Marcos reaparece entre la niebla
El l¨ªder zapatista, rebautizado como Galeano, protagoniza el homenaje del EZLN al fil¨®sofo Luis Villoro, fallecido en 2014
Este s¨¢bado en Chiapas, el subcomandante Marcos ¨Cahora subcomandante Galeano, su nuevo alias desde hace un a?o¨C cont¨® un cuento sobre un viejo fil¨®sofo que subi¨® a lo alto de una sierra para hacerse guerrillero.
En el homenaje del Ej¨¦rcito Zapatista de Liberaci¨®n Nacional al pensador Luis Villoro (Barcelona, 1922-Ciudad de M¨¦xico, 2014), Marcos, o Galeano, ech¨® mano de su mejor recurso para recordar al intelectual: la literatura. Era mentira, pero hab¨ªa tanta niebla que parec¨ªa verdad.
El cuento empieza con el subcomandante escribiendo de madrugada en el cuartel general del EZLN, equipado ¡°con una computadora que funciona con insultos y una impresora que s¨®lo imprime lo que le parece digno¡±. Pero lo interrumpen para comunicarle que ha llegado alguien que quiere hablar con ¨¦l.
¨C?Qui¨¦n?
¨CUn don Luis ¨Cle responden¨C, ya de edad ¨¦l.
En el marco de la puerta se recort¨® la figura del fil¨®sofo. ¡°Subcomandante¡±, dijo. Marcos le indic¨® que pasase. Seg¨²n su cuento, hac¨ªa un fr¨ªo ¡°que mord¨ªa las mejillas como un amante obsesivo¡±, y ¨¦l no se pod¨ªa explicar c¨®mo aquel se?or mayor hab¨ªa sido capaz de llegar a la cima del monte. Luis Villoro tra¨ªa barba de varios d¨ªas y una camisa clara de cuello abierto.
¨CQuiero entrarme de zapatista ?¨Cle dijo el fil¨®sofo al insurgente.
El cuento de Marcos cuenta que le respondi¨® con un ¡°no diplom¨¢tico¡±, d¨¢ndole variedad de motivos para que no se tomase la molestia de meterse en la guerrilla: motivos ¡°geogr¨¢ficos, matem¨¢ticos e interestelares¡±, entre otros.
Tambi¨¦n le dijo que no les quedaban pasamonta?as, pero el fil¨®sofo le respondi¨® que se bastaba con su boina negra. ¡°Con un razonamiento l¨®gico impecable¡±, le explic¨® que si segu¨ªa poni¨¦ndose boina nadie notar¨ªa nada raro, mientras que con un pasamonta?as, ¨¦l, Luis Villoro, el disc¨ªpulo de Jos¨¦ Gaos, el investigador em¨¦rito del Instituto de Investigaciones Filos¨®ficas, el exembajador de M¨¦xico ante la Unesco, el miembro del Colegio Nacional, ¨¦l, con la cabeza tapada por un pasamonta?as, as¨ª, don Luis Villoro, podr¨ªa llamar demasiado la atenci¨®n.
Marcos trat¨® de alegar demencia, pero el fil¨®sofo se sali¨® con la suya y pas¨® a engrosar las filas del EZLN con el alias de Luis Villoro Toranzo, su nombre y sus apellido reales ¨Ctambi¨¦n, como la boina, para disimular¨C.
Villoro, adem¨¢s, le pidi¨® al subcomandante que no desvelase el secreto hasta despu¨¦s de su muerte. Que despu¨¦s, s¨ª, se lo contase a sus hijos y a su pareja, la fil¨®sofa Fernanda Navarro, como un extra?o regalo de despedida: tu pap¨¢ fue guerrillero; el hombre a qui¨¦n am¨®, se?ora, era un miliciano zapatista.
