El Partido Socialista franc¨¦s vira al social liberalismo
La formaci¨®n debate cu¨¢l debe ser su sitio en un mundo globalizado y golpeado por la crisis
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
¡°?Qu¨¦ es hoy ser de izquierdas?¡± El gubernamental Partido Socialista (PS) franc¨¦s se encuentra sumido en un profundo debate para buscar su sitio en un mundo globalizado y golpeado por la crisis. En constante p¨¦rdida de apoyo electoral, sus dirigentes reiteran esa pregunta y la respuesta llega cada vez m¨¢s clara por la v¨ªa de los hechos: los socialistas se alejan semana tras semana de la socialdemocracia y se aproximan al socioliberalismo. El camino al centroizquierda ya no tiene retorno.
Hace 30 a?os, en el Congreso del PS en Toulouse, Lionel Jospin, entonces l¨ªder de la formaci¨®n, ancl¨® al partido en la socialdemocracia. Se ampliaron los niveles del Estado de bienestar, la protecci¨®n a los m¨¢s d¨¦biles o los derechos sindicales y laborales, como la limitaci¨®n legal a 35 horas del horario laboral semanal aprobada a finales de los noventa.
Fran?ois Hollande bas¨® su campa?a en 2012 en esos principios socialdem¨®cratas. ¡°Mi enemigo es el mundo de las finanzas¡±, proclam¨®. La realidad ha matizado mucho sus mensajes y ha provocado terremotos en su partido.
El encargado de pilotar el nuevo rumbo es su primer ministro, Manuel Valls. Desde hace 14 meses dirige el Gobierno, pero tambi¨¦n es el gran agitador del partido. El pasado verano lanz¨® la primera carga: ¡°La izquierda puede morir si no se reinventa, si renuncia al progreso¡±.
Las ayudas a las empresas -40.000 millones en tres a?os en ventajas fiscales y de cotizaciones- y la nueva ley para liberalizar la econom¨ªa ¨Cla llamada Ley Macron- han sido las grandes pruebas del cambio. O la nueva ley sobre los servicios secretos, que permite la masiva captaci¨®n de datos sin control judicial. O el endurecimiento de la pol¨ªtica migratoria.
"Nuestros an¨¢lisis y nuestras soluciones han perdido impacto", asume Valls, el gran agitador del cambio en el Partido Socialista
En un partido en el que siempre ha convivido una corriente m¨¢s izquierdista, la protesta interna estall¨® de inmediato. Los d¨ªscolos ¡°mantienen que el partido ha perdido su esencia ideol¨®gica¡±, comenta por tel¨¦fono Henri Rey, del Centro de Investigaciones Pol¨ªticas de Science Po, experto en el PS. Es la tesis de diputados cr¨ªticos como Jean-Marc Germain o Christian Paul. O Philippe Nogu¨¦s, que el jueves dej¨® el partido y el grupo parlamentario porque ¡°el camino hacia una sociedad liberal¡±, explica por escrito, ¡°no ha variado¡± en medio de tanta ¡°interferencia ideol¨®gica¡±.
Sin embargo, es Valls el que va ganando la partida. Lo ha demostrado en el 77 Congreso del partido celebrado este mes en Poitiers. Su aplaudido mensaje a los militantes fue descarnado: ¡°Los mercados no tienen fronteras, la competencia es dura y el coste de la mano de obra, la innovaci¨®n y los avances tecnol¨®gicos se han convertido en factores determinantes¡±. ¡°Todo eso ha golpeado el programa de la izquierda; nuestros an¨¢lisis y nuestras soluciones han perdido impacto¡±.
En agosto pasado, en la universidad de verano del PS en La Rochelle, fue abucheado por decir cosas similares. Ahora, en cambio, ha sido jaleado, pese a que insisti¨® en que la ¨²nica v¨ªa es mantener su pol¨ªtica, ¡°reformar y renovar¡±.
