Dilma Rousseff y su cura de humildad
La presidenta ya no es aquella jefa autoritaria y absorbente a quien denominaban ¡°gerentona¡±
Pasaron seis meses desde las elecciones presidenciales y la vida p¨²blica en Brasil presenta un rostro irreconocible. Si no fuera porque a menudo el estruendo de las cacerolas exige ¡°fuera Dilma¡±, no hay demasiados indicios de que el Gobierno est¨¦ en manos de Rousseff. La presidenta ya no es aquella jefa autoritaria y absorbente a quien denominaban ¡°gerentona¡±. Alejada de la TV y de cualquier presentaci¨®n p¨²blica, su figura se ha desdibujado. Es un eclipse visual, pero tambi¨¦n conceptual y pol¨ªtico. El pa¨ªs est¨¢ a cargo de otra gente, con otras ideas. Para salvar su Gobierno, Dilma tuvo que ceder un monto incalculable de poder.
Los beneficiarios de esa transferencia son dos figuras ajenas al Partido de los Trabajadores (PT). La gesti¨®n pol¨ªtica qued¨® en manos del vicepresidente, Michel Temer, del Partido del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (PMDB), una fuerza de centro, aliada del PT. La econom¨ªa est¨¢ a cargo del ministro de Hacienda, Joaquim Levy, apodado ¡°manos de tijera¡± por su pasi¨®n por los recortes. Levy fue siempre m¨¢s cercano al Partido de la Social Democracia Brasile?a (PSDB), de Aecio Neves, que al oficialismo.
Con Levy, Brasil comienza a reconciliarse con el mercado
Con esa reorientaci¨®n econ¨®mica Dilma parece abrir una sendero en la regi¨®n: ayer Michelle Bachelet sigui¨® sus pasos al reemplazar a Alberto Arenas por Rodrigo Vald¨¦s en el manejo de los n¨²meros.
Levy sedujo a los mercados con la promesa de un severo ajuste fiscal, indispensable para que el pa¨ªs no pierda la calificaci¨®n de grado de inversi¨®n. Se propuso alcanzar este a?o un super¨¢vit del 1,2% del PIB, a trav¨¦s de una racionalizaci¨®n de m¨¢s del 2% del PIB. M¨¢s de la mitad se realizar¨¢ reduciendo el gasto.
El 20 de abril, Levy se reuni¨® con inversores en Wall Street, donde dej¨® buena impresi¨®n. Expuso un argumento alentador: el 80% de los ahorros que se propone no requiere de la aprobaci¨®n del Congreso.
El jueves pasado se entendi¨® el valor de ese dato. El Poder Ejecutivo tuvo que hacer un enorme sacrificio para que la C¨¢mara de Diputados aprobara dos medidas antip¨¢ticas para cualquier partido de izquierdas. Ambas exigen m¨¢s tiempo trabajado para cobrar el seguro de desempleo o un refuerzo salarial del Estado. La dificultad para aprobarlas fue la reticencia del PMDB a dar sus votos si antes el PT no garantizaba los suyos.
Una torpeza del jefe de gabinete, Alo¨ªzio Mercadante, convirti¨® a Dilma en esclava del PMDB. Mercadante forz¨® una votaci¨®n para impedir que Eduardo Cunha, de ese partido, presidiera la C¨¢mara de Diputados. Al perder, demostr¨® que el gobierno se hundir¨ªa sin el PMDB.
Para salvar su Gobierno, Dilma tuvo que ceder un monto incalculable de poder
El partido de Temer y Cunha hace sentir su rigor a Rousseff. Antes de votar el ajuste de Levy, Cunha consigui¨® aprobar una enmienda constitucional mortificante para la Presidenta. Llev¨® la edad de retiro de los jueces del Superior Tribunal Federal de 70 a 75 a?os. Dilma ya no podr¨¢ nombrar nuevos integrantes de esa corte. Ten¨ªa previsto reemplazar cinco.
