Godzilla mantiene su amenaza radioactiva
Otros terrores han reemplazado las visiones populares del apocalipsis, pero el peligro nuclear regresa de forma recurrente
Cuando se produjo el accidente en la central nuclear de Fukushima tras el terremoto de 2011, se multiplicaron en Jap¨®n las b¨²squedas en Internet de una palabra: Godzilla. Este monstruo nacido en 1954 se hab¨ªa convertido en el s¨ªmbolo del terror nuclear y parec¨ªa que hab¨ªa vuelto, esta vez con el desastre de la planta de Daiicha, que estuvo a punto de provocar un accidente comparable al de Chern¨®bil. No es extra?o que esa criatura de la serie B japonesa, que ahora ha sido adoptada por el cine estadounidense, simbolice una era durante la que se ha mantenido la paz bas¨¢ndose en conceptos tan poco tranquilizadores como la destrucci¨®n mutua asegurada o el equilibrio del terror.
Cuando se cumplen, el pr¨®ximo 6 de agosto, 70 a?os del primer bombardeo nuclear de la historia, contra la ciudad japonesa de Hiroshima al final de la II Guerra Mundial, los terrores de la humanidad parecen buscar nuevas hip¨®tesis para el apocalipsis m¨¢s en virus que, como en la serie The walking dead, convierten a gran parte de la humanidad en muertos vivientes, que en el viejo p¨¢nico nuclear de la Guerra Fr¨ªa. Pero sigue all¨ª: el acuerdo de Occidente con Ir¨¢n no puede hacernos olvidar anuncios como el que realiz¨® Vlad¨ªmir Putin en junio, cuando asegur¨® que Rusia pondr¨¢ en funcionamiento este a?o 40 nuevos misiles intercontinentales, capaces de superar los sistemas de defensa antimisiles m¨¢s sofisticados. Godzilla mantiene su amenaza radioactiva.
¡°Nacido como consecuencia de un ensayo nuclear estadounidense en el sur del Pac¨ªfico, el monstruo representaba un recuerdo radical de los horrores de la guerra para un pa¨ªs que hace menos de una d¨¦cada hab¨ªa sufrido los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki¡±, escribi¨® en la revista Foreign Affairs el profesor de la Universidad de Kansas, William M. Tsutsui, autor de numerosos ensayos sobre la cultura popular japonesa como Godzilla on my mind. Tsutsui recuerda una frase que pronuncia un personaje de la primera pel¨ªcula protagonizada por el monstruo, Gojira, producida en 1954 por la compa?¨ªa Toho y dirigida por Ishiro Honda, uno de los maestros del Tokusatsu, el cine de efectos especiales: ¡°Si seguimos llevando a cabo ensayos nucleares es muy posible que vuelva a aparecer otro Godzilla en alg¨²n lugar del mundo¡±. Desde entonces, ha protagonizado 24 pel¨ªculas en Jap¨®n y dos en Estados Unidos, la ¨²ltima el a?o pasado.
¡®Pies descalzos¡¯, obra maestra del c¨®mic, es una de las mejores narraciones de aquella tragedia hist¨®rica
Godzilla no surge como consecuencia de la bomba de Hiroshima, sino a causa de un ensayo nuclear estadounidense en las islas Marshall que afect¨® a los tripulantes de un barco pesquero llamado Drag¨®n feliz que navegaba por la zona. Pero todos los espectadores identificaron su fuerza destructora con la guerra. Como ha escrito Claude Estebe, un experto en arte y cultura japonesa, ¡°Gojira fue una de las primeras pel¨ªculas que mostraban la dram¨¢tica experiencia de los japoneses durante la II Guerra Mundial, cuando las dos bombas nucleares y las bombas incendiarias contra todas las ciudades industriales de Jap¨®n mataron a millones de civiles. Ishiro Honda dej¨® claro que su monstruo estaba dise?ado para encarnar las caracter¨ªsticas de una bomba nuclear¡±.
Desde aquel monstruo destructor numerosas pel¨ªculas han tratado la era nuclear, como la cuarta entrega de la serie de Indiana Jones, en la que el arque¨®logo interpretado por Harrison Ford visita la misteriosa Zona 51 y se libra por los pelos de morir en un ensayo at¨®mico, o uno de los primeros dibujos animados para adultos, Cuando el viento sopla, que recrea c¨®mo un matrimonio brit¨¢nico padece el invierno nuclear. Matin¨¦e, una de las pel¨ªculas menos conocidas de Joe Dante, retrataba la paranoia nuclear ¡ªaunque en este caso, parafraseando a Woody Allen, se trata de paranoicos a los que persiguen¡ª durante la crisis de los misiles con Cuba, el momento en el que el mundo estuvo m¨¢s cerca del apocalipsis. Sin embargo, ninguna pel¨ªcula ha reflejado con tan precisi¨®n la era at¨®mica como Tel¨¦fono rojo, volamos hacia Mosc¨², la mordaz s¨¢tira de Stanley Kubrick. El equilibrio del terror se basaba en la improbable racionalidad de los militares y pol¨ªticos: como un ataque garantizaba la destrucci¨®n del enemigo, pero tambi¨¦n la propia, en teor¨ªa nadie querr¨ªa ser el primero en apretar el bot¨®n. Pero en el filme de Kubrick los personajes estaban como un cencerro, lo que anulaba una seguridad basada en el sentido com¨²n.
Sin embargo, nada puede superar la realidad bestial de la bomba, nada resulta tan brutal como la experiencia de las v¨ªctimas de la explosi¨®n de Little Boy ¡ªel nombre de la bomba de 16 kilotones¡ª lanzada por el bombardero B29 Enola Gay sobre Hiroshima a las 08.15 de la ma?ana del 6 de agosto de 1945. Unas 140.000 personas murieron en el acto, cientos de miles m¨¢s morir¨ªan a lo largo de los a?os a consecuencia de la radiaci¨®n. Los supervivientes recibieron el nombre de hibakushas y fueron doblemente v¨ªctimas, sometidos al olvido porque encarnaban un pasado que nadie quer¨ªa recordar. Uno de ellos fue el dibujante Keije Nakazawa, que ten¨ªa seis a?os cuando la bomba destruy¨® Hiroshima y mat¨® a toda su familia menos a su madre, y que relat¨® su experiencia en una obra maestra del c¨®mic, Pies descalzos. DeBolsillo acaba de editar el primer tomo (de casi 800 p¨¢ginas), con pr¨®logo de Art Spiegelman, y los siguientes tres vol¨²menes saldr¨¢n en los pr¨®ximos meses. Se trata de una narraci¨®n comparable al gran reportaje de John Hershey, Hiroshima (que Debate acaba de reeditar), o Lluvia negra, la pel¨ªcula de Shohei Imamura basada en la novela de Masuji Ibuse.
A trav¨¦s de la mirada de un ni?o, mezclando elementos autobiogr¨¢ficos con hist¨®ricos, Nakazawa relata no solo el horror de la bomba, sino tambi¨¦n el militarismo japon¨¦s ¡ªsu padre era muy cr¨ªtico con la guerra y eso le caus¨® todo tipo de problemas a su familia ¡ª y, sobre todo, el sufrimiento posterior, en el que las v¨ªctimas destrozadas por la radiaci¨®n tuvieron que enfrentarse a una supervivencia imposible, muchas veces en medio de la insolidaridad de los habitantes de las ciudades cercanas. Nadie explica como este tebeo, el monstruo que surgi¨® de aquel hongo que se ha convertido en una de las im¨¢genes m¨¢s reconocibles del siglo XX.
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