¡°El tercer rescate de Grecia est¨¢ dise?ado para fracasar¡±
El exministro de Finanzas opina que Espa?a corre el riesgo de acabar igual que su pa¨ªs
¡°El despotismo s¨¢dico de la ideolog¨ªa dominante¡±. ¡°La lectura moral de esta crisis¡±. ¡°El abrazo mortal de la deuda¡±. Yanis Varoufakis (Atenas, 1961) recibe a EL PA?S en su c¨¦ntrica casa de la capital griega, con su famosa moto aparcada en la esquina. En las distancias cortas, el ya exministro se muestra amable y desenvuelto. Acerca al periodista una taza de caf¨¦, se sirve otra y al asomar la grabadora demuestra por qu¨¦ se le considera una de las lenguas m¨¢s afiladas de la izquierda europea. 45 minutos despu¨¦s, duele dejar fuera de este texto un pu?ado de frases como las que sirven para arrancar el p¨¢rrafo.
De su cabeza perfectamente rasurada no dejan de brotar ideas y alguna que otra contradicci¨®n. El tercer rescate a Grecia, vaticina, no va a funcionar; ¡°est¨¢ dise?ado para fracasar¡± y es el punto final a una especie de ¡°golpe de Estado¡± de los acreedores. Berl¨ªn tiene un plan para llevar a la troika hasta Par¨ªs, ¡°el premio gordo¡±. Y la Europa que atemoriza con la salida de Grecia del euro, sostiene, va camino de convertirse en una idea siniestra, con fuertes dosis de prejuicios morales y un p¨¦simo diagn¨®stico de la crisis que ha llevado a recetar pol¨ªticas profundamente equivocadas una y otra vez.
Pregunta. Dej¨® el ministerio hace poco. ?C¨®mo es su d¨ªa a d¨ªa?
Respuesta. Los periodistas sospechan que estoy desanimado, pero no entr¨¦ en pol¨ªtica para hacer carrera. Entr¨¦ para intentar cambiar las cosas. Y hay que pagar un precio por tratar de hacerlo.
P. ?Cu¨¢l es ese precio?
R. El desd¨¦n, el profundo odio del establishment. Si uno llega a la pol¨ªtica sin querer hacer carrera acaba meti¨¦ndose en problemas.
P. ?Tiene la sensaci¨®n de haber logrado cambiar las cosas?
R. Por supuesto. ?Por qu¨¦ si no ha venido usted a verme? El Gobierno griego fue elegido para negociar duro, con argumentos que no eran aceptables para la eurozona. El mandato de Syriza era claro: conseguir un pacto con Europa con la idea de decirles a los socios que no pod¨ªan seguir ahogando a Grecia de esa forma inhumana. Los griegos nos lanzamos con una fuerza imparable contra un Eurogrupo con una l¨®gica inamovible e irracional. El resultado ha sido un mont¨®n de ruido. Y espero que tambi¨¦n algo de luz.
Espa?a y el riesgo de ser como Grecia
Preguntado por las declaraciones en las que Mariano Rajoy sugiere que otros pa¨ªses pueden tomar la misma deriva que Grecia si ganan peso opciones similares a Syriza, Varoufakis apunta que el pa¨ªs heleno ¡°se ha convertido en una especie de pelota de f¨²tbol para los pol¨ªticos de derechas, que insisten en asustar con Grecia a la poblaci¨®n¡±.
¡°Los espa?oles tienen que mirar su situaci¨®n econ¨®mica y social y sobre eso valorar qu¨¦ es lo que su pa¨ªs necesita independientemente de lo que pase en Grecia o donde sea.
El peligro de convertirse en Grecia siempre sigue ah¨ª y se har¨¢ real si siguen repiti¨¦ndolos mismos errores que se impusieron en Grecia
¡±, dice el exministro. ¡°Castigar el orgullo de un pa¨ªs para atemorizar a otros no es la idea de Europa por la que lucharon Felipe Gonz¨¢lez, Val¨¦ry Giscard d¡¯Estaing o Helmut Schmidt. Tenenos que recuperar el significado de ser europeo, encontrar maneras para recrear el sue?o de combinar prosperidad con democracia¡±.
Varoufakis no cree que Podemos haya perjudicado a su Gobierno: ¡°Nunca dir¨ªa que Podemos ha sido un problema para nosotros. Puede haber intensificado el proceso. Pero sin Podemos, Europa habr¨ªa usado la misma estrategia del miedo¡±.
P. En su ¨²ltimo libro, Econom¨ªa sin corbata, le explica la crisis a su hija. Con el tercer rescate, Grecia seguir¨¢ bajo tutela de la extroika hasta mediados de siglo; hasta que su hija tenga m¨¢s o menos su edad. ?C¨®mo lleva eso?
