¡°Grecia necesita congelar todos los pagos un a?o y despu¨¦s negociar¡±
El pol¨ªtico rechaza la necesidad de un tercer rescate y pide m¨¢s firmeza a Yanis Varoufakis
Tiene 93 a?os y a¨²n hace da?o al dar un apret¨®n de manos. El eurodiputado de Syriza Manolis Glezos (Naxos, 1922) no vacila al reconocer que lo primero es la Gente, con may¨²sculas. ¡°El pueblo griego habl¨® el pasado 25 de febrero en las urnas para que no se apliquen m¨¢s pol¨ªticas de austeridad¡±, sostiene desde un min¨²sculo despacho del Parlamento Europeo, donde es el mayor de los 751 representantes. Este apasionado de las lenguas ¡ªchapurrea hasta seis¡ª y comunista de toda la vida rechaza de pleno la necesidad de un tercer rescate para la econom¨ªa griega y defiende que el ¡°¨²nico¡± respiradero para la poblaci¨®n helena pasa por dar una moratoria de un a?o en todo lo relacionado con la deuda griega, intereses incluidos. Es decir: suspender todos los pagos. ¡°Hay que congelarlo todo y despu¨¦s negociar¡±, defiende el pol¨ªtico. Glezos sugiere que el primer ministro, Alexis Tsipras, acabar¨¢ haciendo esa propuesta.
El veterano eurodiputado es una especie de voz de la conciencia de la izquierda en Grecia. El pasado febrero escribi¨® una dura carta al pueblo griego pidiendo disculpas por no haber cumplido con las promesas electorales de su formaci¨®n, que provoc¨® una sacudida en Atenas. De lo ¨²nico que se arrepiente es de no haber tenido unos reflejos m¨¢s r¨¢pidos: ¡°Deber¨ªa haber hablado al primer s¨ªntoma de incumplimiento de nuestro programa¡±, se lamenta en referencia a las interminables negociaciones entre el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoukafis, y lo que ahora se conoce como las instituciones (Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional y Comisi¨®n Europea) que culminaron el 20 de febrero con una extensi¨®n de cuatro meses del programa actual y se concretaron el pasado jueves con un mensaje claro por parte de Bruselas: hay que darse prisa.
A Glezos, sin embargo, nada le satisface mientras exista presi¨®n para que su pa¨ªs pague la deuda ¡ªque asciende al 175% del PIB¡ª en plazos agobiantes para el Gobierno heleno. El pr¨®ximo 30 de este mismo mes, est¨¢ previsto que Tsipras presente su paquete de reformas para poder acceder al cr¨¦dito. ¡°Los pr¨¦stamos hacen a los hombres esclavos¡±, ilustra parafraseando a uno de sus compatriotas griegos, el comedi¨®grafo Menandro (342 a. C. ¨C 292 a. C.). Para este ¨ªdolo de la izquierda griega, Varoufakis es un pol¨ªtico correcto de cara al p¨²blico, es firme en sus declaraciones y ¡°fuerte¡± en sus formas, pero anhela en su figura algo m¨¢s de contenido. ¡°?Es una manzana o una nuez?¡±, bromea dejando un largo silencio donde queda flotando la pregunta.
Hay que cumplir con lo que prometimos al pueblo griego
Son estas reservas sobre Varoufakis las que han dado lugar a una serie de rumores sobre las cesiones de Atenas ante el Eurogrupo, el club de 19 pa¨ªses que comparten la moneda ¨²nica. Las cr¨ªticas, sin embargo, parecen no calar en la plaza de Syntagma, s¨ªmbolo de la resistencia antiausteridad y epicentro donde confluye el rechazo a la troika, por un lado, y el apoyo a Syriza, por otro. Las ¨²ltimas encuestas de mediados de mes otorgan un apoyo al Gobierno de Tsipras de casi el 79%. ¡°El debate de las elecciones anticipadas no est¨¢ encima de la mesa en Grecia¡±, sostiene Glezos, que refuerza esa frase con un golpe encima del escritorio. ¡°Hay que cumplir con lo que le prometimos al pueblo griego¡±, reitera.
