¡°Defender la democracia es la obligaci¨®n moral de Europa¡±
La organizaci¨®n apoya a asociaciones en el este de Europa y el norte de ?frica


Podr¨ªa sonar algo ex¨®tico que una organizaci¨®n europea financie la grabaci¨®n de un videoclip de rap en Marruecos. ¡°Era arriesgado, pero fue un ¨¦xito¡±, relata durante una visita a Madrid Jerzy Pomianovsky, director de la Fundaci¨®n Europea para la Democracia (European Endowment for Democracy, EED). El v¨ªdeo, que animaba a los j¨®venes a votar, consigui¨® m¨¢s de tres millones de visualizaciones, y m¨¢s de 200.000 menores de 30 a?os se registraron para acudir a las urnas.
¡°Trabajamos con los pa¨ªses vecinos de la Uni¨®n Europea, en el Este y en el norte de ?frica. Apoyamos a la sociedad civil, a quienes luchan por cambiar las cosas en su pa¨ªs. Nuestra prioridad es el activismo social y la libertad de asociaci¨®n y de expresi¨®n¡±, explica el exviceministro de Asuntos Exteriores de Polonia. Y act¨²an de forma m¨¢s ¨¢gil, sin las trabas burocr¨¢ticas ligadas a las instituciones europeas. En cuesti¨®n de d¨ªas son capaces de dar una respuesta. Empezaron a trabajar en 2013. En poco menos de dos a?os han recibido 1.700 solicitudes y han destinado fondos a 166 proyectos. ¡°La dotaci¨®n econ¨®mica media se sit¨²a entre los 60.000 y los 70.000 euros.¡±
¡°La guerra no es una excusa. Es solo otra forma de existencia, que es dram¨¢tica y hace sufrir extremadamente a la poblaci¨®n. Pero incluso en zonas de guerra la gente se organiza. Nosotros apoyamos, por ejemplo, la impresi¨®n de un peri¨®dico en Siria. La ayuda humanitaria es importante, pero tambi¨¦n lo es preparar a esas sociedades para el momento en el que la guerra termine¡±, indica. Pomianovsky explica que la democracia no puede exportarse, sino que solo puede nacer dentro del propio pa¨ªs: ¡°Lo hemos vivido en la transici¨®n polaca, en la espa?ola, en las del este de Europa. Tiene que quererlo la poblaci¨®n. Y nosotros nos movemos por un principio. Si hay alguien que quiera hacer cambios, no podemos dejarle solo. La solidaridad con esta gente que defiende la democracia es una obligaci¨®n moral para Europa¡±.
Con sede en Bruselas, en la estructura de gobierno de la EED participan representantes de los pa¨ªses miembros. ¡°Pero somos una organizaci¨®n independiente. Es m¨¢s, podemos financiar proyectos de grupos que no est¨¢n registrados, o de grupos pol¨ªticamente sensibles, algo que la UE no puede hacer¡±, a?ade. Tardan entre ocho y doce semanas en contestar las solicitudes. ¡°Nuestra respuesta m¨¢s r¨¢pida fue en Ucrania, durante el Maid¨¢n en Kiev. La polic¨ªa destruy¨® todo el material de un medio de comunicaci¨®n, por lo que los periodistas no pod¨ªan seguir trabajando. En tres d¨ªas les hab¨ªamos enviado el dinero para que repusieran el material¡±.
¡°Nuestro principal reto es, sin duda, el presupuesto. Si cont¨¢ramos con m¨¢s fondos, podr¨ªamos hacer mucho m¨¢s. El apoyo que la fundaci¨®n recibe por parte de los pa¨ªses miembros es desigual. ¡°Para los tres primeros a?os contamos con unos 24 millones de euros. Alemania, Polonia, Suecia, Dinamarca, Holanda y Suiza aportan entre un mill¨®n y un mill¨®n y medio de euros anuales. Pero hay pa¨ªses como Francia o Italia que no destinan fondos¡±, lamenta Pomianovsky. Espa?a acaba de firmar un acuerdo con la organizaci¨®n: ¡°Es una muy buena noticia y valoramos mucho el compromiso pol¨ªtico que supone¡±.
EED act¨²a en Marruecos, Libia, T¨²nez, Siria, Argelia, Egipto, L¨ªbano, Jordania, Palestina, Ucrania, Moldavia, Georgia, Azerbaiy¨¢n y Bielorrusia. Desde finales del pasado diciembre, tambi¨¦n operan en Rusia. ¡°Los pa¨ªses de los que m¨¢s peticiones recibimos son Egipto y Azerbaiy¨¢n, donde se han recortado libertades, y T¨²nez y Ucrania¡±, se?ala. ¡°Por supuesto que implica riesgos para las organizaciones que piden ayuda. Algunos de los activistas a los que hemos apoyado est¨¢n en la c¨¢rcel. Yo mismo imprim¨ª peri¨®dicos de forma clandestina en Polonia en los 80 y asum¨ª muchos riesgos. Pero los activistas quieren ese riesgo porque lo que m¨¢s les importa es poder cambiar sus pa¨ªses¡±.
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