R. Se equivoca. No es la antigua troika: la troika ha vuelto.
P. ?Y qu¨¦ le parece que los hombres de negro vayan a seguir en Atenas hasta que sus nietos sean adultos?
R. No lo har¨¢n. El acuerdo no tiene futuro. Se basa en proseguir con la farsa de la patada hacia adelante: prorrogar la crisis con nuevos pr¨¦stamos insostenibles, y fingir que eso resuelve el problema.
P. ?Qu¨¦ espera entonces de los pr¨®ximos meses? ?Nada bueno?
R. El tercer rescate est¨¢ dise?ado para fracasar. Seamos sinceros: el ministro alem¨¢n, Wolfgang Sch?uble, nunca estuvo interesado en pactar nada que pueda funcionar. Su plan es redise?ar la eurozona: parte de ese redise?o es echar a Grecia. Creo que est¨¢ completamente equivocado, pero tiene mucho poder. Una de las falacias de estos d¨ªas es presentar el pacto entre Atenas y los acreedores como una alternativa al plan de Sch?uble. No es as¨ª: el acuerdo es parte del plan de Sch?uble.
P. ?Da por seguro el Grexit?
R. Ojal¨¢ no sea as¨ª. Pero habr¨¢ mucho ruido, retrasos, incumplimiento de objetivos, m¨¢s recesi¨®n, problemas pol¨ªticos. Cuando llegue el momento se ver¨¢ si Europa quiere o no seguir adelante con el programa de Sch?uble.
P. Berl¨ªn acaba de sugerir un plan para aplicar las reglas del euro a¨²n con m¨¢s dureza.
R. Sch?uble quiere dejar de lado a la Comisi¨®n y crear una especie de autoridad fiscal con capacidad para echar abajo los presupuestos nacionales, incluso en pa¨ªses que no est¨¦n bajo programa. Es como poner a todos los socios bajo programa. El plan Sch?uble es imponer la troika en todas partes. En Madrid y en Roma. Pero especialmente en Par¨ªs.
P. ?Par¨ªs?
R. Par¨ªs es el premio gordo, el destino final de la troika. El Grexit se usar¨¢ para crear el miedo necesario en Madrid, Roma y Par¨ªs.
P. ?Sacrificar Grecia para cambiar la fisonom¨ªa de Europa?
"El 'plan Sch?uble' es imponer la troika en todas partes. Sobre todo, en Par¨ªs"
R. Es una demostraci¨®n: esto es lo que pasa si no os somet¨¦is a la troika. Lo ocurrido en Grecia es un golpe de Estado: la asfixia de un pa¨ªs a trav¨¦s de restricciones de liquidez. En Bruselas nunca hubo inter¨¦s por ofrecer un pacto mutuamente beneficioso. Las ayudas no llegaban; hab¨ªa que hacer frente a continuos pagos al FMI y al BCE, y al final nos quedamos sin dinero. Luego nos dieron un ultim¨¢tum y nos vimos obligados a cerrar los bancos. El resultado es el mismo que haber derrocado a un Gobierno o haberle forzado a derrocarse a s¨ª mismo.
P. ?En qu¨¦ lugar queda Europa en ese relato?
R. Nadie puede ser libre si una sola persona est¨¢ esclavizada: esa es la paradoja de Hegel. Espa?a y los dem¨¢s socios no pueden prosperar, ser libres o cuidar de su soberan¨ªa y sus democracias si se impide a otro socio la prosperidad, la soberan¨ªa o la democracia.
P. Nadie discute que la austeridad era excesiva ni la necesidad de reestructurar la deuda: se discute su estrategia negociadora.
R. Nada de lo relacionado con la austeridad y el alivio de la deuda era indiscutible en enero: es indiscutible ahora, porque pusimos ese debate sobre la mesa. A todos los que me dicen que hemos fracasado, les dir¨ªa que hemos logrado abrir un debate no solo sobre Grecia, sino sobre Europa, que vale su peso en oro.
P. ?Le satisface el resultado?
R. El euro estaba mal dise?ado, como se vio tras el colapso de Lehman. Desde entonces, Europa vive en estado de negaci¨®n y ha hecho lo contrario de lo que deb¨ªa. Un pa¨ªs como Grecia, con apenas el 2% del PIB europeo, eligi¨® a un Gobierno que ha puesto sobre la mesa asuntos cruciales; tras seis meses de lucha hemos perdido la batalla. Pero ganamos la guerra: hemos cambiado el debate.
P. ?Entonces le basta con eso?
"En Bruselas nunca hubo inter¨¦s en un pacto mutuamente beneficioso"
R. Por supuesto. No puedo cuantificar ese resultado; no puedo decirle cu¨¢ntos miles de millones vale transformar el debate. Pero hay cosas que se miden por su valor, no solo por su precio.
