Conflicto en el semillero de la ¨¦lite
Los alumnos toman el Colegio Nacional de Buenos Aires y defienden el modelo de este referente de la educaci¨®n p¨²blica argentina, ahora muy cuestionada
Durante 152 a?os ha sido la joya de la educaci¨®n p¨²blica gratuita argentina. La escuela a la que todas las familias de clase media sue?an con mandar a sus hijos. Al Colegio Nacional de Buenos Aires solo llegan los m¨¢s brillantes, en un dur¨ªsimo proceso de selecci¨®n al que cada a?o se presentan m¨¢s de 1.000 y entran 400. ¡°Es una isla de excelencia en medio de la decadencia de la educaci¨®n p¨²blica argentina¡±, sostiene su rector, Gustavo Zorzoli. Pero no todo es perfecto. La semana pasada, durante tres d¨ªas con sus noches, sus alumnos, de entre 13 y 18 a?os, tomaron el colegio para rechazar una reforma que implicaba, entre otras cosas, echar del colegio a los alumnos m¨¢s rezagados, casi un 10%. Su protesta, a la que se uni¨® otro colegio p¨²blico de ¨¦lite, el Carlos Pellegrini, tuvo gran eco en los medios argentinos, dado el prestigio del centro, y de momento han logrado parar la reforma.
Entrar en el Colegio Nacional es volver por un momento a la ¨¦poca de esplendor de Argentina, la que atra¨ªa y asombraba a los europeos que hu¨ªan del hambre. Un edificio neocl¨¢sico imponente en el coraz¨®n de la ciudad, con una gran escalinata de m¨¢rmol de Carrara y una biblioteca ¨²nica. En 2013 cumpli¨® 150 a?os este semillero de la ¨¦lite pol¨ªtica e intelectual, en el que estudiaron tres presidentes, dos premios Nobel y muchos pol¨ªticos actuales, incluido el ministro de Econom¨ªa, Axel Kicillof, de la promoci¨®n de 1990.
La escuela a la que todas las familias de clase media sue?an con mandar a sus hijos
En el inmenso y luminoso claustro, el pasado martes, unos 300 adolescentes sentados en asamblea discut¨ªan sobre c¨®mo seguir la protesta para reivindicar el modelo de su colegio y la educaci¨®n p¨²blica. ¡°El colegio tiene un nivel impresionante, es muy exigente, pero el modelo falla. Hay barreras socioecon¨®micas: para entrar hay que prepararse en academias privadas, y ahora quieren echar a m¨¢s gente y quitar las clases de apoyo¡±, sentencia F¨¦lix Samoilovich, de 16 a?os, uno de los portavoces de la protesta. Julia Bozzalla, otra alumna, remata mientras hace guardia en la puerta: ¡°Queremos evitar que suceda como en Chile, la privatizaci¨®n. Nosotros lo que queremos es que toda la educaci¨®n argentina sea como este colegio, p¨²blica, gratuita, de buen nivel¡±. Sol Gui, presidenta del centro de estudiantes, va m¨¢s lejos y cree que tras la reforma hay ¡°un r¨¦gimen privatizador, que quiere recortar la educaci¨®n p¨²blica¡±.
El rector Zorzoli lo niega radicalmente pero parece casi contento de la protesta, que le llev¨® tambi¨¦n a ¨¦l a dormir en la escuela para controlar de cerca la situaci¨®n. Cree que es una muestra de que este colegio, referente de la intelectualidad, est¨¢ vivo. Y que las nuevas generaciones tienen ganas de batalla. ¡°Los dos pilares de este centro son la excelencia, que no se ha perdido, y la participaci¨®n pol¨ªtica. Aqu¨ª son muy estudiosos pero tambi¨¦n muy militantes, movedizos. Est¨¢ bien, muchos terminan en la pol¨ªtica. La mitad de los candidatos de las primarias de Buenos Aires (se votaron ayer) estudiaron aqu¨ª¡±, dice.
