Los brasile?os vuelven a la calle contra Rousseff
El 63% apoya una iniciativa para que la presidenta deje el cargo, seg¨²n un sondeo
Por segunda vez en un mes, los brasile?os han vuelto a salir a la calle a protestar contra Dilma Rousseff, su Gobierno y su partido. Una se?ora de unos 50 a?os, envuelta en una bandera brasile?a, caminaba hoy en medio de la manifestaci¨®n de la Avenida Paulista de S?o Paulo con una pancarta expl¨ªcita que resum¨ªa el sentir general de la marcha: ¡°Vete ya, Dilma, y ll¨¦vate de paso al PT [el Partido de los Trabajadores, la formaci¨®n de la presidenta y del expresidente Lula]¡±.
En la anterior protesta, celebrada el pasado 15 de marzo, salieron a la calle, en las distintas ciudades, cientos de miles de personas (algunos calcularon que llegaron al mill¨®n de personas) y fue considerada un ¨¦xito aplastante. De hecho, fue considerada la mayor protesta callejera jam¨¢s celebrada en Brasil en tiempos democr¨¢ticos. La multitudinaria adhesi¨®n oblig¨® a Rousseff, que el viernes cumpli¨® los primeros 100 ¡ªy convulsos¡ª d¨ªas de su segundo mandato, a improvisar un mea culpa en algunas cuestiones, como en la rapidez y en la dosis del ajuste fiscal y, entre otros factores, la forz¨® a maniobrar pol¨ªticamente: design¨®, la semana pasada, al vicepresidente Michel Temer, del partido aliado PMDB, para desbloquear la crispada relaci¨®n con el Congreso en aras de poder aprobar medidas presupuestarias urgentes encaminadas a reanimar la an¨¦mica econom¨ªa, que coquetea con la recesi¨®n desde hace casi un a?o.
En la Avenida Paulista, ayer, hab¨ªa muchos voluntarios recogiendo firmas para que el Congreso lleve a cabo lo que en Brasil se denomina un impeachment, esto es, una iniciativa parlamentaria que obligue a Rousseff a abandonar el cargo, acusada de haber permitido a sabiendas la corrupci¨®n rampante de la empresa p¨²blica Petrobras durante los ¨²ltimos a?os. Buena parte de los juristas (y los principales pol¨ªticos de la oposici¨®n) consideran en general que no hay base judicial para llevar a cabo este proceso. Sobre todo cuanddo se tiene en cuenta que Rousseff gan¨® las ¨²ltimas elecciones, celebradas en octubre del a?o pasado. Pero, mientras tanto, las intentonas sirven para minar a¨²n m¨¢s la ya devaluada popularidad de la presidenta brasile?a. Sobre todo porque el 63% de la poblaci¨®n, seg¨²n una encuesta publicada hoy por el diario Folha de S. Paulo est¨¢ a favor de que se el Parlamento lleve a cabo este proceso.
Esta encuesta es significativa porque refleja del estado de ¨¢nimo de los brasile?os, abrumados por la crisis econ¨®mica, el fantasma del desempleo, la inflaci¨®n que no deja de subir y, en resumen, las malas expectativas de futuro: el 75% est¨¢ de acuerdo con las protestas y el 60% reprueba este segundo mandato de Rousseff. A pesar del dato negativo, hay un punto de esperanza para la atribulada Rousseff: en la ¨²ltima encuesta, hecha p¨²blica precisamente el pasado 15 de marzo, fecha de la anterior protesta, el nivel de reprobaci¨®n alcanzaba el 62%. Es decir: Rousseff, tal vez, ha tocado fondo y, seg¨²n los m¨¢s optimistas, ya no puede sino comenzar a remontar, lo que, en cualquier caso, no ser¨¢ f¨¢cil.
Es cierto que ayer, a pesar de todo, salieron menos personas que el 15 de marzo. En Brasilia, por ejemplo, esta vez acudieron 25.000 manifestantes, seg¨²n la polic¨ªa, la mitad de los que salieron a la calle el mes pasado. En S?o Paulo, seg¨²n los c¨¢lculos de Folha de S. Paulo, llenaron la Avenida Paulista 100.000 manifestantes, menos de la mitad de los que lo hicieron el mes pasado. ?As¨ª que, desde un punto de vista, puede entenderse que la protesta se desinfla. Tambi¨¦n es cierto que el factor sorpresa ya no jugaba a favor de los manifestantes y que se enfrentaban, en esta segunda convocatoria, con las altas expectativas de la primera. Lo que est¨¢ claro es que Rousseff, adem¨¢s de un Congreso hostil y en minor¨ªa y a una crisis econ¨®mica, se entrenta a un movimiento formado, en su gran mayor¨ªa, por personas de clase media o media alta, que se han apoderado de las calles y que piden, entre otras cosas, menos corrupci¨®n, menos ajustes, m¨¢s informaci¨®n y m¨¢s y mejores servicios p¨²blicos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.