Con Levy, Brasil comienza a reconciliarse con el mercado. La devaluaci¨®n del real se detuvo. Y se celebra que, como no habr¨¢ fondos para inversi¨®n, el Estado transferir¨¢ negocios al sector privado. Que la tasa de inter¨¦s en reales sea del 13% anual tambi¨¦n ayuda a la canonizaci¨®n financiera de Levy.
Pero este t¨ªmido optimismo est¨¢ amenazado. Nadie sabe si Rousseff mantendr¨¢ la templanza frente a la contracci¨®n de la econom¨ªa y el aumento de la desocupaci¨®n. Este a?o se prev¨¦ una ca¨ªda de 1,2% en el PIB y un desempleo del 9%. La otra inc¨®gnita se refiere a la inversi¨®n privada. Brasil est¨¢ viciado por la corrupci¨®n. El esc¨¢ndalo de Petrobras se ramifica entre las principales empresas. ?Habr¨¢ tormentas similares en el Banco de Desarrollo (BNDES) o en el tribunal fiscal? ?Qu¨¦ da?os cobijan los balances de los bancos? Las multinacionales, sobre todo las que cotizan en Wall Street, son reacias a involucrarse con un pa¨ªs convertido en una caja de Pandora. El giro impuesto por Levy a la econom¨ªa se registra en otros campos. El ministro de Desarrollo, Armando Monteiro, sostuvo en el Senado que, si bien el Mercosur es un bloque indisoluble, Brasil podr¨ªa discutir su configuraci¨®n para suscribir tratados de comercio con terceros. Rousseff quiere firmar un acuerdo con la Uni¨®n Europea, y no puede hacerlo por la resistencia de la argentina Cristina Kirchner.
Monteiro encendi¨® alarmas en Buenos Aires. El viernes pasado, el ministro de Econom¨ªa argentino, Axel Kicillof, y el canciller, H¨¦ctor Timerman, viajaron en secreto a Brasilia para discutir las relaciones comerciales con el canciller de Rousseff, Mauro Vieira, y con Monteiro. Los brasile?os dieron un ultim¨¢tum. Vieira produjo el jueves pasado otra novedad: declar¨® que Brasil esperaba que Venezuela convoque a elecciones legislativas lo antes posible. Por primera vez el gobierno del PT manifest¨® una preocupaci¨®n clara frente a la crisis venezolana. Un detalle: el 30 de junio Rousseff realizar¨¢ su demorada visita a Washington.
Vieira estuvo obligado a hablar de Venezuela. El Congreso hab¨ªa recibido a las esposas de Leopoldo L¨®pez y Antonio Ledezma, los l¨ªderes que Nicol¨¢s Maduro tiene en cautiverio. El PMDB presion¨® a Dilma para que reciba a esas mujeres. Ella se neg¨®, con la excusa de no invalidar a Brasil como mediador oficioso en Venezuela. Las se?oras de L¨®pez y Ledesma se reunieron con el director de Am¨¦rica del Sur de la Canciller¨ªa.
Rousseff est¨¢ siendo sometida a una rigurosa cura de humildad. Despu¨¦s de que su saludo del D¨ªa de la Mujer, el 8 de marzo, desatara un gran cacerolazo, desapareci¨® de la TV. El 1 de mayo no se dirigi¨® a los trabajadores. El proselitismo del PT prefiere mostrar a Lula da Silva. El s¨¢bado asisti¨® a una boda en San Pablo y fue recibida con insultos.
Son malos tratos dolorosos. Pero quiz¨¢ Rousseff soporte una carga m¨¢s pesada: la de gobernar con el programa de quienes le enfrentaron. El ajuste fiscal, la atracci¨®n de la inversi¨®n privada, la declaraci¨®n sobre Venezuela, la reconciliaci¨®n con Washington y la discusi¨®n del Mercosur, eran cap¨ªtulos del programa de Aecio Neves y el PSDB. Al abrazarlos como propios, Rousseff sufre la derrota m¨¢s dolorosa que puede experimentar un l¨ªder: la de tener que reconocer ante los suyos que las ideas del rival eran mejores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.