¡°Los iran¨ªes buscamos restaurar nuestra dignidad en el mundo¡±
Grupos de j¨®venes festejan el pacto nuclear recordando en las calles de Teher¨¢n a los l¨ªderes del Movimiento Verde
Varios miles de j¨®venes iran¨ªes han aprovechado la noche de este martes el pretexto del acuerdo nuclear para recordar que el Movimiento Verde que inund¨® de protestas las calles en 2009 sigue vivo y corear esl¨®ganes pidiendo la liberaci¨®n de sus l¨ªderes. ¡°Ya Hosein, Mir Hosein¡±, ¡°Ya Mehdi, jeque Mehdi¡±, repet¨ªan en referencia a Mir Hosein Musavi y Mehdi Karrubi, los dos pol¨ªticos que cuestionaron el resultado de las elecciones presidenciales de 2009 y cuyas protestas desataron la mayor crisis pol¨ªtica desde la fundaci¨®n de la Rep¨²blica Isl¨¢mica.
Desde la ca¨ªda de la noche, poco despu¨¦s de que se rompiera el ayuno de Ramad¨¢n, grupos de gente, en su mayor¨ªa j¨®venes, han ido reuni¨¦ndose en las plazas de Vanak, Vali Asr, Tajrish, Madar, en varios puntos de Teher¨¢n, haciendo o¨ªdos sordos a las advertencias de los m¨¢s conservadores. Aunque su n¨²mero era comparativamente peque?o para una ciudad de 15 millones de habitantes, los observadores apuntaban al valor de su presencia tras la represi¨®n que sufri¨® el Movimiento Verde.
¡°Pedimos la liberaci¨®n de los presos pol¨ªticos porque ellos fueron el principio de este movimiento hacia la democracia¡±, asegura Ershad, un profesor de ingl¨¦s de 27 a?os, en Vanak. ¡°El acuerdo nuclear alcanzado este martes es un cambio radical en la pol¨ªtica exterior de Ir¨¢n y confiamos en que mejore nuestra imagen y tambi¨¦n nuestra econom¨ªa¡±, a?ad¨ªa en medio del ruido de las bocinas que desde la calzada animaban a los manifestantes.
¡°Somos gente civilizada, queremos la paz¡±, a?ad¨ªa su compa?ero Mir Abbas, de 29 a?os. A su alrededor, la multitud coreaba ¡°Parlamento, ?te das cuenta del acuerdo?¡±, dirigi¨¦ndose a los conservadores que s¨®lo han aceptado la negociaci¨®n a rega?adientes porque ten¨ªa el respaldo del l¨ªder supremo. ¡°Ya s¨®lo nos falta elegir un nuevo Parlamento en febrero¡±, apuntaba una mujer.
La polic¨ªa, que hab¨ªa cortado el tr¨¢fico en la zona de la plaza donde se hallaban los manifestantes, observaba sin intervenir. Un poco m¨¢s al norte, en el cruce de Parkway, una mujer portaba una pancarta en la que daba las gracias a Zarif, el ministro de Exteriores y jefe negociador iran¨ª.
Al sur, en la plaza de Vali Asr, donde el n¨²mero de manifestantes era mayor, un nutrido despliegue de polic¨ªas, incluidos algunos antidisturbios, imped¨ªa que ocuparan el centro y bloquearan la circulaci¨®n. ¡°Viva Zarif, viva Rohani¡±, coreaba la multitud entre menciones a Musavi y Karrubi.
El calor, el ayuno de Ramad¨¢n y un cierto escepticismo tras 20 meses de negociaci¨®n anestesiaron la reacci¨®n de j¨²bilo de los iran¨ªes, que no obstante esperan a ver el fin de las sanciones para celebrarlo. Muchos temen a¨²n que Occidente no cumpla sus compromisos. Sin embargo, no dudan de que Ir¨¢n lo har¨¢ porque, aseguran, ¡°necesita el levantamiento de las sanciones¡± y ¡°lo que ha cedido tampoco es tan sustancial¡±.
¡°No creo que las cosas cambien muy r¨¢pido, pero los iran¨ªes buscamos restaurar nuestra dignidad en el mundo y que recibamos un trato equitativo y el acuerdo puede ser un paso importante¡±, afirma Amir Diba, un joven estudiante de metalurgia.
Muchos iran¨ªes observan el caso nuclear como un asunto del orgullo nacional, pero sobre todo quieren ver sus efectos positivos en la econom¨ªa de su pa¨ªs. Samaneh Hedayat explica que ¡°el Gobierno tiene que generar empleos seguros para que los j¨®venes contraigan matrimonio, espero que levanten las sanciones y que los j¨®venes disfruten de una situaci¨®n econ¨®mica m¨¢s estable¡±. Esta ama de casa se queja de que su hijo, ingeniero el¨¦ctrico, tenga que trabajar en una agencia de taxis.
Los 35 a?os de falta de relaciones con EE UU y diferencias con Occidente han hecho que la gente vea con recelo el cumplimiento de lo que se pueda haber firmado. Hamid Valipur, un tendero cincuent¨®n, opina que ¡°el acuerdo no cambia nada en nuestras relaciones con EEUU, porque despu¨¦s del pacto sin duda, nos presionar¨¢n con el tema de derechos humanos, luego con el asunto de Palestina, despu¨¦s con Yemen¡±. En su opini¨®n, ¡°ser¨¢ inevitable una confrontaci¨®n con EE UU en los pr¨®ximos diez a?os¡±.
No todos son tan pesimistas. Un alto porcentaje de los j¨®venes, que han nacido despu¨¦s de la Revoluci¨®n Isl¨¢mica y que apenas se acuerda de ocho a?os de guerra contra Irak, tienen mayores expectativas sobe el futuro de las relaciones de su pa¨ªs con Occidente, y en especial con EE UU.
Leyla, estudiante de artes pl¨¢sticas, se?ala que ¡°el acuerdo puede ser un primer paso para la normalizaci¨®n de las relaciones con EE UU, porque no tenemos que quedarnos con el estereotipo del Gran Sat¨¢n¡±. Su novio, Farhad, a?ade muy animado que ¡°si se abre la Embajada estadounidense en Ir¨¢n, influir¨¢ much¨ªsimo en la mejora del ambiente pol¨ªtico y social del pa¨ªs¡±. Se muestra convencido de que ¡°las voces cr¨ªticas tendr¨¢n m¨¢s espacio para expresarse, y no habr¨¢ tantas susceptibilidades con un enemigo hipot¨¦tico.¡±
La v¨ªspera la polic¨ªa anunci¨® que hab¨ªan tomado las medidas necesarias ante la eventual celebraci¨®n. Cualquier manifestaci¨®n necesita un permiso oficial. Sin embargo, en las anteriores fases del acuerdo se han producido demostraciones espont¨¢neas de contento. Significativamente, el portavoz de la polic¨ªa, Said Montazer-ul-Mahdi, dijo que el cuerpo acoge favorablemente esa posibilidad. ¡°Estaremos al lado del pueblo iran¨ª¡±, asegur¨® antes de advertir contra la violaci¨®n de la ley o las normas isl¨¢micas.
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