As¨ª dec¨ªa el cuento que cont¨® el subcomandante Marcos este s¨¢bado a mediod¨ªa en el caracol de Oventic. Caracoles, como llaman los zapatistas a sus feudos. Esa ficci¨®n fue su aportaci¨®n a la memoria de Luis Villoro. A continuaci¨®n, habl¨® del otro homenajeado, Jos¨¦ Luis Sol¨ªs alias Galeano, un zapatista que fue asesinado hace un a?o en lo que las autoridades definieron como una ri?a campesina y los zapatistas como un asesinato pol¨ªtico. ¡°Fue secuestrado, torturado y rematado¡±, afirm¨® el guerrillero, que en su honor lleva el nombre de Galeano desde el a?o pasado, cuando el encapuchado m¨¢s famoso del mundo se cambi¨® de apodo e inform¨® de que se retiraba del mando militar del EZLN para dejar su lugar al subcomandante Mois¨¦s.
A mediod¨ªa, al principio de la jornada, una columna de milicianos recibi¨® a la entrada del caracol a los familiares de Luis Villoro y a los de su compa?ero fallecido Galeano. Iban uniformados: pantal¨®n verde, camisa marr¨®n, pasamonta?as y todos con un parche pirata en el ojo, entre la insurrecci¨®n y el carnaval. No llevaban armas de fuego, sino porras de madera. A medida que familiares y soldados bajaban por una cuesta empinada hacia la plaza de Oventic, una pista de baloncesto con dos canastas un poco desmejoradas, desde abajo empez¨® a sonar la canci¨®n Como la cigarra, que ya se ha convertido en el himno auto-ir¨®nico del movimiento zapatista con su arranque que dice Tantas veces me mataron, tantas veces me mor¨ª, y sin embargo estoy aqu¨ª, resucitando. El EZLN ya no es el fen¨®meno medi¨¢tico de finales de los a?os noventa pero sigue presente en cinco ¨¢reas de Chiapas, con su l¨®gica de resistencia y de autonom¨ªa pol¨ªtico-econ¨®mica, y con una mezcla parad¨®jica de compulsi¨®n disciplinaria y sentido del humor.
Antes de Marcos-Galeano, particip¨® en el acto el escritor Juan Villoro, hijo del fil¨®sofo, y aprovech¨® el clima del monte chiapaneco, la niebla que se cern¨ªa hasta convertir el espacio en un teatro de fantasmas, para hacer un gui?o po¨¦tico a la otra familia de su padre, a su tribu final: ¡°Nos hemos reunido en una nube; un regalo del Ej¨¦rcito Zapatista. Y ojal¨¢ esta nube pudiera llover sobre el resto del pa¨ªs para transformarlo¡±. La viuda de Luis Villoro, Fernanda Navarro, le habl¨® a su difunto y le recomend¨® que se quedase ¡°tranquilo¡± en Chiapas, por la monta?a, ¡°fuera de esas ciudades civilizadas¡±.
Despu¨¦s de Galeano-Marcos intervino el subcomandante Mois¨¦s, primer ind¨ªgena al mando del EZLN tras el paso atr¨¢s de su antecesor, criollo, de esas ciudades civilizadas. Mois¨¦s fue quien hizo el discurso de tu¨¦tano pol¨ªtico. ¡°Ser zapatista no es ponerse un pasamonta?as¡±, enunci¨®. ¡°Ser zapatista es organizarse para destruir el sistema capitalista, porque el sistema capitalista nunca se va a poder humanizar¡±. La ceremonia hab¨ªa comenzado con el himno de M¨¦xico, que los zapatistas asumen como propio, y se cerr¨® con el himno espec¨ªfico del ej¨¦rcito insurgente. Al d¨ªa siguiente comenzar¨ªa una semana de jornadas de debate llamadas El pensamiento cr¨ªtico frente a la Hidra Capitalista. Cuando el p¨²blico se retiraba, por megafon¨ªa se dio un mensaje que reson¨® como una reivindicaci¨®n de principios frente a la hidra. Hab¨ªa aparecido un billete tirado en el suelo. ¡°Si alguien lo ha perdido¡±, anunci¨® un representante del EZLN, ¡°puede venir a buscarlo¡±.
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