Concluido el Congreso, el primer ministro tom¨® dos iniciativas que apenas levantaron cr¨ªticas en su partido cuando solo hace un a?o hubieran provocado convulsiones: a?adi¨® a la Ley Macron un cap¨ªtulo para fijar indemnizaciones m¨¢ximas en casos de despido y aprob¨® la norma por decreto salt¨¢ndose por segunda vez el voto en el Parlamento.
Todo un s¨ªntoma de que el partido, o al menos la gran mayor¨ªa de sus militantes, acepta el nuevo rumbo. O asume que no tiene otra alternativa. ¡°Una mayor¨ªa ha aceptado ese pragmatismo, acepta las reformas, la transformaci¨®n por etapas¡±, se?ala Henri Rey, quien define la nueva pol¨ªtica gubernamental como ¡°reformista y liberal, de centroizquierda¡±.
¡°Dejemos de pretender hacer el bien a nuestros ciudadanos pero sin ellos¡±, reflexiona una de los diputados rebeldes del grupo socialista
Solo as¨ª se entiende que Valls, Cambad¨¦lis y la l¨ªder de los rebeldes, Martine Aubry ¨Cla que elabor¨® la ley de las 35 horas siendo titular de Empleo- estamparan su firma conjunta en la moci¨®n triunfadora del Congreso, que obtuvo el 70% de apoyos. Es el documento que define al PS como partido ¡°republicano y ecologista¡±. ¡°No es ni socioliberal ni neocomunista. Es un partido reformista que busca el progreso en todo¡±. Christophe Caresche, destacado dirigente del grupo parlamentario, se?ala que ¡°no hay otra opci¨®n realista¡± a la l¨ªnea del Gobierno.
El debate de las ideas corre paralelo a la sangr¨ªa de p¨¦rdidas electorales. Y a la de afiliados: oficialmente son 132.000, pero solo rozan los 80.000 los que est¨¢n al corriente en el pago de cuotas. Muy lejos de los 213.000 militantes de Los Republicanos, el partido de Nicolas Sarkozy. Todas las encuestas apuntan a la p¨¦rdida del El¨ªseo en 2017. ¡°El Gobierno va directo al desastre¡±, ha advertido el exministro Arnaud Montebourg, expulsado del Ejecutivo por d¨ªscolo, en Journal du Dimanche.
Para evitarlo, Hollande y Valls quieren ampliar el electorado desde el centro hasta la izquierda. Buscan la recomposici¨®n de la ¡°casa com¨²n¡±, como la llama Valls, es decir, la alianza con otros partidos izquierdistas y Verdes. Preservar el modelo social franc¨¦s es el l¨ªmite a esa v¨ªa socialliberal. Por eso, no existir¨¢ el contrato laboral ¨²nico que reclama la patronal, ni se tocar¨¢ el principio de las 35 horas semanales, ni se reducir¨¢ el presupuesto de Educaci¨®n¡ ¡°No habr¨¢ austeridad¡±, repiten en el Gobierno y el partido.
Para los cr¨ªticos, esas promesas no son suficientes. Christian Paul, el diputado rebelde que en Poitiers obtuvo el 30% de apoyos a su moci¨®n cr¨ªtica, ha denunciado el alejamiento de la ciudadan¨ªa. ¡°Dejemos de pretender hacer el bien a nuestros ciudadanos pero sin ellos¡±. Para ¨¦l, la liberalizaci¨®n econ¨®mica ¡°est¨¢ en las ant¨ªpodas de lo que debe hacer un Gobierno de izquierdas¡±. Y Michelle Chay, directora nacional de la Confederaci¨®n Nacional del Trabajo (CGT), promete guerra ante ¡°el ataque¡± que han sufrido por limitar las indemnizaciones por despido.
Hollande y Valls han abierto una nueva v¨ªa sin retorno en el socialismo franc¨¦s, pero la estaci¨®n de llegada a¨²n no tiene nombre definitivo y los socialistas ni siquiera est¨¢n seguros de alcanzarla.
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