Objetivo: desalojar a los ¡®tories¡¯
El nacionalista SNP ha sabido explotar la aversi¨®n de los escoceses por los conservadores
En Paisley, justo al borde de los montes Glennifer Braes y a orillas del r¨ªo Cart, 11 kil¨®metros al este del centro de Glasgow se juega este jueves una de las batallas pol¨ªticas m¨¢s simb¨®licas de Escocia. Puede, incluso, que de Reino Unido. En este barrio obrero de la periferia, plagado de edificios de ladrillo rojo y de cemento gris, pero tambi¨¦n de unas cuantas manzanas de casas unifamiliares, una joven de 20 a?os llamada Mhairi Black, del partido de los nacionalistas escoceses (SNP), disputa el esca?o al veterano laborista Douglas Alexander. Que Black se haga con el ese asiento en Westminister apuntalar¨ªa la p¨¦rdida de hegemon¨ªa de la formaci¨®n Ed Miliband en Escocia que ya vaticinan todos los sondeos.
Para el SNP ha ido el voto de Sirah. Mientras acuna el carrito de Rizzo, su beb¨¦ de seis semanas, cuenta que sol¨ªa votar a los laboristas, pero que esta vez ha decidido cambiar el color de su papeleta. ¡°No tengo trabajo, apenas llego a fin de mes y los laboristas no nos han defendido en el Parlamento. Creo que est¨¢ vez es el SNP quien mejor puede jugar las cartas de los ciudadanos escoceses¡±, asegura la mujer, de 35 a?os. La peque?a Rizzo sigue dormida, impasible ante las cr¨ªticas de su madre, que hasta hace dos a?os trabajaba como comercial y que ahora se muestra desencantada y ¡°escarmentada¡± con las pol¨ªticas de austeridad marcadas por el Ejecutivo conservador del primer ministro David Cameron. Un Gobierno que el SNP se ha marcado derribar, como primer objetivo.
Con la mochila al hombro y paso apresurado, Thomas Lack sale de depositar su voto en la concejal¨ªa de Refrenshwire. Tambi¨¦n ha apostado por los nacionalistas escoceses. ¡°Es la forma de luchar contra el establishment, no podemos olvidar que los laboristas son m¨¢s de lo mismo¡±, dice. Jane-Marie, inform¨¢tica de 28 a?os, opina lo mismo. ¡°Hay que luchar contra la austeridad que los ¡®tories¡¯ nos est¨¢n imponiendo. Los conservadores quieren terminar de ahogarnos¡±, remarca. Puede que el SNP sea el big bang que se lee en su camiseta gris.
El partido de los nacionalistas escoceses, que hace tan solo siete meses vivi¨® uno de sus peores momentos tras perder el refer¨¦ndum por la independencia de Escocia, no solo ha sabido superarlo sino que ha salido fortalecido de la derrota. En las elecciones generales de hace cinco a?os, la formaci¨®n nacionalista obtuvo seis de los 59 esca?os que Escocia tiene en Westminster. Hoy, si los sondeos est¨¢n en lo cierto, podr¨ªa conseguir m¨¢s de 50, que convertir¨ªan al SNP en la tercera fuerza pol¨ªtica en un Parlamento que los escoceses quisieron abandonar. Y en las elecciones m¨¢s re?idas desde hace d¨¦cadas, a las que conservadores y laboristas llegan pr¨¢cticamente empatados ¡ªaunque los ¨²ltimos sondeos dan una ligera ventaja a Miliband¡ª, podr¨ªa tener la llave de un futuro Gobierno de coalici¨®n.
Los nacionalistas escoceses y su l¨ªder, Nicola Sturgeon ¡ªque pas¨® a encabezar el partido tras la dimisi¨®n del veterano Alex Salmond, tras la victoria del ¡®no¡¯ a la independencia¡ª ha canalizado uno de los sentimientos m¨¢s aferrados en Escocia: la aversi¨®n por el partido conservador ¡ªlos tories solo ocupan uno de los esca?os escoceses en la C¨¢mara de los Comunes¡ª. Una antipat¨ªa que la mayor¨ªa de sus habitantes cuelan, como coletilla habitual, en sus conversaciones pol¨ªticas. Tambi¨¦n lo hace Paul, que fuma un cigarrillo junto a la abad¨ªa de Paisley, tomando el fr¨ªo sol del mayo escoc¨¦s. Aprovecha una peque?a pausa en su trabajo como jardinero, pero asegura que se acercar¨¢ a las urnas despu¨¦s de su jornada laboral. ¡°Todav¨ªa no s¨¦ a qui¨¦n votar¨¦, pero desde luego no a los tories¡±, dice.
Carlie James tambi¨¦n quiere que los conservadores de David Cameron desalojen el 10 de Downing Street, pero afirma que mantendr¨¢ su voto laborista. ¡°S¨¦ que no est¨¢ de moda, pero prefiero la opci¨®n m¨¢s ¨²til¡±, dice. Esa soluci¨®n es, para ella, que Ed Miliband pueda contar con el mayor n¨²mero de esca?os. Y en un sistema electoral en el que solo sale el candidato m¨¢s votado de cada circunscripci¨®n, dice, es importante votar con cabeza. ¡°Lo contrario ser¨ªa una verdadera pesadilla. De nuevo¡±.
En Glasgow este, un ruidoso barrio de clase trabajadora cercado por dos de las principales arterias de la ciudad, John Ferguson dice que tambi¨¦n votar¨¢ por los laboristas. Conductor de autob¨²s jubilado, cuenta que ha sido sindicalista desde los 20 y votante de los laboristas desde la treintena. ¡°Ahora votar por ellos es, tal vez, m¨¢s importante que nunca. Yo no quiero que Escocia se separe de Reino Unido. Quiero que permanezcamos juntos. Y si el SNP comienza a ara?ar votos eso es lo que ocurrir¨¢¡±, dice. Ferguson se ajusta la chapita roja ¡ªcolor laborista¡ª que lleva prendida en la solapa de la chaqueta, y habla y sonr¨ªe a todos los que se acercan al colegio Saint Michael¡¯s, en una de las partes m¨¢s deprimidas de la zona, que el SNP trata de arrebatar a los laboristas.
Sturgeon, que ha tendido de nuevo este jueves la mano al laborista Ed Miliband ¡ª¡°Lo que buscamos son alianzas para hacer la pol¨ªtica de Westminister mejor¡±, ha dicho¡ª ha visitado el barrio para dar su apoyo a la candidata local, Natalie McGarry. All¨ª, no ha dejado de hacerse ¡®selfies¡¯ con todo el que ha querido y ha tomado un par de tazas de t¨¦ en el local del SNP, donde los voluntarios ataviados con una camiseta que caricaturiza a la l¨ªder nacionalista ¡ªtal y como los conservadores la han descrito¡ª como ¡°la mujer m¨¢s peligrosa de Reino Unido¡±, ofrecen comida india en platos de cart¨®n, pasteles o aperitivos a todo aquel que se acerca. Frente al local del SNP, una casa de apuestas ha colocado un cartel en el que retrata a los l¨ªderes de los principales partidos como ¡®jockeys¡¯ por los que pujar unas cuantas libras. La apuesta no es real: es en realidad una broma sobre el resultado de unas elecciones que ser¨¢n clave para la sexta econom¨ªa del mundo.
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