Un escenario dantesco de bloques de hielo
Los testigos hablan de un leve temblor en el Everest, apenas unos segundos que se convirtieron en un infierno en la cima del mundo
No se hab¨ªa producido en Nepal un terremoto tan devastador (7,8 en la escala Richter) desde el que destruy¨® parcialmente su capital, Katmand¨², el 15 de enero de 1934. Se desconoce el n¨²mero de v¨ªctimas causado por este nuevo movimiento s¨ªsmico, pero su fuerza se ha hecho notar incluso en la falda de la monta?a m¨¢s elevada del planeta. En el Everest (8.848 metros), los testigos hablan de un leve temblor, apenas unos segundos que pusieron en alerta a las cerca de 1.000 personas instaladas en el campo base de la vertiente sur (Nepal). Despu¨¦s, las laderas de las monta?as, sacudidas como flanes se desprendieron del excedente de nieve y roca causando enormes avalanchas: una en concreto, procedente del pico Pumori, arras¨® la parte baja del campo base, causando al menos una decena muertes. En la vertiente norte, o tibetana, tambi¨¦n se ha notado el terremoto y, aunque se han registrado aludes de nieve y roca, no se han se?alado v¨ªctimas.
Desde el campo base del Everest, se ha se?alado que las tiendas m¨¢s afectadas por el alud pertenecen a expediciones chinas y japonesas. Situado a varias jornadas de marcha de cualquier hospital, los heridos necesitan desesperadamente la ayuda de los helic¨®pteros de rescate que operan desde Katmand¨², pero el mal tiempo reinante en la zona les impide volar, de momento. Mientras, los testimonios servidos por tel¨¦fono m¨®vil (en el campo base del Everest hay cobertura, sin que sea necesario recurrir a tel¨¦fonos v¨ªa sat¨¦lite) hablan de un trabajo improvisado de ayuda a los heridos, si bien sin aparatos de detecci¨®n de v¨ªctimas de avalancha la eficacia de la ayuda queda sensiblemente mermada. Adem¨¢s, cada expedici¨®n gestiona como buenamente entiende su botiqu¨ªn, y sin m¨¦dicos ni medicinas apropiadas presentes a pie de la monta?a, la situaci¨®n de los heridos graves se agrava peligrosamente.
Un alud de las dimensiones descritas por los testigos deja a su paso un escenario dantesco de bloques de hielo, jirones de tienda y destrucci¨®n donde resulta terriblemente complicado socorrer a nadie, b¨¢sicamente porque una persona sepultada, si ha sobrevivido a los traumatismos recibidos, apenas dispone de margen para ser rescatado antes de perecer por asfixia o hipotermia. En los campos base de estas grandes monta?as nadie (o pr¨¢cticamente nadie) lleva consigo un ARVA (aparato de b¨²squeda de v¨ªctimas de avalancha), con lo cual, quedar sepultado equivale en la pr¨¢ctica a una muerte segura.
?scar Gogorza es gu¨ªa de alta monta?a
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