Viaje al t¨²nel por el que se fug¨® El Chapo
EL PA?S entra en el pasadizo que el narcotraficante utiliz¨® para huir de la prisi¨®n de m¨¢xima seguridad de El Altiplano
M¨¦xico ha entrado en un t¨²nel. La fuga de Joaqu¨ªn Guzm¨¢n Loera, El Chapo, ha arrastrado a todo un pa¨ªs hasta una casa a medio terminar situada en el peque?o municipio de Almoloya de Ju¨¢rez, a 90 kil¨®metros del Distrito Federal. Ah¨ª, rodeado de maizales, se descubre una bodega de paredes sin revoco, y en su suelo un orificio rectangular donde cabe poco m¨¢s que el cuerpo de un hombre. Es un agujero, oscuro e inquietante, por el que el s¨¢bado pasado, a eso de las nueve de la noche, asom¨® su cabeza el mayor narcotraficante del planeta. Introducirse en ese boquete es entrar en su mundo.
La casa empez¨® a edificarse, seg¨²n fuentes de la fiscal¨ªa, en abril de 2014, a los dos meses del encarcelamiento de El Chapo, pero nunca lleg¨® a terminarse. Su aspecto inacabado permiti¨® a los ingenieros del c¨¢rtel de Sinaloa almacenar materiales sin levantar sospechas. La visitas, con todo, eran excepcionales. Situada a 1.500 metros en l¨ªnea recta de la imponente c¨¢rcel de m¨¢xima seguridad de El Altiplano, el inmueble se alza en un descampado sin viviendas a su alrededor. Solo pastos, maizales y malas hierbas. Un paisaje horizontal desde el que se divisa con nitidez la prisi¨®n. Por debajo de esa panor¨¢mica se gest¨® durante meses el golpe maestro de El Chapo.
La casa empez¨® a edificarse, seg¨²n fuentes de la fiscal¨ªa, en abril de 2014, a los dos meses del encarcelamiento de El Chapo
Las rastros dejados en su huida lo atestiguan. Debajo de la bodega, los obreros edificaron una sala de unos 50 metros cuadrados que igual les serv¨ªa de taller que de dormitorio. En ese espacio, se abri¨® un tiro y se instal¨® una escalerilla de madera. Diez metros en vertical por el que bajaban los trabajadores y que cuenta con una gr¨²a para subir las cubetas de tierra.
Un sistema de encofrados, milim¨¦tricamente ajustados, blinda este pasaje con aires de mina antigua. Su descenso es f¨¢cil y una vez abajo, aparece el t¨²nel. Es el reino de la oscuridad. Al encender la linterna se descubre un estetoscopio abandonado en el suelo. Tambi¨¦n se ven botellas de ox¨ªgeno y bater¨ªas de coche. Y despu¨¦s, una moto acoplada a dos rieles. Con ella, los obreros iban sacando la tierra. Unas 3.250 toneladas cuyo destino sigue siendo un misterio. La principal hip¨®tesis apunta a que fueron subidas en camiones para su traslado. Pero algunos expertos policiales se?alan que los dep¨®sitos fueron distribuidos de noche alrededor de la casa. La abundante vegetaci¨®n hace dudar de esta posibilidad.
Para el vaciado se emple¨® maquinaria de gran potencia. Las muescas de los taladros hidr¨¢ulicos son visibles por doquier. Fue un trabajo bien ejecutado. Las paredes no requieren de ninguna viguer¨ªa, y el t¨²nel, de 1,70 metros de alto por 0,80 metros de ancho, muestra una uniformidad militar. La obra corresponde a los mismos ingenieros que han convertido al c¨¢rtel de Sinaloa en el mayor especialista mundial en burlar fronteras mediante t¨²neles: m¨¢s de un centenar en Chihuahua, Sonora y Baja California. Aunque en mayo de 2014, a los tres meses de la captura de Guzm¨¢n Loera, emplearon una modalidad nueva y que ahora resultada iluminadora. Entonces, el c¨¢rtel liber¨® a tres operarios de El Chapo encarcelados en Culiac¨¢n (Sinaloa) con un t¨²nel de caracter¨ªsticas muy parecidas al de Almoloya de Ju¨¢rez. El aviso estaba dado. Pero nadie le hizo caso.
Para mantener el ritmo de trabajo en el subterr¨¢neo, los narcos instalaron en otra cavidad un generador el¨¦ctrico de cuatro toneladas. Con esta energ¨ªa, manten¨ªan encendidas las bombillas (rotas durante la fuga) y renovaban el aire a trav¨¦s de tubos de pvc. En el tramo final, guiados por planos del presidido, verticalizaron el pasadizo y lo encajaron con precisi¨®n de cirujano en la zona de ducha del preso 3.578. El trabajo estaba hecho. El s¨¢bado pasado, a las 20.52, Guzm¨¢n Loera, tras ponerse unos zapatos, hundi¨® el orgullo de las fuerzas de seguridad mexicanas y dej¨® un pa¨ªs ahogado en la desconfianza.
La instalaci¨®n ahora ya no funciona. En el t¨²nel el aire es fr¨ªo. Las part¨ªculas de humedad lo enrarecen. Las lluvias torrenciales de julio han empezado a filtrarse. Nadie sabe cuanto durar¨¢ en pie esta obra. Pero en la memoria de M¨¦xico, dif¨ªcilmente ser¨¢ olvidada. El t¨²nel tardar¨¢ mucho en ser abandonado.
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