Los ataques xen¨®fobos se disparan en Alemania
Las agresiones contra centros de solicitantes de asilo ponen en alerta a las autoridades
Desde hace diez d¨ªas, Ali Moradi, miembro de la direcci¨®n del Consejo de Refugiados de Dresde nacido en Ir¨¢n, teme que suceda alguna desgracia en la ciudad alemana. El jueves 23, las autoridades abrieron un campamento de tiendas de campa?a para albergar a 1.100 peticionarios de asilo, una decisi¨®n que despert¨® la furia entre los militantes de la extrema derecha. Los radicales ya hab¨ªan agredido a los voluntarios que construyeron el campamento, y aunque este est¨¢ ahora vigilado por la polic¨ªa d¨ªa y noche, los ultraderechistas siguen hostigando a los refugiados. Hace dos d¨ªas, intentaron agredir a un grupo de solicitantes de asilo.
Lo ocurrido en Dresde, donde naci¨® el movimiento Pegida contra el creciente flujo de refugiados, es solo un ejemplo de la ola de actos xen¨®fobos que se registra en Alemania. Una violencia que persiste: en el primer semestre de este a?o se produjeron 199 ataques a centros de refugiados, m¨¢s del doble que en los seis primeros meses de 2014, seg¨²n datos del Ministerio del Interior y la Polic¨ªa Federal Criminal (BKA). ¡°Los ataques continuar¨¢n y tenemos que estar preparados¡±, admite el presidente del BKA, Holger M¨¹nch.
Las autoridades est¨¢n seriamente preocupadas por estos delitos, en un momento en el que Alemania ha visto como la llegada de solicitantes de asilo se ha incrementado ostensiblemente, en gran medida por la agudizaci¨®n de la guerra en Siria y la situaci¨®n en Irak. El presidente de Alemania, Joachim Gauck, ha calificado los ataques racistas como ¡°repugnantes¡± y el ministro de Justicia, el socialdem¨®crata, Heiko Maas, ha denunciado que esta violencia es un ¡°ataque contra toda la sociedad alemana¡±.
Pero la condena contra la xenofobia no es unitaria. Pol¨ªticos como Horst Seehofer, jefe del Gobierno regional de Baviera, han echado m¨¢s le?a al fuego racista al sugerir que los peticionarios de asilo provenientes de los Balcanes ¡ªotro de los colectivos que se ha incrementado¡ª solo llegan al pa¨ªs para aprovecharse del sistema social germano. ¡°Esta gente no tiene ninguna posibilidad de obtener asilo y deben ser enviados a campos para poder ser repatriados lo m¨¢s r¨¢pido posible¡± dijo el l¨ªder b¨¢varo. Declaraciones enormemente pol¨¦micas, ya que emple¨® la palabra ¡°campos¡±, con una fuerte connotaci¨®n nazi.
La mayor¨ªa de los ataques han sido incendios provocados en edificios vac¨ªos, renovados para recibir refugiados y que est¨¢n en pueblos donde la presencia de extranjeros es casi nula y hay miedo entre la poblaci¨®n local.
El BKA tiene registrados 341 sospechosos como presuntos responsables de esos ataques, entre los cuales hay 148 identificados con nombres y apellidos. Apenas 41 de estos sospechosos son reincidentes en delitos de estas caracter¨ªsticas, lo que indicar¨ªa que se est¨¢ produciendo una clara extensi¨®n de este tipo de actos xen¨®fobos.
R¨¦cord de peticiones
El flujo de refugiados llegados a Alemania, unos 180.000 en el primer semestre del a?o, oblig¨® a las autoridades a distribuirlos en pueblos y ciudades peque?as que carecen de medios y edificios apropiados. Alemania registr¨® en julio una cifra r¨¦cord de solicitudes de asilo: 79.000, seg¨²n datos del Departamento de Migraci¨®n y Refugiados, que ha anunciado una correcci¨®n al alza de su pron¨®stico para este a?o: 450.000 peticiones, un m¨¢ximo hist¨®rico.
¡°En cualquier momento puede ocurrir algo grave, tanto dentro como en el exterior del campamento¡±, dice Ali Moradi. ¡°La situaci¨®n en las instalaciones es inhumana, no hay suficientes sanitarios y la gente debe esperar tres horas para recibir un par de rebanadas de pan. En el exterior hay muchos fan¨¢ticos dispuestos a usar la violencia para expulsar a los refugiados de la ciudad¡±.
Moradi, que huy¨® de su pa¨ªs hace dos d¨¦cadas y es miembro del Consejo de Refugiados desde 2002, asegura que nunca hab¨ªa vivido una situaci¨®n tan tensa como ahora tanto Dresde como el resto del pa¨ªs, ante la llegada de decenas de miles de personas que buscan refugio. ¡°La situaci¨®n es explosiva y en cualquier momento se puede producir una tragedia¡±, dice Moradi, y pone como ejemplo el llamamiento que hizo un reservista del Ej¨¦rcito a trav¨¦s de Facebook pidiendo fusilar a los refugiados del campamento de Dresde.
Berl¨ªn, sin plazas de acogida
A Berl¨ªn llegan al d¨ªa unos 400 refugiados. En una carta p¨²blica dirigida el pasado 28 de julio al jefe del Gobierno de la ciudad Estado de Berl¨ªn, el socialdem¨®crata Michael M¨¹ller, el Consejo de Refugiados denuncia que los albergues est¨¢n repletos, que los nuevos solicitantes de asilo no reciben la ayuda m¨ªnima necesaria, y que unas 1.000 personas duermen en las estaciones de ferrocarriles y en los parques.
La llegada de refugiados a la capital alemana, unas 12.000 personas en el primer semestre del a?o, oblig¨® a las autoridades a tomar medidas excepcionales. Mientras no se habilitan nuevos albergues, los refugiados reciben vales que les permiten buscar alojamiento en hostales baratos. Pero los establecimientos ya no reciben a los refugiados porque la Oficina Estatal de Salud y Asuntos Sociales no paga los alojamientos o prefieren reservar sus habitaciones para los turistas.
¡°Hacemos todo lo posible para impedir que la gente viva en las calles o en los parques¡±, dice Renate Kneiding, portavoz de la oficina estatal, ¡°pero solo en el mes de julio han sido aceptadas 4.000 peticiones de asilo, una cifra que jam¨¢s hab¨ªamos tenido¡±. Pero Berl¨ªn, donde existen 60 albergues para refugiados, adem¨¢s de ser una ciudad atractiva y tolerante, no tiene una econom¨ªa desahogada. El jefe de Gobierno de la ciudad ha reclamado m¨¢s ayuda al Ejecutivo federal, que ya aprob¨® un presupuesto extraordinario de 1.000 millones de euros. Berl¨ªn destin¨® en 2014 un total de 245 millones de euros a la pol¨ªtica de refugiados, una cifra que ser¨¢ necesario duplicar en 2015, seg¨²n Kneiding.
¡°Si el Gobierno federal y las autoridades de Berl¨ªn no reaccionan, la situaci¨®n con los refugiados puede convertirse en una cat¨¢strofe humana¡±, dice Martina Mauer, portavoz del Consejo de Refugiados de la ciudad.
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