Votantes flotantes y un s¨¢ndwich de beicon
Episodios grotescos o absurdos de los candidatos se graban en la mente de los electores
Una conocida revista sat¨ªrica llamada Private Eye, versi¨®n brit¨¢nica de Charlie Hebdo pero sin dibujos del profeta, coloc¨® en la portada de su ¨²ltima edici¨®n una foto de David Cameron, el l¨ªder conservador, con los ojos cerrados, aparentemente dormido durante un evento p¨²blico. El titular: ¡°?La campa?a electoral se anima!¡±; a pie de p¨¢gina: ¡°Cameron capta el estado de ¨¢nimo nacional¡±; el globo: ¡°Zzzzzzzzzzz¡±.
Private Eye dio en el clavo. Los discursos de los candidatos que se presentaron a las elecciones generales este jueves, sus recetas econ¨®micas, sus denuncias de los rivales, sus promesas de que si votan por ellos todos vivir¨¢n mejor mientras que si votan por los otros el pa¨ªs se ir¨¢ a la ruina, esto y casi todo lo dem¨¢s que han dicho ha entrado por un o¨ªdo del votante medio y salido por el otro.
No ha habido ni un d¨ªa sin que alg¨²n aspirante haya dicho una barbaridad
A pocos se les escapa que una campa?a electoral contiene mucha farsa, que los pol¨ªticos participan en un gran enga?o del que ellos mismos tienen que ser conscientes al presentarse al electorado como due?os ¨²nicos de las soluciones milagrosas que resolver¨¢n los problemas del pa¨ªs.
Pero ya que los pol¨ªticos caen en la frivolidad, los votantes sucumben tambi¨¦n. El impacto de 100 discursos se diluye frente al p¨²blico ante las cosas que le ocurren a los candidatos fuera del guion, los episodios absurdos, c¨®micos o grotescos en los que se les caen las m¨¢scaras y se delatan como son realmente o como la gente quiere creer, por prejuicio, que son. Estos episodios son los que quedan grabados en las mentes de los votantes, los que generan conversaciones animadas en los salones y en los pubs, no si David Cameron o Ed Miliband ser¨¢n capaces, como ambos han prometido, de simult¨¢neamente recortar el gasto p¨²blico, mejorar el sistema de salud, subir los sueldos y crear nuevos empleos.
Hagamos una breve lista.
El a?o pasado, Miliband, que ha estado en campa?a permanente desde que fue elegido l¨ªder laborista en 2010, protagoniz¨® un desafortunado incidente cuyo impacto en su imagen p¨²blica ha sido incapaz hasta la fecha de borrar. En un intento de presentarse como s¨ªmbolo de la clase obrera cometi¨® el craso error de permitir que se le fotografiara comiendo un s¨¢ndwich de beicon. El desaf¨ªo le super¨®. Con el primer mordisco, un r¨ªo de mantequilla derretida le reg¨® la barbilla, amenazando con mancharle la camisa. El siguiente mordisco, otra tortura. No acab¨® el s¨¢ndwich. Derrotado, se levant¨® de la mesa y se larg¨®. No es casualidad que Private Eye caricaturice a Miliband como gemelo de Mister Bean.
Hace apenas una semana, Miliband volvi¨® a meter la pata. En plan Mois¨¦s, destap¨® una tableta de piedra m¨¢s alta que ¨¦l en la que estaban inscritos sus seis mandamientos para gobernar. Prometi¨® montar la tableta en su jard¨ªn si llegaba a ser primer ministro. Todo el pa¨ªs se deshizo de la risa.
Los desaciertos de Cameron han sido menos bufonescos, pero casi igual de destructivos. En un intento similar al de Miliband de proyectarse como algo que no es, anunci¨® hace un par de a?os que hab¨ªa disfrutado de un cornish pasty ¡ªuna especie de empanada popular entre ciertos sectores de la clase obrera¡ª en una estaci¨®n de tren en la ciudad de Leeds. Result¨® que no era verdad; que no vend¨ªan esta delicia en la susodicha estaci¨®n. Hasta el final de la campa?a, los candidatos laboristas no han dejado de recordar a sus p¨²blicos la rid¨ªcula mentirijilla del primer ministro.
Cameron hizo el tonto tambi¨¦n al hacer p¨²blico que Barack Obama le llamaba Bro (versi¨®n breve de brother, hermano), como si fueran colegas de toda la vida. Y se delat¨® con otra pifia la semana pasada cuando, tras haber hecho un esfuerzo para retratarse como otro futbolero m¨¢s, se olvid¨® durante un discurso de que supuestamente era fan del Aston Villa, no del West Ham.
En cuanto a los dem¨¢s partidos, el campe¨®n de los bochornos ha sido, por goleada, el derechista, populista, antiinmigrante UKIP. No ha pasado apenas un d¨ªa de la campa?a electoral sin que alg¨²n candidato dijera alguna barbaridad, t¨ªpicamente de corte racista. Un par de ejemplos:
Robert Blay, candidato del UKIP, fue pillado por la prensa diciendo que si su rival conservador, Ranil Jayawardena, de origen asi¨¢tico, alg¨²n d¨ªa acababa siendo primer ministro, lo matar¨ªa a tiros.
Peter Endean, otro candidato del UKIP, se asegur¨® el premio a la broma m¨¢s ofensiva del a?o. Para entenderla hay que conocer el sentido de la frase inglesa floating voter. Significa ¡°votante flotante¡±, refiri¨¦ndose al indeciso que no est¨¢ comprometido con ning¨²n partido.
Cuando sali¨® la noticia, hace un par de semanas, de que hab¨ªan muerto ahogados en el Mediterr¨¢neo cientos de inmigrantes africanos, Endean tuite¨® que el Partido Laborista estaba a punto de recibir una buena cantidad de ¡ª s¨ª, de verdad lo dijo¡ª floating voters.
Lo que no qued¨® claro, tristemente, fue si la broma redujo o infl¨® el n¨²mero de personas que han votado al UKIP.
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