Grecia: La Troika Contraataca
Con instituciones supranacionales que defienden a rabiar los intereses de los acreedores no se juega
El domingo 5 de julio los votantes griegos rechazaron categ¨®ricamente el programa de la Troika que promet¨ªa la perpetuaci¨®n y agravamiento de la miseria a la que est¨¢n expuestos desde hace cinco a?os. Cuatro d¨ªas despu¨¦s el gobierno, sin duda inclin¨¢ndose ante el ultim¨¢tum de los pa¨ªses l¨ªderes de la Eurozona, present¨® uno propio que es pr¨¢cticamente un calco del que los electores repudiaron. Una capitulaci¨®n explicable por el miedo a una salida de facto de la Eurozona y a la profundizaci¨®n de la crisis como consecuencia de ella en el futuro inmediato.
Claras son las lecciones que esta crisis nos depara. Una que debemos resaltar es que el cumplimiento de las reglas impuestas ha condenado a Grecia a una de las depresiones econ¨®micas m¨¢s severas registradas en la historia. Ahora bien, muchos piensan que el pa¨ªs lo merece porque durante a?os sus gobiernos, y este en particular, han revelado conductas que subrayan el desprecio a la disciplina, responsabilidad y cumplimiento con los acuerdos comunitarios. Un pa¨ªs no puede vivir para siempre con la mano extendida, debe asumir un costo inevitable que hay que pagar, por m¨¢s alto que sea, para encauzarlo hacia un crecimiento vigoroso de su econom¨ªa. A Nirvana solo se llega con el sacrificio.
Un pa¨ªs no puede vivir para siempre con la mano extendida
Este modo de ver las cosas no ayuda mucho. No pregunta qui¨¦nes cargan con el sacrificio y si ¨¦ste es justo o no. Peor, ignora el papel de los acreedores internacionales en la gestaci¨®n de lo que hoy es verdaderamente inevitable: las crisis financieras. En estos tiempos en que fabulosas sumas de dinero circulan a diario y sin mayor regulaci¨®n, es ¨²til seguirles la pista si queremos entender por qu¨¦ se incuban y qu¨¦ alianzas se forjan para perpetuarlas. El caso de Grecia ilumina. Es conocido que sus bancos privados, desde mucho antes de la crisis presente, facilitaron la salida de capitales de magnates y grandes empresas hacia centros financieros del exterior. Pero poco se reconoce la complicidad de los grandes bancos comerciales en Londres, Zurich, Nueva York y Frankfurt y los lazos que los unen con los para¨ªsos fiscales. Podemos pontificar sobre ¡°la irresponsabilidad y pereza griega¡± por anclar capitales que no tributan en para¨ªsos fiscales cuya suma aproxima un tercio de su deuda p¨²blica pero, ?qui¨¦n hace hincapi¨¦ en los ingentes beneficios que este entramado reporta a las entidades financieras internacionales?
La verdad es que con recursos anclados en los para¨ªsos fiscales, cuyo n¨²mero y volumen de operaciones han crecido exponencialmente desde 1980, los grandes bancos comerciales con sede en los pa¨ªses l¨ªderes de la Eurozona y los fondos de cobertura desregulados invierten en activos financieros en las bolsas de Nueva York y Londres. Para los bancos en particular es un negocio redondo que posibilita el lavado de activos y que, convenientemente, les ha permitido recapitalizarse luego de sus multimillonarias inversiones fallidas en el mercado de los derivados financieros que, recordemos, desataron la crisis de 2008 y la posterior miseria que ha asolado al sur del Continente. Subrayemos que los capitales fugados de la ¡°irresponsable¡± Grecia y de otros pa¨ªses deudores contribuyeron a su recapitalizaci¨®n. Y subrayemos tambi¨¦n que son fuentes de especulaci¨®n con el precio de los bonos soberanos con resultados que pueden significar mayores cuotas de sacrificio para los pa¨ªses que los emiten. Entre ellos, naturalmente, la ¡°irresponsable¡± Grecia.
No es dif¨ªcil entender entonces por qu¨¦ los esfuerzos para controlar a los para¨ªsos fiscales son hasta la fecha muy tibios. No solo los ubicados en el Caribe, sino en el mismo coraz¨®n de Europa ¨C Luxemburgo, Reino Unido, Liechtenstein, San Marino, Letonia y otros ¨C juegan papel clave para asegurar la rentabilidad del capital financiero que, incluso en tiempos de crisis, ha aumentado considerablemente. Porque los grandes beneficiados de la crisis de la Eurozona han sido precisamente los para¨ªsos fiscales, vale decir, los grandes bancos comerciales que operan en ellos. Comparar el inter¨¦s que revelan los pa¨ªses l¨ªderes de la Eurozona para poner fin a esta insania con su exigencia de que Grecia cumpla con un ajuste dur¨ªsimo es para ponerse a llorar.
El tremendo sacrificio impuesto por la crisis no lo han cargado los que la engendraron
El asunto entonces es muy claro: el tremendo sacrificio impuesto por la crisis no lo han cargado los que la engendraron. Con todo, esta injusta realidad es de muy poca ayuda para un pa¨ªs que ahora est¨¢ postrado. El contraataque de la Troika y todo lo que representa ha sido fulminante, previsto primeramente en la decisi¨®n del Banco Central Europeo de suspender las l¨ªneas de liquidez a los bancos griegos, una medida que conduce al inevitable estrangulamiento de la econom¨ªa. Peor, es que se avecinan t¨¦rminos much¨ªsimos m¨¢s duros que incluyen la venta de activos p¨²blicos a precios en oferta. Digamos que son los t¨¦rminos humillantes y expoliadores que imponen los vencedores en las guerras.
El tiempo dir¨¢ si Grecia puede convivir en la Eurozona con m¨¢s austeridad y con promesas vagas de quitas a una deuda que es insostenible. El tiempo tambi¨¦n nos dir¨¢ si su gobierno, que se atrevi¨® a desafiar abiertamente las pol¨ªticas que imponen la austeridad, podr¨¢ sostenerse. Pero no necesitamos esperar para aprender una lecci¨®n importante de esta crisis: con instituciones supranacionales que defienden ciegamente y a rabiar los intereses de los acreedores no se juega. Al menos no con la poca conciencia en Europa y el mundo entero de que este orden pol¨ªtico-econ¨®mico contribuye a perpetuar injusticias y miserias.
Jorge L. Daly ejerce c¨¢tedra en la Universidad Centrum ¨C Cat¨®lica de Lima.
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