El Rey: ¡°En Espa?a se respeta, conoce, piensa y siente M¨¦xico¡±
Felipe VI, en su primera visita de Estado a M¨¦xico, ha agradecido al pueblo mexicano la acogida de espa?oles en los a?os 30 y 40
Tres cuartos de siglo despu¨¦s, en la lejana tierra que les dio refugio, un Rey de Espa?a rindi¨® homenaje al exilio republicano. Felipe VI, en su primera visita de Estado a M¨¦xico, aprovech¨® para romper una lanza en recuerdo de aquel ¨¦xodo que, huyendo de una Europa en llamas, hall¨® de la mano del general L¨¢zaro C¨¢rdenas la acogida que nadie m¨¢s les brind¨® y que fue el fermento para la eclosi¨®n intelectual del pa¨ªs. ¡°Quiero destacar la emigraci¨®n espa?ola del exilio entre los a?os 30 y 40 del siglo pasado, una emigraci¨®n de marcado car¨¢cter intelectual que dio origen a instituciones de prestigio y enriqueci¨® la universidad¡±, dijo Felipe VI al rememorar la historia de los ¡°transterrados¡± y agradecer la acogida que se les dio. ¡°En Espa?a se respeta M¨¦xico, se conoce a M¨¦xico, se piensa en M¨¦xico y se siente a M¨¦xico con la fuerza de la verdadera amistad¡±, a?adi¨®.
Los Reyes iniciaron su visita de Estado ante el Monumento a los Ni?os H¨¦roes, uno de los nervios sensibles de M¨¦xico. All¨ª est¨¢n enterrados los seis cadetes muertos en 1847 a manos de las tropas estadounidenses durante la Batalla de Chapultepec. Ca¨ªdos en la defensa del Colegio Militar, esos j¨®venes, casi adolescentes, que decidieron no rendirse ante un enemigo superior en armas y n¨²mero, simbolizan para muchos mexicanos la resistencia ante la voracidad del vecino del norte. La naci¨®n que, en aquella guerra, arranc¨® de cuajo a M¨¦xico los estados de Texas, Nuevo M¨¦xico y California, pr¨¢cticamente la mitad de su territorio. Ante ese monumento, bajo un cielo plomizo, los Reyes depositaron en silencio una ofrenda floral y fueron saludados con el himno y las salvas de honor. Despu¨¦s acudieron al castrense Campo de Marte a su encuentro con el presidente mexicano y su esposa, la antigua actriz de telenovela Ang¨¦lica Rivera. M¨¦xico, el pa¨ªs donde el protocolo adquiere formas de ritual, les recibi¨® con el himno, 21 salvas de artiller¨ªa y un desfile honor. No es la primera vez que Felipe VI y Enrique Pe?a Nieto coinciden. El Rey conoce bien los entresijos del continente. Como Pr¨ªncipe de Asturias particip¨® en 69 tomas de posesi¨®n de presidentes americanos, incluida la de Pe?a Nieto, a quien ha visto al menos cinco veces. Una de las ¨²ltimas fue en la Cumbre Iberoamericana de Veracruz, a principios de diciembre pasado. Este conocimiento previo era apreciable a simple vista en el Campo de Marte. Y tambi¨¦n en las palabras del Rey, que aprovech¨® para agradecer el inter¨¦s Pe?a Nieto en la visita y para mostrar uno de los objetivos principales del viaje: ¡°Estoy convencido de que servir¨¢ para que 170 millones de mexicanos y espa?oles podamos comprobar lo mucho que tenemos en com¨²n, la fuerza y vitalidad de nuestras relaciones y el enorme potencial que hay delante de nosotros¡±. El presidente de M¨¦xico record¨® la "vigorosa agenda de trabajo" entre ambos pa¨ªses y pidi¨® la ¡°renovaci¨®n de la alianza para un futuro mejor¡±.
Como Pr¨ªncipe de Asturias particip¨® en 69 tomas de posesi¨®n de presidentes americanos, incluida la de Pe?a Nieto
Tras la bienvenida en el Campo de Marte, los Reyes se dirigieron al Ayuntamiento de la Ciudad de M¨¦xico, enclavado en el hist¨®rico Z¨®calo, el coraz¨®n del pa¨ªs. All¨ª, en el Sal¨®n de Virreyes, Felipe VI rememor¨® los ¡°lazos de sangre y cultura¡± con Espa?a y desde el reconocimiento a la ¡°historia compartida¡± rindi¨® su homenaje al ¨¦xodo espa?ol: ¡°Quiero destacar la emigraci¨®n espa?ola del exilio entre los a?os 30 y 40 del pasado siglo, una emigraci¨®n de marcado car¨¢cter intelectual que dio origen a instituciones de tanto prestigio como el Colegio de M¨¦xico. Su aporte contribuy¨® tambi¨¦n a enriquecer la universidad m¨¢s grande de Am¨¦rica ¡ªla UNAM¡ª, el Fondo de Cultura Econ¨®mica y otras instituciones de gran rigor cient¨ªfico¡±. Ya por la noche, en la cena en el Palacio Nacional, insisti¨® en la idea: ¡°Quiero referirme a miles de intelectuales espa?oles exiliados que formaron a innumerables alumnos mexicanos con sabidur¨ªa y rigor. No solo se distinguieron por ello en las aulas sino que enriquecieron esta su patria de adopci¨®n con una ingente obra: llevaron a cabo traducciones de diversas lenguas; fundaron y mantuvieron revistas cient¨ªficas y literarias, y promovieron importantes estudios sociales. Con ellos se mezclaron arquitectos, escritores, cineastas y artistas. Y desde aqu¨ª, desde M¨¦xico, los propios espa?oles transterrados reivindicaron a Espa?a¡±.
Sus palabras con seguridad resonar¨¢n en el coraz¨®n de muchos de los supervivientes de aquella dolorosa migraci¨®n que llev¨® al otro lado del oc¨¦ano a figuras como Luis Bu?uel, Max Aub, Jos¨¦ Gaos, Luis Cernuda, Le¨®n Felipe o Ram¨®n Xirau. Un ¨¦xodo de decenas de miles de refugiados que arraig¨® en M¨¦xico gracias a la puerta abierta por el general C¨¢rdenas, cuya apuesta por la causa republicana en una hora de pasividad general se convirti¨® en una l¨ªnea maestra que la pol¨ªtica exterior mexicana mantuvo hasta el 28 de marzo de 1978 cuando, ya asentada la democracia en Espa?a, se restablecieron las relaciones diplom¨¢ticas. Fruto del aquel exilio fue una edad de oro intelectual en la que participaron tambi¨¦n los hijos y nietos de los refugiados, un influyente colectivo que se siente mexicano, pero que nunca ha olvidado la Espa?a que qued¨® atr¨¢s y que ayer, en boca del Rey, les rindi¨® homenaje.
¡°Cotas m¨¢s altas de compromiso ¨¦tico¡±
Socios, amigos, compa?eros y aliados. As¨ª defini¨® Felipe VI la relaci¨®n entre Espa?a y M¨¦xico en la cena ofrecida anoche en el Palacio Nacional. Una relaci¨®n estrecha y de ¡°enorme potencial¡±, pero que, a juicio del Rey, no puede olvidar su base social: ¡°Nuestros pa¨ªses viven momentos de evoluci¨®n pol¨ªtica, social y econ¨®mica generada desde el vigor de nuestras sociedades, que reclaman siempre con justicia, las cotas m¨¢s altas de exigencia y de compromiso ¨¦tico. Ello requiere repuestas efectivas, precisas y directas que satisfagan las demandas de nuestros ciudadanos¡±.
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