P. Usted ten¨ªa un plan B: una moneda paralela dentro del euro. ?A¨²n puede activarse?
R. Vamos a separar dos cosas. Hab¨ªa un esquema, denominado plan X, un plan de contingencia para responder a los actos de agresi¨®n por parte del BCE, el Eurogrupo y dem¨¢s instituciones. Y un dise?o para un nuevo sistema de pagos a trav¨¦s de la oficina de impuestos. Este sistema se deber¨ªa haber aplicado de todos modos; deber¨ªa aplicarse ma?ana. Pero el plan X ya es historia.
P. Seg¨²n Tsipras, no hab¨ªa alternativa al pacto. ?Con el plan B est¨¢ usted diciendo lo contrario?
R. Desde joven he rechazado esa idea thatcheriana de que no hay alternativa. Siempre la hay.
P. Ha hablado de terrorismo monetario y de tortura fiscal. ?Esa ret¨®rica no fue muy nociva?
R. Esa idea de la tortura fiscal es una descripci¨®n exacta de lo sucedido. La idea es que al torturado se le mete la cabeza en el agua; antes de que se asfixie, se le permite respirar para despu¨¦s volver a sumerg¨ªrsela, y as¨ª hasta que confiese. A Grecia se le asfixia con la falta de liquidez. Incluso tras el rescate, los socios han dado solo 7.000 millones, lo justo para pagar al FMI y al BCE: de esa manera el Gobierno sigue bajo absoluto control. En cuanto al terrorismo, el 25 de junio los acreedores nos obsequiaron con una propuesta para cinco meses, a sabiendas de que era imposible cumplir las condiciones. Decidimos someterla a refer¨¦ndum, y pedimos una extensi¨®n del rescate de dos semanas para votar en paz. El Eurogrupo nos neg¨® esa ampliaci¨®n; nos oblig¨® a cerrar los bancos. En una econom¨ªa moderna, cerrar los bancos es la peor forma de terrorismo monetario. ?Qu¨¦ es el terrorismo, sino perseguir una agenda pol¨ªtica mediante el miedo? Eso hicieron: aterrorizar a la gente sobre los efectos de votar no. Si en Bruselas se hubieran abstenido de asustar a los griegos, yo no habr¨ªa usado esa palabra.
P. ?Llamar criminal al FMI, como hizo Tsipras, favoreci¨® en algo las condiciones del acuerdo?
"Lo ocurrido es un golpe de Estado: la asfixia de un pa¨ªs a trav¨¦s de restricciones de liquidez"
R. Seamos precisos: Tsipras habl¨® de un programa de negligencia criminal que impuso a los griegos una crisis monumental, incluida una crisis humanitaria. No subimos el nivel de nuestra ret¨®rica hasta final de junio. Hasta ah¨ª fuimos extremadamente corteses, pese a la incre¨ªble hostilidad del Eurogrupo. Para entonces, Tsipras hab¨ªa acordado el 90% del programa. ?Qu¨¦ hicieron los acreedores? Dar marcha atr¨¢s y volver a plantear medidas inaceptables, por ejemplo en el IVA. Ese fue un acto de agresi¨®n: ah¨ª hablamos de negligencia criminal.
P. Si el acuerdo es tan malo, ?por qu¨¦ lo acept¨® Tsipras?
R. Eso debe pregunt¨¢rselo a ¨¦l.
P. ?Por qu¨¦ no consigui¨® un solo aliado en el Eurogrupo?
R. Esa idea de que el Eurogrupo son 18 contra uno es ilusoria. Hay una peque?a minor¨ªa que cree en la austeridad. Hay un grupo mayor de Gobiernos que no creen en la austeridad, pero est¨¢n obligados a defenderla porque la impusieron. Y todav¨ªa un tercer grupo, con Francia, que ni cree en la austeridad ni la practica.
P. ?Los griegos que votaron a un partido de izquierdas entienden las fotos en Paris Match?
R. Dese un paseo conmigo por las calles y ver¨¢. Aun as¨ª, me arrepiento de esa sesi¨®n fotogr¨¢fica, por lo dem¨¢s est¨¦ticamente terrible. Puede que no me crea, pero cuando acept¨¦ no conoc¨ªa Paris Match. Comet¨ª el error de aceptar la sesi¨®n de fotos. Pido disculpas.
P. Una vez dijo que el legado de Thatcher fue la peligrosa financiarizaci¨®n de la econom¨ªa y, sobre todo, Tony Blair. ?Qu¨¦ legado dejar¨¢ Angela Merkel?
R. Europa corre el riesgo de convertirse en una jaula de hierro: espero que la canciller Merkel no quiera dejar esa herencia.
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