Los cr¨ªmenes sin castigo de la II Guerra Mundial
La mayor¨ªa de los perpetradores de atrocidades durante el conflicto no han llegado a ser procesados
Al final de la II Guerra Mundial, el mundo se despert¨® del horror con una destrucci¨®n que nunca hab¨ªa conocido, 60 millones de muertos y una nueva forma de crimen, el exterminio industrial de todo un pueblo, para el que hubo que crear una palabra, genocidio. El primer ministro brit¨¢nico Winston Churchill propuso fusilar sin juicio a los jerarcas nazis seg¨²n eran capturados. Al final se impuso el derecho y se abrieron los procesos de Nuremberg, durante los que fueron juzgados y condenados los 24 principales dirigentes del r¨¦gimen de Hitler que, a diferencia de su l¨ªder, hab¨ªan sido capturados con vida.
Pero despu¨¦s, tras varios juicios de Nuremberg contra criminales menos relevantes y procesos en pa¨ªses que hab¨ªan padecido especialmente la crueldad hitleriana, como Polonia, los casos se fueron enfriando y muchos naziss lograron huir a Espa?a o Am¨¦rica Latina a trav¨¦s de las famosas rutas de ratones. Aquellos que tuvieron un papel menos destacado simplemente volvieron a su vida cotidiana en Alemania y lograron quedar fuera del radar durante d¨¦cadas. Es cierto que Adolf Eichmann, uno de los arquitectos del Holocausto, fue capturado en 1960 en Argentina por el Mosad y juzgado en Israel; pero Josef Mengele, el s¨¢dico m¨¦dico de Auschwitz, se ahog¨® en Brasil en 1979 o Ante Pavelic, el dirigente del estado genocida croata responsable de millones de muertes de serbios y jud¨ªos, muri¨® tranquilamente en Espa?a en 1959.
Pese a un ¨²ltimo esfuerzo que acaba de lanzar Alemania contra guardias de Auschwitz nonagenarios o de la Operaci¨®n ?ltima Oportunidad del Centro Wiesenthal, cuando se conmemoran los 70 a?os del suicidio de Hitler, el 30 de abril, y del final de la II Guerra Mundial, el 8 de mayo, tanto los historiadores como los cazadores de nazis coinciden: muchas v¨ªctimas no han tenido justicia. Los motivos son numerosos: el estallido de la guerra fr¨ªa, la imposibilidad de perseguir a todos aquellos que hab¨ªan cometido atrocidades porque su n¨²mero era inmenso, la necesidad de olvidar de la sociedad alemana...
La impresi¨®n general es que los ¨²ltimos movimientos contra los criminales llegan demasiado tarde, porque ya casi no quedan perpetradores vivos y las v¨ªctimas, poco a poco, se van apagando. El semanario alem¨¢n Der Spiegel public¨® en 2014 un largo reportaje titulado "?Por qu¨¦ los ¨²ltimos SS se ir¨¢n impunes?". Su conclusi¨®n era que "el castigo de los cr¨ªmenes cometidos en Auschwitz fracas¨® no porque un pu?ado de jueces y pol¨ªticos tratasen de frenar esos esfuerzos, sino porque muy poca gente estaba interesada en perseguir y condenar a los perpetradores. Muchos alemanes eran indiferentes a los cr¨ªmenes cometidos en Auschwitz en 1945 y as¨ª sigui¨®".
Como escribe al final de su biograf¨ªa de Hitler el historiador Ian Kershaw, "muchos de los que ten¨ªan una mayor responsabilidad consiguieron escapar sin castigo. Numerosos individuos que hab¨ªan desempe?ado cargos de gran poder en los que determinaban la vida o la muerte y se hab¨ªan llenado los bolsillos al mismo tiempo a trav¨¦s de una corrupci¨®n sin l¨ªmites, consiguieron evitar en todo o en parte un castigo severo por sus acciones y, en algunos casos, lograron prosperar y triunfar en la postguerra".