¡°La educaci¨®n p¨²blica argentina ha tenido un deterioro muy importante, es preocupante; los resultados de [la evaluaci¨®n] PISA son muy malos, y eso que se ha invertido mucho dinero, pero aqu¨ª logramos aislarnos¡±, asegura Zorzoli, que sostiene que tambi¨¦n hay en sus clases gente de extracci¨®n muy humilde, a la que a veces le ofrecen alojamiento. Los estudiantes dicen que la historia no es tan perfecta.
La pol¨ªtica est¨¢ por todas partes en el colegio, como sucede en toda Argentina. La militancia de los j¨®venes y adolescentes, habitual en los setenta, ha vuelto en el siglo XXI. En la batalla interna de este colegio de ¨¦lite gana el Partido Obrero, minoritario fuera, en votaciones muy divididas donde el kirchnerismo es tercero.
La militancia de los j¨®venes y adolescentes, habitual en los setenta, ha vuelto en el siglo XXI
La educaci¨®n p¨²blica en Argentina siempre fue un asunto de Estado. Mientras en Europa, al entrar en el siglo XXI, Alemania o Inglaterra abandonaron la gratuidad de la universidad, Argentina la ha mantenido a toda costa incluso despu¨¦s de la crisis de 2001. Pero eso no garantiza la calidad.
¡°Todos los que estamos en esta mesa somos hijos de la universidad p¨²blica gratuita argentina¡±, presum¨ªa esta misma semana en Mosc¨² se?alando a sus ministros la presidenta, Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner. Su Gobierno, admiten todos los expertos, ha hecho un enorme esfuerzo presupuestario en educaci¨®n. Pero los resultados no convencen. El informe PISA de 2012 ¡ªahora llegar¨¢ el de 2015¡ª fue dur¨ªsimo para la moral argentina, acostumbrada a tener la mejor escuela de Latinoam¨¦rica y ahora en puestos de la mitad de tabla mientras Brasil, Chile, M¨¦xico e incluso Ecuador y Per¨² hacen grandes progresos. Argentina perdi¨® el liderazgo que la hizo referente mundial, pero el Nacional de Buenos Aires lucha por mantener su modelo.
M¨¢s cobertura, peores resultados
La crisis de la educaci¨®n argentina es un asunto recurrente de conversaci¨®n en el pa¨ªs, mientras el Gobierno presume de que ha construido 1.800 escuelas y nueve universidades, adem¨¢s de ampliar la obligatoriedad. ¡°Cuando llegamos hab¨ªa 10 a?os, ahora son 14, de los 4 a los 18¡±, presume el ministro de Educaci¨®n, Alberto Sileoni. En una apuesta de inclusi¨®n social com¨²n a varios pa¨ªses latinoamericanos, los expertos coinciden en que se han hecho muchos esfuerzos y Argentina roza el 6% del PIB dedicado a educaci¨®n. Pero la calidad media baja. El Gobierno achaca a esta pol¨ªtica los malos resultados de PISA en Argentina.
Los datos son especialmente duros en comprensi¨®n lectora. Si en 2000 Argentina estaba segunda en Latinoam¨¦rica, 35 del mundo, en 2012 cay¨® a sexta del continente y 60 del mundo.
¡°Todo el mundo habla de los sesenta como la ¨¦poca de gloria de la educaci¨®n argentina que asombr¨® al mundo¡±, apunta Claudia Romero, directora del ¨¢rea de educaci¨®n de la Universidad Di Tella, ¡°pero se olvidan de que entonces llegaba al secundario el 25% de los alumnos. Ahora llega el 90%, aunque solo acaba el 43%. Ten¨ªamos una escuela pensada para la clase media, se ampli¨® y eso ha generado desajustes, muchos profesores no est¨¢n preparados para volver a ense?ar a leer. Llevar¨¢ tiempo y mucho esfuerzo¡±, resume.
Paula Razquin, de la Universidad de San Andr¨¦s, apunta: ¡°En los noventa se deterior¨® mucho la educaci¨®n, hubo muchos recortes. Ahora se est¨¢ haciendo un esfuerzo pero otros pa¨ªses est¨¢n teniendo mejores resultados con pol¨ªticas m¨¢s agresivas. Accede mucha m¨¢s gente a la universidad, pero eso no implica m¨¢s calidad. Hay que cambiar¡±.
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