El l¨ªder que volvi¨® del fr¨ªo
Cuando el presidente Obama naci¨® el 4 de agosto de 1961, Fidel Castro ya llevaba dos a?os en el poder. Y nueve d¨ªas despu¨¦s de su nacimiento se levantaba el muro de Berl¨ªn. As¨ª que cuando en junio de 1963, el presidente Kennedy pronunci¨® su famoso ¡°Ich bin ein Berliner¡± (¡°Soy berlin¨¦s¡±) para conmemorar el decimoquinto aniversario del bloqueo de Berl¨ªn, Barack Obama apenas habr¨ªa comenzado a andar.
Unos meses antes de que el joven Obama alcanzara su mayor¨ªa de edad, un tipo con turbante y larga barba blanca proveniente de Par¨ªs se baj¨® del avi¨®n en Teher¨¢n y fue recibido por una multitud enfervorizada. Eso significa que cuando Obama alcanz¨® la edad legal para entrar en un bar y pedirse una cerveza, en la televisi¨®n de ese bar casi seguro que estar¨ªan retransmitiendo el asalto a la Embajada de Estados Unidos en Teher¨¢n y la toma de 52 rehenes, acontecido en noviembre de 1979. Y mientras celebraba las Navidades de 1979, el televisor escup¨ªa las im¨¢genes de la invasi¨®n de Afganist¨¢n por el Ej¨¦rcito sovi¨¦tico para sostener a un Gobierno comunista acosado por la presi¨®n de unos muyahidines ya entonces apoyados por EE UU. ¡°Menudo l¨ªo¡±, debi¨® pensar el joven Obama. ?Qui¨¦n querr¨ªa dirigir la pol¨ªtica exterior de EE UU en esas condiciones?
?Ser¨¢ que la guerra fr¨ªa ha terminado ahora, bajo un presidente afroamericano?
Cuatro a?os m¨¢s tarde, en 1983, mientras Obama todav¨ªa estaba en la Universidad, un viejo gal¨¢n de Hollywood llamado Ronald Reagan pronunciaba un discurso ante un congreso de confesiones evang¨¦licas en Orlando (Florida) en el que calificaba a la Uni¨®n Sovi¨¦tica como ¡°el imperio del mal¡± y defin¨ªa la Guerra Fr¨ªa como un conflicto entre el bien y el mal, en el que EE UU, obviamente representaba el papel del bien. Y, efectivamente, para sorpresa de todos, la Uni¨®n Sovi¨¦tica termin¨® cayendo s¨®lo seis a?os despu¨¦s.
?Qui¨¦n podr¨ªa haber dicho a aquel joven Obama que un d¨ªa, siendo presidente, iba a firmar la retirada de las tropas estadounidenses de Afganist¨¢n, reunirse con Ra¨²l Castro para poner fin a casi seis d¨¦cadas de confrontaci¨®n con Cuba y abrir la puerta a una paz duradera con la teocracia iran¨ª? Lo mejor de todo es que Obama, en una curiosa inversi¨®n de la secuencia habitual, ha recibido el Nobel de la Paz antes de hacer todas esas cosas. Resulta parad¨®jico que la mayor¨ªa de los ¨¦xitos de Obama en pol¨ªtica exterior hayan sido en temas heredados de otros, y sobre todo en cl¨¢sicos de la Guerra Fr¨ªa, no de aquellos en los que ¨¦l ha querido liderar. Bajo Obama, EE UU ha querido pivotar hacia Asia, resolver el conflicto palestino-israel¨ª, resetear las relaciones con Rusia y reconciliarse con el mundo ¨¢rabe. Poco de ello ha salido bien. A cambio, el presidente que quiso liderar el siglo XXI ha acabado tendiendo la mano a los Castro y a los ayatol¨¢s. ?Ser¨¢ que la Guerra Fr¨ªa ha terminado ahora, bajo un presidente afroamericano?
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