Esp¨ªas
La cr¨®nica de intrigas de la inteligencia peruana va de lo siniestro a lo esperp¨¦ntico
No existe naci¨®n indiferente a la atracci¨®n equ¨ªvoca y poderosa del espionaje, pero hay algunas donde pesa m¨¢s. El Per¨² es una de ellas, aunque sea en la manera parad¨®jica y a veces esperp¨¦ntica con la que el destino rueda sus dados en estas latitudes.
Los esp¨ªas que sustraen la informaci¨®n de otras naciones son hasta admirados; y quienes lo hacen en el propio pa¨ªs para proteger al Estado de sus ciudadanos son despreciados o temidos. Cuando un servicio de espionaje sobresale en ambos aspectos con pasmosa eficiencia, como fue el caso de la Stasi en Alemania Oriental bajo la direcci¨®n del legendario Markus Wolf, los sentimientos son contradictorios, aunque suele primar el temor. En el Per¨², durante la d¨¦cada de los noventa, Vladimiro Montesinos llev¨® ¡ªgolpe de Estado mediante¡ª al Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) de la insignificancia a la hipertrofia y de ah¨ª al control real del Estado y el Gobierno. Todo eso sin haber sido jam¨¢s el jefe formal del SIN.
En su accidentada carrera, Montesinos destac¨® por dos cualidades fundamentales: la capacidad de ubicarse como asesor indispensable de personas con m¨¢s ambiciones que habilidades; y en aplicar a fondo el rango completo de m¨¦todos del espionaje. Una vez que se hizo indispensable a Fujimori, en 1990, no le fue dif¨ªcil actuar a trav¨¦s de testaferros. Hasta el propio Fujimori termin¨® siendo un testaferro inadvertido. Montesinos utiliz¨® a la Fuerza Armada como un suced¨¢neo de partido pol¨ªtico y al SIN como el politbur¨® del Gobierno. El SIN, por supuesto, era ¨¦l.
A veces salta un nuevo caso de vigilancia ilegal que adquiere decibelios de esc¨¢ndalo. El ¨²ltimo, sobre el?seguimiento a pol¨ªticos, del propio Gobierno y de la oposici¨®n
Con parecida obsesi¨®n documental a la de la Stasi, film¨® centenares de actos de corrupci¨®n en los que compr¨® a empresarios, pol¨ªticos, periodistas. No lo hizo para producir el m¨¢s completo documental sobre la corrupci¨®n latinoamericana grabado hasta esta fecha, sino porque pens¨® durar por lo menos una generaci¨®n en el poder. Sabiendo bien la importancia del mito, confisc¨® toda haza?a ajena como si fuera propia y adjudic¨® casi todo error o crimen propio a terceros. Su coeficiente de intimidaci¨®n fue muy alto. Ser convocado sorpresivamente al SIN para "hablar con el Doctor", sobre todo en la primera parte de los noventa, provoc¨® varios casos de aplausos esfint¨¦ricos que alguna vez alcanzaron la ovaci¨®n. Ya sentada en la salita del SIN, la mayor¨ªa se encontr¨® en su disposici¨®n m¨¢s cooperadora con el Doc.
La inteligencia, empero, le fall¨® en lo fundamental. Montesinos recibi¨® el a?o 2000 sabi¨¦ndose poderoso y sinti¨¦ndose permanente. Antes de fin de a?o era un fugitivo que no tuvo tiempo de destruir toda la evidencia de abusos, corrupciones y latrocinios con que la nueva democracia peruana inici¨® un mandato predicado en la refundaci¨®n moral de la rep¨²blica. M¨¢s all¨¢ de la metaf¨®rica primera piedra no hubo refundaci¨®n moral alguna, pero lo que s¨ª qued¨® en el Per¨² fue una peculiar sensibilidad respecto de los temas de inteligencia y espionaje.
Por eso, cada cierto tiempo salta un nuevo caso de vigilancia ilegal que adquiere decibelios de esc¨¢ndalo. El ¨²ltimo, en plena vigencia ahora, ha sido el mayor. Evidencias de seguimiento a pol¨ªticos, del propio Gobierno y de la oposici¨®n, culminaron en la revelaci¨®n (a trav¨¦s de la revista Correo Semanal) de una base de datos en Excel, con miles de ingresos del Registro P¨²blico de propiedades vehiculares e inmuebles pertenecientes a una larga lista de empresarios, pol¨ªticos (incluyendo la actual primera ministra), funcionarios estatales, periodistas (el autor de este art¨ªculo es uno de ellos), consultores, lobi¨ªstas.
El manejo de la inteligencia por la precaria democracia peruana se ha caracterizado por una torpeza espectacular
Se trata de informaci¨®n p¨²blica, pero el que haya sido armada y compilada por la Direcci¨®n de Inteligencia supuso, en cuanto estall¨® el Excel, la inmediata purga, por parte del Ejecutivo, de los jefes designados hace poco para reorganizar la instituci¨®n. Pese a las angustiosas purgas, el Gobierno enfrenta la amenaza de censura al gabinete en medio de encendidos intercambios de acusaciones.
Hay una crucial diferencia con el pasado, sin embargo. Durante el r¨¦gimen de Montesinos y Fujimori, el sello del SIN fue de eficacia. Maligna, pero eficaz. En cambio, el manejo de la inteligencia por la precaria democracia peruana (la organizaci¨®n que sucedi¨® al SIN se llama ahora DINI) se ha caracterizado, salvo excepciones, por una torpeza espectacular.
De lo siniestro a lo esperp¨¦ntico, la cr¨®nica de las intrigas de la inteligencia peruana sugiere el tr¨¢nsito resbaladizo entre, digamos, Lavrenti Beria y el hermano tonto de Maxwell Smart. Pero, como van las cosas, Smart concentra hoy m¨¢s decibelios de los que el Beria local concit¨® anta?o.
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