Hillary Clinton reclama una econom¨ªa m¨¢s equitativa

Hillary Clinton le habl¨® el lunes a esa clase media trabajadora que no acaba de sentir el fin de la crisis y la progresiva recuperaci¨®n econ¨®mica de Estados Unidos. Son los hombres, pero sobre todo las mujeres, que conforman ese 99 % de la econom¨ªa del pa¨ªs que sigue beneficiando sin embargo de forma desproporcionada al privilegiado 1 % en la c¨²pula. En su primer gran discurso econ¨®mico desde que lanz¨® su candidatura a la presidencia en 2016, la dem¨®crata desgran¨® en Nueva York su visi¨®n de una econom¨ªa m¨¢s justa y equitativa -y duradera- y las claves para lograrlo.

¡°Tenemos que construir una econom¨ªa de crecimiento y justicia. No puede haber una cosa sin la otra¡±, insisti¨® Clinton en un discurso de 45 minutos. Y una econom¨ªa justa es aquella en la que no solo suben los salarios de los directivos, sino que los beneficios tambi¨¦n se reflejan en los cheques de fin de mes de esa clase media ¡°que tan duramente trabaja¡±, afirm¨® en la Universidad New School, un basti¨®n liberal.

¡°La medida de nuestro ¨¦xito debe ser cu¨¢nto crecen los ingresos de las familias, no los de los directivos¡±, subray¨®.

Las palabras de Clinton estuvieron salpicadas de otros gui?os a la izquierda que le disputa otro de los candidatos dem¨®cratas, el socialista Bernie Sanders, como su defensa de los sindicatos, su propuesta de aumentar el salario m¨ªnimo -aunque sigue sin decir cu¨¢nto-, su demanda de m¨¢s inversiones en infraestructura o de un mayor control de Wall Street, ep¨ªtome de los excesos que llevaron a la recesi¨®n apenas superada.

Clinton tampoco escatim¨® en referencias a las demandas de otro basti¨®n clave dem¨®crata, las mujeres. Y ah¨ª la exprimera dama no tuvo reparos en jugar con su papel de madre y hasta abuela trabajadora para mostrar su comprensi¨®n con los reclamos de una parte fundamental de la fuerza laboral de un pa¨ªs, seg¨²n destac¨®.

¡°Ha llegado la hora de poner fin de una vez al abuso de que tantas mujeres sigan ganando menos que los hombres por el mismo trabajo. Y de que las mujeres de color ganen incluso menos¡±, dijo entre aplausos. No menos bien recibida fue su demanda de que se reconozca de una vez tambi¨¦n que el acceso a un sistema de educaci¨®n preescolar asequible ¡°no es un lujo, sino una estrategia para el crecimiento¡± econ¨®mico, al igual que su defensa de una mejor educaci¨®n como base para una mayor igualdad social y salarial.

La candidata dem¨®crata, al igual que su rival republicano Jeb Bush, ha tratado en lo que va de campa?a de distanciarse del apellido que en EE UU se asocia con otra presidencia y hasta una dinast¨ªa. No as¨ª en esta ocasi¨®n. Si hay algo de lo que a los Clinton les gusta alardear es del estado de cuentas -saneadas- que dej¨® Bill Clinton tras sus ocho a?os de mandato (1993-2001).

¡°Ya van dos veces en los ¨²ltimos 20 a?os que un presidente dem¨®crata ha tenido que llegar y ponerse a limpiar el desastre dejado (por un republicano)¡±, dijo respecto del mandato de su marido y del actual inquilino de la Casa Blanca, el tambi¨¦n dem¨®crata Barack Obama. De este destac¨® adem¨¢s su reforma sanitaria, que dijo apoyar y continuar de llegar a la presidencia, as¨ª como sus esfuerzos para lograr una reforma migratoria integral que a¨²n se resiste, pero con la que Clinton volvi¨® a comprometerse tambi¨¦n.