Negar insulta, olvidar mata
Se cumplen 20 a?os del primer genocidio en Europa desde 1945
¡°Dispar¨¢bamos sentados¡± llegado el momento, confesaba Dra?en Erdemovic al Tribunal de La Haya, porque matar en esa cantidad, agota. Los alemanes estudiaron su complejidad industrial; los serbios fueron a ello m¨¢s atolondradamente. En el cine no se ve lo complicado que es matar a 8.000 en un fin de semana.
No s¨®lo necesitaban sillas de bar, necesitaban manos voluntarias, reclutadas en autobuses, para seguir apretando el gatillo, recargando: A 252gr el cartucho de AK47, probablemente 14 toneladas de munici¨®n; y los ca?ones se recalientan y se estropean. Y apartar cuerpos, que aun sin plomo no bajan de los 75 kilos, y autobuses para los voluntarios y allegar decenas de excavadoras, rugiendo durante d¨ªas, y sus cisternas, y la intendencia, el rancho, letrinas para los ejecutores. Alguno se pondr¨ªa malo bajo aquel sol grasiento.
Y luego, vuelta a empezar, recuerda Katrin Bromberg: ¡°Se sab¨ªan descubiertos y regresaron ?a desenterrar a todos!¡± Triturados ahora por las palas mec¨¢nicas, los restos fueron arrojados en campo abierto en 314 lugares y 93 fosas comunes. La directora del Comit¨¦ Internacional para las Personas Desaparecidas (ICMP) hace ciencia de la repugnancia: en un meticuloso re-engarce, de los 8.372 desaparecidos, han identificado a 6.930 de entre 17.000 trozos humanos diseminados. 6.241 descansan ya, otros aguardan: Es triste dar tierra al horror y que despu¨¦s te aparezca a¨²n una pierna por ah¨ª. 1.070 personas siguen a¨²n desaparecidas.
El 13 de julio estaban ya los sat¨¦lites despachando im¨¢genes inquietantes. La secretaria de Estado norteamericana tard¨® unos d¨ªas en sacarlas a la prensa, revela Florence Hartmann en ¡°Le Sang de la Realpolitik. L¡¯Affaire Srebrenica¡±, que ve conveniencia, si no aquiescencia. Los enclaves ¡°bajo protecci¨®n de la ONU¡± fueron sacrificados ¡°?¡a cambio de qu¨¦ paz?¡±, cuestiona la ex corresponsal de Le Monde y ex portavoz de La Haya. Por vergonzoso que fuese para las potencias garantes, especialmente Occidente, tampoco ¡°se pod¨ªa sospechar el calibre de tal exterminio masivo¡±, matiza el avezado informador Dejan Anastasijevi?, ¡°ninguno lo imaginamos ni aun conociendo las masacres previas¡±.
¡°La v¨ªctima m¨¢s joven ten¨ªa 2 a?os¡±, esgrime el Dr McNeill a quien mencione ¡°fusilamiento de ex combatientes¡±; y demasiados agujeros en el cuerpo. Encontr¨¦ al forense McNeill en 1996, resbalando entre barro y restos humanos en el interior de las fosas de Kalesija y Kamenica. ¡°El horror me ha hecho pintar¡±, me dice compungido en Royal Holloway University of London, donde el profesor Akil N. Awan ha dirigido el simposio ¡°20 Aniversario del Genocidio de Srebrenica¡±.
¡°Los¡± genocidios, quiere recalcar el investigador Jasmin Mujanovi? (Uni. York) enumerando: 5.200 ejecutados en Prijedor, 2.000 de Zovrnik, 3.000 de Vi?egrad, 2.700 de Fo?a, 8.372 de Srebrenica; y Bijelina, Bratunac, Sanski Most¡ el resto hasta 100.000 son ¡°bajas¡±, incluidas las 12.000 del asedio de Sarajevo. Autor de ¡°Genocide as Political Strategy¡± remarca el car¨¢cter ¡°totalitario¡±, antes que ¡°nacionalista¡±, del proyecto serbio: ¡°En 1987 en Kosovo, Milo?evi? no descubre el nacionalismo, sino el estado policial en su beneficio¡±. El nacionalismo fue el ¨²til y del r¨¦gimen comunista se heredaron los modos.
"Zaborav ubija" (El olvido mata) es la exposici¨®n de Andrej ?erkovic? en Sarajevo. Mata, porque el peligro pervive y es latente, pero cada generaci¨®n vuelve a minimizarlo. Waqar Azmi preside Remembering Srebrenica para que el olvido no mate m¨¢s: ¡°Para recordar, para aprender, para comprometerse¡±. Y es que apenas hab¨ªa pasado una d¨¦cada del ¡°never again, never to forget¡± del presidente Jimmy Carter en Auschwitz, en 1979, cuando el exterminio volvi¨® a Europa. Samantha Power era entonces free lance en Bosnia y es hoy embajadora porque se hart¨®: ¡°mis art¨ªculos no serv¨ªan para nada¡±. Su obra ''A Problem From Hell¡± indaga en el silencio estadounidense ante el genocidio, desde Armania a Bosnia y a Rwanda.
