ªa en dos esas prioridades: ¡°Reestructuraci¨®n de la econom¨ªa y lucha contra el terrorismo¡±.
Ardua reforma de la ley antiterrorista
El asalto a los turistas del Bardo el pasado mi¨¦rcoles, con la muerte de 23 personas, se ha convertido en el atentado m¨¢s grave en suelo tunecino desde la bomba puesta por Al Qaeda en una sinagoga de Djerba en 2002. Fue tras este ¨²ltimo ataque cuando la dictadura de Ben Ali reforz¨® las medidas para combatir el terrorismo con una nueva ley aprobada en diciembre de 2003 y que a¨²n est¨¢ en vigor, pese a un corto periodo de suspensi¨®n en 2011.
El Parlamento trabaja ahora en la reforma de la norma ¡ªun proceso que dura ya 14 meses¡ª, con un proyecto de ley con 136 art¨ªculos que organizaciones de defensa de los derechos humanos como Human Rights Watch (HRW) han criticado por contener muchos elementos de la anterior ley, paraguas legal para los abusos, la represi¨®n y la pr¨¢ctica de torturas durante la dictadura. En concreto, HRW cree que el proyecto da pie a la ¡°persecuci¨®n de disidentes pol¨ªticos¡±, reduce ¡°la capacidad de los abogados para ejercer la defensa¡± y ofrece ¡°un control judicial insuficiente¡± de las operaciones policiales.
Banneni es todo un s¨ªmbolo del estado de las cosas en la primavera ¨¢rabe tunecina. Pertenece al partido que venci¨® las primeras elecciones tras la marcha de Ben Ali; una formaci¨®n que, ante la presi¨®n social y en aras del consenso, apoy¨® la Constituci¨®n m¨¢s liberal de la regi¨®n y mantuvo as¨ª su poder de influencia. Pero, sobre todo, Banneni pertenece a una regi¨®n, Kasserine, junto a la frontera argelina, marcada a fuego en el mapa por el auge yihadista. ¡°Yo mismo he visto el impacto del desempleo all¨ª¡±, dice por tel¨¦fono ¡ªen esa zona fue arrestada la hermana de Jachnaoui, una de las 20 detenciones practicadas hasta el momento en relaci¨®n con los atentados¡ª.
El paro ronda el 15% en todo el pa¨ªs. En el colectivo de licenciados, el porcentaje de j¨®venes sin trabajo supera el 30%, un dato preocupante para un pa¨ªs en el que alrededor del 40% tiene menos de 25 a?os. La econom¨ªa, cuatro a?os despu¨¦s de la revoluci¨®n, sigue estancada. La inversi¨®n extranjera y el turismo empezaban a asomar, pero no es suficiente. Y el mazazo es tangible. Dos empresas de cruceros han suspendido las escaladas en el pa¨ªs.
¡°El Estado¡±, se?ala Banneni, ¡°debe convertirse en la locomotora del pa¨ªs, tenemos que combinar los grandes proyectos con la actividad privada de los emprendedores¡±. Y para que estos innoven, para involucrar a la clase media, contin¨²a el diputado de Ennahda, ¡°hay que invertir en la microeconom¨ªa¡±.
Inversi¨®n y Estado son palabras que repite Banneni, tambi¨¦n para reforzar el papel de las fuerzas de seguridad ¡ªdefiende la aprobaci¨®n de un presupuesto suplementario tras el ataque del Bardo¡ª. Pero las cifras complican la ecuaci¨®n: desde 2011, T¨²nez ha recibido, entre el FMI y el Banco Mundial casi 3.000 millones de d¨®lares. La deuda p¨²blica roza el 60% del PIB y el d¨¦ficit super¨® el 5% en 2014.
Noomane Fehri, del partido Afek Tunes, fue una de las voces m¨¢s destacadas en denunciar la laxitud de Ennahda con los salafistas en el periodo en el que la formaci¨®n islamista lider¨® el Gobierno. Hoy, Fehri es ministro de Tecnolog¨ªas de la Comunicaci¨®n. Pese a que ¨¦l sit¨²a la seguridad como principal desaf¨ªo, tilda enseguida de ¡°absoluto¡± el reto que supone el paro. ?Y despu¨¦s? ¡°Despu¨¦s ir¨ªan la paz social y las reformas econ¨®micas¡±, responde el ministro por correo electr¨®nico.
Males enquistados en la dictadura no han desaparecido durante la transici¨®n. Seg¨²n la evaluaci¨®n hecha por Transparencia Internacional, T¨²nez ha perdido en los ¨²ltimos a?os una veintena de puestos en el ranking sobre corrupci¨®n, y ha ca¨ªdo hasta la posici¨®n 79?, de 175 pa¨ªses analizados. La independencia de la justicia sigue en entredicho, as¨ª como la libertad de expresi¨®n: el pasado d¨ªa 15, el humorista Wassim Hrissi y el periodista Moez Ben Gharbia fueron detenidos por suplantar en una conversaci¨®n telef¨®nica al presidente, Beyi Caid Essebsi.
T¨²nez ha elegido la f¨®rmula del consenso para avanzar en la transici¨®n, una suerte de principio de paz social ¡ªla que reclamaba Fehri¡ª que permite a partidos anta?o rivales aliarse en torno a 179 de los 217 esca?os del Parlamento. Y de esta mayor¨ªa debiera salir ahora la primavera econ¨®mica ansiada por los tunecinos, un arma esencial en la lucha contra la violencia terrorista.
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