?Y una salida de Grecia del euro? Glezos se acomoda en su silla, vaticina con la boca peque?a que ¡°eso no va a pasar¡±. Cree que las consecuencias de lo que ya se ha bautizado como Grexit?¡ªo Grexident, la suma de Grecia, exit y accidente¡ª ser¨ªan ¡°mucho peores¡± para los socios europeos que para Atenas. ¡°Gracias a que el pueblo est¨¢ comenzando a tomar las riendas de la pol¨ªtica dom¨¦stica, nosotros saldr¨ªamos adelante¡±, adivina. Sobre un posible efecto domin¨® en Espa?a e Italia ¡ªcomo declar¨® la semana pasada el ministro de defensa griego, Panos Kammenos, en Alemania¡ª no se atreve a opinar.
Pelo cano y revuelto, rostro arrugado y baja estatura. Una noche de 1941, y con tan solo 19 a?os, el joven Glezos trep¨® a la Acr¨®polis y arranc¨® a hurtadillas ¡ªjunto a Santas Apostolos¡ª la bandera nazi, s¨ªmbolo de la ocupaci¨®n alemana en Grecia. Se llev¨® un trozo escondido bajo la camisa que tuvo que quemar cuando el Ej¨¦rcito alem¨¢n le arrest¨® por primera vez. ¡°Era completamente consciente de lo que hice¡±, recuerda con cierto aire orgulloso. Ahora, 74 a?os despu¨¦s, sigue luchando contra viejos fantasmas.
Aurora desaparecer¨¢ con Syriza en el Gobierno
¡°Goebbles [ministro de propaganda de la Alemania nazi] no se equivoc¨® al escribir que la cultura alemana dominar¨ªa Europa en el a?o 2000. Err¨® en solo 10 a?os; en vez de la cultura ha sido la econom¨ªa¡±, ilustra entre risas. Las reparaciones de guerra que reclama Grecia y la inflexibilidad en la negociaci¨®n del ministro de Finanzas germano, Wolfgang Sch?uble, han reabierto viejas heridas. ¡°?Qui¨¦n, cu¨¢ndo y c¨®mo cerr¨® el asunto de las reparaciones?¡±, se pregunta el nonagenario antes de avisar que este cap¨ªtulo no estar¨¢ concluido mientras ¨¦l viva. ¡°Tienen que devolver las reliquias robadas y subsanar los da?os por las matanzas en Grecia¡±, explica un en¨¦rgico Glezos.
Glezos se revuelve en el pasado, que le enciende como si fuera la primera vez que habla de ¨¦l. Este comunista cuatro veces sentenciado a muerte por la ocupaci¨®n nazi sostiene que el auge de Aurora Dorada ¡ªy otros partidos de extrema derecha en Europa¡ª es una consecuencia natural de las pol¨ªticas de austeridad del Gobierno anterior (Antonis Samaras, Nueva Democracia) y los recortes que han desembocado en una ¡°crisis humanitaria¡±, seg¨²n Alexis Tsipras. A este hist¨®rico no le preocupa Aurora Dorada ¡ªsiempre y cuando se controle la austeridad, matiza¡ª porque cree que con Syriza en el Gobierno, la formaci¨®n de extrema derecha ¡°va a desaparecer¡±.
Una Segunda Guerra Mundial, la ocupaci¨®n nazi de su pa¨ªs, Grecia, la guerra civil espa?ola, la guerra de los Balcanes, la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, la reunificaci¨®n alemana¡ Glezos es la Historia de Europa viva, un libro abierto en un cub¨ªculo cualquiera de Bruselas. Confiesa no haber tenido miedo nunca, s¨®lo una ¡°enorme tristeza¡± por la ejecuci¨®n de su hermano menor, Nikos, de manos de los alemanes, entonces nazis. ¡°?l escribi¨® antes de morir que mor¨ªa por el Pueblo (en may¨²sculas) griego".
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