Srebrenica fue el ¡°asesinato sistem¨¢tico e industrializado de m¨¢s de 8.000 personas¡± de origen bosnio-musulm¨¢n, ¡°un plan inhumano para limpiar una tierra de un grupo particular de personas¡±, resume Waqar Azmi. No es opinable, dos instancias de la ONU, la Corte de Justicia Internacional y el Tribunal Penal para la Antigua Yugoslavia, lo han declarado un genocidio.
Sin embargo hoy ¡°estamos en la tercera generaci¨®n del negacionismo¡±, advierte el profesor de estudios sureslavos Eric Gordy, autor de ¡°Srebrenica Denial Discourse¡±: primero fue negar y silenciar; luego, comparar, relativizar y minimizar: y por fin ahora cambiar de marco: ? pero qu¨¦ es un genocidio, cual es su marco legal, seg¨²n qui¨¦n¡? En el 20 aniversario ¡°todos los elementos se han reunido para expandir la duda hasta el hast¨ªo¡±.
La actriz Zana Marjianovi? trabaj¨® con Angelina Jolie para su primer filme ¡°In the Land of Blood and Honey¡±. Fue la protagonista: salvada para ser esclava sexual de las tropas serbias. Hoy diputada por la Uni¨®n para un Futuro Mejor (SBB), recuerda que ¡°el coraje de las mujeres violadas de Bosnia ha sido esencial¡± para que la ONU declare la violaci¨®n un crimen contra la humanidad.
Para Angelina Jolie, comprometida con las mujeres violadas como arma de guerra, ¡°nunca olvidar¨¦ mis pasos por el g¨¦lido vac¨ªo¡± del complejo industrial de Poto?ari, donde miles de hombres y ni?os ¡°fueron sacrificados en un genocidio deliberado¡±. Pero a¨²n ¡°demudada¡± qued¨® con el trabajo ¡°contra el odio y la venganza¡± de las Madres de Srebrenica, cuyo ¡°dolor es a¨²n magnificado por su negaci¨®n¡±.
El discurso de la negaci¨®n lleva 20 a?os, pero ¡°se va refinando¡±, explica Gordy, ¡°ha habido una migraci¨®n del disputar datos al disputar significados o disputar la autoridad que los presenta¡±. Niegan quienes lo ignoran, desoyen, silencian; niegan quienes comparan, lo ponen "en contexto"; los de: " lo mismo habr¨ªan hecho los otros". Cuantos redefinen, ensanchan o limitan el concepto de genocidio, cuestionan la ciencia o la autoridad.
Srebrenica es posiblemente el Crimen contra la Humanidad m¨¢s investigado de la historia, asegura Bromberg, se sabe todo, hora a hora, rutas, convoyes, por cientos de fuentes y decenas de miles de pruebas. Pero ¡°contra Srebrenica hallo el mismo argumentario que en el holocausto¡±, me dice Oliver Kamm, autor de ¡°Countering the Deniers¡±. ¡°Pero, si cabe, es peor: ?Aqu¨ª tenemos los cuerpos!¡±.
Los negacionistas ser¨ªan una y la misma casta cobijada en rincones conspiran¨®icos de la derecha y la izquierda: desde oscuros pero virales ¡°blogueros acomplejados¡± a ¡°irresponsables intelectuales¡± del tama?o de Noam Chomsky, acusa Kamm.
Tras la ca¨ªda de Srebrenica, un sobrecogedor silencio se abati¨® sobre toda Bosnia, durante horas y d¨ªas. Y de repente empezaron a surgir de los bosques de Tuzla sombras casi vivientes, goteando de aquellas colinas deshidratadas bajo un sol de injusticia.
Cientos, luego miles de mujeres, arrastrando sus cuerpos, y los de ni?os y ancianos, empezaron a alcanzar por el sureste la pista ardiente del aeropuerto de Tuzla. Tambi¨¦n los primeros escapados del genocidio, como aquel adolescente Hasan Hasanovi?, escondido bajo los cad¨¢veres de sus familiares. Parec¨ªa una mala pel¨ªcula, pero sus protagonistas sobreviven; posiblemente a su pesar. Por el holocausto sabemos que s¨®lo m¨¢s duro que morir es la estupefacci¨®n de saberse superviviente. Y a¨²n que te lo nieguen.
Ramiro Villapadierna fue informador en los Balcanes entre 1990 y 2003 y ha trabajado en Europa Central durante 25 a?os. Hoy dirige el Instituto Cervantes en Praga.
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