Ra¨²l Castro exculpa a Obama de los agravios de EE UU a Cuba
El presidente cubano califica de ¡°honesto¡± a su hom¨®logo norteamericano en su primera intervenci¨®n en la Cumbre de las Am¨¦ricas
Las palabras m¨¢s interesantes del discurso de Ra¨²l Castro en su primera participaci¨®n en una Cumbre de las Am¨¦ricas no estaban en su discurso preparado. No hay rastro en la copia original all¨ª de la descripci¨®n de su in¨¦dito aliado en el proceso de normalizaci¨®n de relaciones con Estados Unidos, Barack Obama, como un hombre ¡°honesto¡±, tal como dijo este s¨¢bado ante la atenta mirada del mandatario norteamericano y de los dem¨¢s l¨ªderes del hemisferio.
Tampoco figura su precisi¨®n, tras hacer un detallado recuento de las ¡°agresiones imperialistas¡± de EE UU a Am¨¦rica Latina a lo largo de la historia, de que Obama no es responsable de este oscuro pasado norteamericano. Un historial que, en lo que respecta a Cuba, tambi¨¦n incluy¨® todas esas veces en que los norteamericanos ¡°entraron como aliados y se apoderaron del pa¨ªs como ocupantes¡±, dijo Castro.
Diez presidentes (de EE UU) tienen deudas con nosotros, pero no el presidente Obama¡±
Los agravios hist¨®ricos ocuparon, eso s¨ª, buena parte de su discurso. Y este fue largo. Al fin y al cabo, como dijo con socarroner¨ªa y un gui?o travieso al comienzo de su intervenci¨®n, le deben el tiempo que no pudo usar Cuba durante las seis Cumbres de las Am¨¦ricas previas a las que la isla nunca fue invitada hasta ahora. Pero tras la retah¨ªla de males provocados por Washington, Castro se disculp¨® ante Obama.
"Pido disculpas al presidente Obama y a otros por expresarme as¨ª, yo mismo le dije que la pasi¨®n se me sale por los poros cuando de la revoluci¨®n (cubana) se trata", reconoci¨® Castro. Y fue m¨¢s all¨¢: ¡°Diez presidentes (de EE UU) tienen deudas con nosotros, pero no el presidente Obama¡±, subray¨®.
Las precisiones fueron recibidas con m¨¢s de una risa asombrada entre los mandatarios que lo escuchaban atentamente. Al fin y al cabo, de boca de un hermano Castro lo que m¨¢s se ha escuchado durante m¨¢s de 50 a?os de conflicto han sido sobre todo acusaciones al ¡°imperialista yanqui¡±, no perdones a su cabeza m¨¢s visible.
Pero constituyen una muestra m¨¢s de la firmeza en la disposici¨®n de ambos pa¨ªses por avanzar en el proceso de normalizaci¨®n de relaciones iniciado hace casi cuatro meses y que debe consolidarse en esta cumbre paname?a donde los dos mandatarios hablan por primera vez cara a cara de forma oficial.
¡°Hemos expresado, y le reitero ahora al presidente Barack Obama, nuestra disposici¨®n al di¨¢logo respetuoso y a la convivencia civilizada entre ambos Estados dentro de nuestras profundas diferencias¡±, declar¨® Castro en la asamblea de mandatarios americanos y caribe?os. El presidente cubano dijo ¡°apreciar como paso positivo¡± las aseveraciones de Obama de que no va a tardar mucho en anunciar su decisi¨®n sobre la salida de Cuba de la lista norteamericana de Estados patrocinadores del terrorismo que tanto indigna a la isla. Y valor¨® tambi¨¦n su ¡°valiente decisi¨®n¡± de enfrentarse al Congreso en Washington para reclamarle el fin del embargo comercial.
Ra¨²l Castro dej¨® claro sin embargo que los cambios que se produzcan tienen un tope: el sistema pol¨ªtico de Cuba no va a cambiar. Reformas s¨ª, pero con un objetivo declarado: ¡°Continuaremos enfrascados en el proceso de actualizaci¨®n del modelo econ¨®mico cubano con el objetivo de perfeccionar nuestro socialismo, avanzar hacia el desarrollo y consolidar los logros de la revoluci¨®n¡±, proclam¨®.
Con todo, en su estreno hemisf¨¦rico Ra¨²l Castro demostr¨® una vez m¨¢s que no es su hermano Fidel ni siquiera en las formas. Siempre que puede, el actual presidente y hermano menor del hist¨®rico l¨ªder cubano evita dar discursos largos. Panam¨¢ sin embargo fue una excepci¨®n. La ocasi¨®n la merec¨ªa. Su invitaci¨®n a Panam¨¢ escenifica el regreso -no todav¨ªa completo, pero s¨ª totalmente triunfal- al campo de juego hemisf¨¦rico. Por eso se tom¨® su tiempo para decir lo que ten¨ªa que decir. Como ¨¦l mismo dijo al comenzar su intervenci¨®n, ¡°ya era hora¡±. Los aplausos fueron inmediatos.
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