"Nuremberg estaba s¨®lo pensado para los l¨ªderes nazis", asegura Efraim Zuroff, uno de los ¨²ltimos cazadores de nazis desde el Centro Simon Wiesenthal. "Su objetivo no fue nunca llevar ante la justicia a los todos los criminales de guerra nazis, lo que era una misi¨®n imposible porque su n¨²mero era enorme", prosigue Zurof, quien reconoce que "la guerra fr¨ªa tuvo un efecto muy negativo" sobre la b¨²squeda de criminales. Algunos, como Klaus Barbie, fueron reclutados por los servicios secretos estadounidenses para utilizar la informaci¨®n que ten¨ªan.
La magnitud de los cr¨ªmenes es dif¨ªcil de imaginar: los campos de exterminio, los campos de concentraci¨®n, los Einsatzgruppen que fusilaron a cientos de miles de personas en el Este, los asesinatos de rehenes, las torturas, las leyes raciales, las atrocidades de todo tipo en decenas de pa¨ªses. Se trata de cr¨ªmenes que, conforme pasaban los a?os, cada vez son m¨¢s dif¨ªciles de probar ante un tribunal, seg¨²n han ido desapareciendo los testigos o apag¨¢ndose su memoria. De hecho, uno de los casos m¨¢s famosos, el de John Demjanjuk, bas¨® toda su estrategia de defensa en que no era ¨¦l, en que los testigos que dec¨ªan reconocerle se confund¨ªan. Ciudadano ucranio que huy¨® a Estados Unidos despu¨¦s de la guerra, siempre asegur¨® que era un refugiado inocente. Fue condenado a muerte en Israel en los ochenta acusado de ser Iv¨¢n el terrible, un s¨¢dico guardia del campo de exterminio de Treblinka responsable de miles de muertes. Sin embargo, cinco a?os despu¨¦s, el tribunal supremo levant¨® su condena: no era Iv¨¢n el Terrible, aunque s¨ª era sospechoso de genocidio. Fue finalmente condenado en M¨²nich a cinco a?os de prisi¨®n por haber sido guardia del campo nazi de Sobibor. Muri¨® en 2012.
Su sentencia fue especialmente importante, no s¨®lo porque cerr¨® un caso ic¨®nico de la b¨²squeda de antiguos nazis sino, sobre todo, porque abri¨® un precedente important¨ªsimo que ha permitido el procesamiento de 12 antiguos guardias de Auschwitz en Alemania, de entre 88 y 100 a?os: los jueces decretaron que s¨®lo el hecho de haber trabajado en un campo de exterminio es un delito en s¨ª, aunque no se demuestre que se haya participado directamente en asesinatos o torturas. El 21 de abril comenz¨® el juicio contra Oskar G?ring, de 93 a?os, que llevaba las cuentas de Auschwitz: era el responsable de gestionar el dinero robado a los deportados antes de ser enviados a las c¨¢maras de gas o asesinados con trabajo esclavo.
Los historiadores calculan que pasaron por Auschwitz unos 6.500 guardias. En Alemania, han sido juzgados 43 SS, nueve recibieron cadenas a perpetuidad, 25 fueron enviados a prisi¨®n y el resto fueron absueltos. Seg¨²n un recuento del historiador Andreas Sander, los tribunales alemanes han emitido 6.656 condenas desde 1945 relacionadas con la guerra, por delitos que van desde perjurio hasta asesinato, aunque el 90% de las penas fueron inferiores a cinco a?os. Un c¨¢lculo de Centro Wiesenthal asegura que, desde Nuremberg, unos 106.000 soldados alemanes o nazis han sido acusados de cr¨ªmenes de guerra, unos 13.000 han sido encontrados culpables y m¨¢s o menos la mitad sentenciados. No existe ning¨²n c¨¢lculo de las personas que pudieron participar en cr¨ªmenes de guerra, aunque el gran historiador de la II Guerra Mundial Max Hastings los cifra en "varios cientos de miles".
El escritor alem¨¢n Christoph Heubner, vicepresidente del Comit¨¦ Internacional de Auschwitz, calific¨® en declaraciones a la prensa la falta de persecuci¨®n de los SS despu¨¦s de la IIGM como "uno de los esc¨¢ndalos de la posguerra". "Los perpetradores esencialmente volvieron a la sociedad de la que ven¨ªan, desaparecieron en sus barrios de siempre. Durante muchos a?os, a nadie le import¨® lo que hab¨ªan hecho. Para los supervivientes es un hecho amargo el poco inter¨¦s que hab¨ªa y lo poco que se hizo para perseguir a los perpetradores".
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