El fin de la negaci¨®n de la historia
Turqu¨ªa sigue rechazando la existencia del genocidio armenio pese a la evoluci¨®n del pa¨ªs
Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que en Turqu¨ªa hab¨ªa tantos tab¨²es que se impon¨ªa medir siempre las palabras. ?Kurdist¨¢n? No, sureste de Anatolia. ?Y kurdos? Tampoco, turcos de las monta?as. ?Culto desmedido a Atat¨¹rk? En absoluto, homenaje al fundador de la patria. ?Genocidio armenio? No existi¨®: fue un conflicto civil con v¨ªctimas musulmanas y cristianas. ¡°C¨ªteme alg¨²n historiador que demuestre la existencia del genocidio armenio, yo no conozco ninguno¡±, exig¨ªa con vehemencia un antiguo embajador de Ankara en Madrid a quienes se atrev¨ªan a escribir el t¨¦rmino prohibido. Hay varios, por nombrar a uno de los menos sesgados, Erik J. Z¨¹rcher, autor de Turkey: A Modern History.
Turqu¨ªa ha cambiado desde entonces. Los diputados kurdos reclaman el autogobierno ahora en la Asamblea legislativa y un islamista preside el Estado laico, pero el debate sobre la matanza de un mill¨®n y medio de armenios bajo el Imperio Otomano en la I Guerra Mundial no ha experimentado una evoluci¨®n similar, al menos en el lenguaje oficial turco, que parece seguir empe?¨¢ndose en negar la historia.
En la sociedad civil, sin embargo, el asesinato del periodista turco-armenio Hrant Dink, abatido a tiros a la puerta de su revista en Estambul en 2007, abri¨® una v¨ªa de acercamiento cuando miles de manifestantes recorrieron las calles de Turqu¨ªa al grito de ¡°?Todos somos armenios!¡±. Incluso el anterior primer ministro y hoy presidente, Recep Tayyip Erdogan, envi¨® el a?o pasado al Gobierno de Armenia un mensaje de condolencia por las v¨ªctimas de 1915, aunque sin admitir expresamente el genocidio.
Cada vez que la di¨¢spora armenia logra introducir en alg¨²n Parlamento occidental una moci¨®n sobre el reconocimiento de las matanzas sistem¨¢ticas, la maquinaria de la diplomacia de Ankara se moviliza para jugar la carta de las represalias comerciales. Razones de peso que llevan a menudo a la Secretar¨ªa de Estado en Washington o al Quai D?Orsay en Par¨ªs a frenar estas iniciativas, pese las presiones de las influyentes comunidades armenias en sus propios pa¨ªses.
Las amenazas de sanciones econ¨®micas no parecen hacer tanta mella en el Vaticano y el Ministerio de Exteriores turco ha tenido que volver a negar la historia como raz¨®n ¨²ltima ante las palabras del Papa. Juan Pablo II ya se hab¨ªa refiri¨® al genocidio armenio en 2001, al igual que el propio Francisco en una audiencia privada en 2013, al comienzo de su pontificado. Pero Jorge Bergoglio no ha dudado al darle esta vez la m¨¢xima repercusi¨®n internacional, precisamente cuando est¨¢ a punto de cumplirse el centenario del comienzo de una masacre hist¨®rica, el pr¨®ximo d¨ªa 24, que ser¨¢ recordada tambi¨¦n por decenas de miles de ciudadanos de origen armenio en su Argentina natal.
Decenas de miles de civiles murieron asesinados, muchas veces a manos de sus propios vecinos, aleccionados por el r¨¦gimen nacionalista de los J¨®venes Turcos a partir de 1915. Se acusaba entonces a los cristianos de ser quintacolumnistas de la Rusia zarista contra la que combat¨ªa el Imperio Otomano. La principal causa de la tragedia hist¨®rica fue la deportaci¨®n de cientos de miles de armenios a trav¨¦s de zonas des¨¦rticas de Siria y L¨ªbano. Pocos sobrevivieron al hambre y las enfermedades.
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