Gambito de sangre
El viraje de Turqu¨ªa en Siria es la respuesta de Erdogan al desaf¨ªo estrat¨¦gico kurdo
Al fin, Turqu¨ªa ha bombardeado al Estado Isl¨¢mico. Cierto, el Estado Isl¨¢mico (EI) hab¨ªa bombardeado antes a Turqu¨ªa y concretamente dej¨® 32 cad¨¢veres en un atentado en la localidad de Suru? la semana pasada en la frontera siria. Hasta ahora Turqu¨ªa miraba los toros desde la barrera. Sobre el papel estaba en la coalici¨®n junto a Estados Unidos para atacar las huestes de Al Bagdadi en Siria por medios a¨¦reos, pero en realidad hab¨ªa hecho de la ambig¨¹edad y de la inhibici¨®n toda una pol¨ªtica: miraba para otro lado ante la llegada de yihadistas de todo el mundo a trav¨¦s de su frontera; lo mismo hac¨ªa con el contrabando de petr¨®leo con el que se financia el terrorismo; y se permit¨ªa observar a distancia como se zurraban los peshmergas kurdos y los soldados del califato, como sucedi¨® en Kobane el pasado septiembre.
Ahora ha movido pieza. Ha puesto a disposici¨®n de la aviaci¨®n estadounidense su base de Incirlik para bombardear al EI, ha pedido el apoyo pol¨ªtico de la OTAN y quiere crear una zona tamp¨®n en territorio sirio fronterizo, a disposici¨®n de la resistencia moderada siria, donde podr¨ªa refugiarse la poblaci¨®n, con la cobertura a¨¦rea y artillera de su Ej¨¦rcito (por cierto, entre los moderados est¨¢n los guerrilleros de Jabhat al Nusra, rama de Al Qaeda que no quisieron incorporarse al EI). Al mismo tiempo, en un gambito sangriento, como para compensar, la aviaci¨®n turca ha atacado las posiciones del PKK, el Partido de los Trabajadores del Kurdist¨¢n, y de sus milicias en Siria, los ¨²nicos grupos armados que frenaban el avance del califato, rompiendo para ello una tregua que ha durado dos a?os.
No es exactamente un cambio de estrategia sino un movimiento t¨¢ctico para enfrentarse mejor a la amenaza existencial que representan los kurdos para la Turqu¨ªa de Erdogan: ataco al califato atendiendo a los requerimientos de los aliados y a la provocaci¨®n de un atentado, pero al tiempo me ocupo de lo que Mao Zedong llamaba ¡°enemigo principal¡±, que son los kurdos. Ellos son la variable estrat¨¦gica que nunca cambia.
El presidente turco acaba de sufrir este pasado junio una severa derrota en sus pretensiones de ampliar sus poderes presidenciales, de la mano precisamente del partido de inspiraci¨®n kurda HDP (partido popular democr¨¢tico), que le sustrajo la mayor¨ªa absoluta en las elecciones generales y bloque¨® la posibilidad de reformar la Constituci¨®n. Erdogan no quiere que sean precisamente sus enemigos kurdos quienes venzan al EI en Siria, sobre todo porque lo ¨²nico que est¨¢ claro del nuevo mapa que est¨¢ configur¨¢ndose en la regi¨®n es que el Kurdist¨¢n compartido tambi¨¦n con Siria, Ir¨¢n e Irak est¨¢ hoy m¨¢s cerca que nunca en su historia de adquirir el estatuto de naci¨®n independiente.
La zona tamp¨®n que Turqu¨ªa quiere crear en Siria coincide con el anuncio de Bachar el Asad de un repliegue de sus tropas donde mejor puedan defenderse, una forma elegante de anunciar que deja el campo libre al EI all¨ª donde el Ej¨¦rcito sirio ha perdido el control. El dictador de Damasco es un artista de la supervivencia, como ya lo fue su padre, capaz de crecerse en cada una de las derrotas. Ahora busca un nuevo equilibrio de fuerzas que le permita mantenerse en el poder y negociar cuando sea necesario en posici¨®n de ventaja, aunque sea a costa de avanzar un paso m¨¢s hacia la consolidaci¨®n de una Siria dividida, como lo est¨¢ ya su vecino Irak.
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