Colombia: despejando el camino
Como lo explic¨® el domingo Santos, no es este el mejor momento del proceso de paz
Como lo explic¨® p¨²blicamente el domingo el presidente colombiano Juan Manuel Santos, no es este el mejor momento del proceso de paz. La prolongaci¨®n de las negociaciones y el ruido del conflicto ¡ªincluidos los severos da?os ambientales por voladuras de oleoductos producidas por las FARC¡ª fue afectando la legitimidad y el respaldo p¨²blico al proceso. Y, con ello, poni¨¦ndolo en peligro pues dif¨ªcilmente el proceso de paz podr¨ªa culminar con el pa¨ªs en contra.
Del mensaje del domingo los medios han resaltado especialmente el anuncio del plazo de cuatro meses para seguir o no con el proceso ¡°dependiendo de si las FARC cumplen¡± con el cese del fuego al que se han comprometido. Muy importante lo del cese del fuego, y ambicioso lo de los cuatro meses, pues quedan en agenda aspectos dif¨ªciles como la justicia, las reparaciones y la desmovilizaci¨®n de las FARC. Pero explicable por la impaciencia del pa¨ªs.
Cada proceso es ¨²nico y no hay ¡°modelos¡± a copiar
Me da la impresi¨®n, sin embargo, que lo verdaderamente trascendente de lo anunciado es el paso decisivo ¡ªconcertado entre las partes¡ª de poner en marcha un mecanismo internacional de ¡°monitoreo y verificaci¨®n¡± del cese del fuego. De lo que dan cuenta los procesos de paz exitosos es que, si lo que est¨¢ de por medio son asuntos tan complejos y dif¨ªciles como la desmovilizaci¨®n y lo que se ha dado en llamar ¡°la dejaci¨®n de armas¡± (desarme) de miles de combatientes y su posterior reinserci¨®n en la vida civil, nada de eso fluye s¨®lo ni est¨¢ exento de enormes amenazas, riesgos y dificultades. Sin un sistema de verificaci¨®n y observaci¨®n serio y de peso, mucho de lo firmado puede acabar siendo papel mojado.
Diversas experiencias exitosas dan cuenta de que en el proceso de cumplimiento de un acuerdo de paz y su respectiva desmovilizaci¨®n-entrega de armas-reinserci¨®n, la verificaci¨®n internacional es indispensable. En esto no se puede reinventar la rueda: procede nutrirse de exitosas experiencias en situaciones semejantes.
Sin un sistema de verificaci¨®n y observaci¨®n serio y de peso, mucho de lo firmado puede acabar siendo papel mojado
Un ejemplo. En el caso de El Salvador, que conoc¨ª de cerca, la presencia en el terreno de m¨¢s de 1.500 observadores internacionales ¡ªmilitares, policiales y civiles¡ª dentro del marco de la ONU fue absolutamente crucial para culminar exitosamente la concreci¨®n de la paz. Por cierto, que el tama?o del pa¨ªs (21.000 kil¨®metros cuadrados) permiti¨® que esa presencia internacional tuviera particular significaci¨®n en el cumplimiento de los acuerdos concertados entre los salvadore?os. En cualquier caso, lo evidente es que sin esa verificaci¨®n internacional el proceso muy probablemente hubiera encallado.
Sin embargo, Colombia no es El Salvador. Cada proceso es ¨²nico y no hay ¡°modelos¡± a copiar. Las particularidades de la verificaci¨®n en Colombia no han sido escritas a¨²n por las partes, pero es obvio que por la complejidad y duraci¨®n del conflicto, la solidez de muchas de sus instituciones y su extensi¨®n territorial ¡ªla mayor¨ªa de los 32 departamentos de Colombia es m¨¢s grande que todo El Salvador¡ª, no se puede ¡°importar¡±, copiar ni imaginar algo igual a lo de El Salvador. Lo que se s¨ª se desprende sobre el ¡°sistema de verificaci¨®n y observaci¨®n internacional¡± es lo cualitativo; en una perspectiva cuyas caracter¨ªsticas propias tendr¨¢n que ir definiendo los colombianos.
El dise?o y puesta en funcionamiento del anunciado ¡°sistema¡± entra?a una enorme complejidad institucional, pol¨ªtica y presupuestal. Y convoca con urgencia a la imaginaci¨®n creadora pues, de acuerdo a lo anunciado, empezar¨ªa a operar desde ya para monitorear el cese del fuego unilateral anunciado por las FARC y acompa?ar el tambi¨¦n anunciado ¡°desescalamiento¡± del conflicto. Asunto medular y verdadera prueba de fuego para Colombia y las capacidades internacionales. Se cuenta, felizmente, con ricas y exitosas experiencias de las cuales nutrirse para poder acompa?ar con vigor este proceso creativo de los colombianos.
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