Rousseff y Levy, forzados a entenderse

El pasado martes, en un encuentro relajado con estudiantes universitarios de econom¨ªa en S?o Paulo, el ministro de Econom¨ªa brasile?o, Joaquim Levy, respondi¨® a la pregunta de un alumno sobre lo que debe hacer el Gobierno y sobre los apoyos que el propio ministro conserva: "Existe un deseo genuino de la presidenta [Dilma Rousseff] de enderezar las cosas. Algunas veces no lo hace de la manera m¨¢s f¨¢cil ni m¨¢s efectiva, pero existe ese deseo genuino".

El encuentro era cerrado, pero las palabras del ministro se hicieron p¨²blicas el pasado s¨¢bado, cuando Folha de S. Paulo las public¨®. Y desencadenaron ¡ªadem¨¢s de un enfado en la presidenta¡ª una tormenta pol¨ªtica en Brasil. No es la primera vez que el todopoderoso ministro de estirpe liberal embutido en un Gobierno de la no muy liberal Rousseff, que a¨²n no ha cumplido ni 100 d¨ªas en el cargo, alude con iron¨ªa a la falta de sinton¨ªa en materia de econom¨ªa con la presidenta o con el resto del Gobierno. Hace meses se refiri¨®, precisamente, a una medida del anterior Gobierno de Rousseff como "una tonter¨ªa que hace perder al pa¨ªs 25.000 millones de reales [casi 8.000 millones de d¨®lares] al a?o".

El lunes, despu¨¦s de que la frasecita del ministro rodara por todos los telediarios del pa¨ªs, Levy acudi¨® a un encuentro en S?o Paulo con 600 empresarios prominentes de Brasil. Ah¨ª, uno de estos empresarios le pregunt¨®, en el curso del acto: "?Qu¨¦, es dif¨ªcil ser ministro de Dilma, eh?". Levy respondi¨® que no, y, para dejar solventada la cuesti¨®n, a?adi¨® que sus palabras fueron sacadas de contexto y que ¨¦l confiaba en la presidenta como le constaba que la presidenta confiaba en ¨¦l. Es cierto que en el acto con los estudiantes Levy, adem¨¢s del comentario ir¨®nico sobre Rousseff, habl¨® de muchas otras cosas, en especial de c¨®mo el Gobierno est¨¢ haciendo frente a las cr¨ªticas por los, a su juicio, necesarios ajustes presupuestarios: "Yo dir¨ªa, primero, que hay una gran comprensi¨®n general en que necesitamos cambiar de pol¨ªtica. Es un trabajo duro, incluso para el Gobierno. Es dif¨ªcil hacer ajustes, cambiar, planear, convencer a las personas, pero la mayor parte de esas personas ya est¨¢n convencidas y eso es positivo".

El ministro, formado en la liberal escuela de Chicago, no casa ni con el fondo ideol¨®gico de la presidenta ni con el Partido de los Trabajadores

Pero tambi¨¦n es cierto que la frase ¡ªy sobre todo el revuelo que ha acarreado¡ª refleja la gran paradoja sobre la que se asienta el actual Gobierno de Brasil: el principal inductor de la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno, formado en la liberal escuela de Chicago, palad¨ªn del ajuste y de adelgazar los gastos del Estado, no casa ni con el fondo ideol¨®gico de la presidenta Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), que lo ha nombrado, ni mucho menos con varios dirigentes de este partido, que ven a Levy como un advenedizo, cuando no un intruso enemigo.

Pero Rousseff juzg¨® que para cambiar el rumbo de una econom¨ªa marchita y estancada (a lo largo de 2014 creci¨® un raqu¨ªtico 0,1%) necesitaba un ministro armado de tijeras que supiera utilizarlas a fin de llevar a cabo un ajuste fiscal inevitable. Este martes, de hecho, Levy volvi¨® a defender esse ajuste en el Senado. Pero eso no evita que se miren de reojo. Rousseff es orgullosa y poco dada a recibir lecciones de nadie, seg¨²n quienes la conocen bien. Y Levy es un t¨¦cnico especialista convencido tambi¨¦n de lo que hace. Hay quien afirma que, hoy por hoy, la presidenta, acosada desde varios frentes pol¨ªticos y con manifestaciones multitudinarias en la calle, precisa que la econom¨ªa comience a carburar cuanto antes para lograr un respiro. Y para eso necesita las recetas de Levy, aunque vengan acompa?adas de sus iron¨ªas. El expresidente Fernando Henrique Cardoso, del partido de la oposici¨®n, lo dijo hace unos pocos d¨ªas en una entrevista: "Rousseff es reh¨¦n de Levy".