Trump fuerza al Partido Republicano a radicalizarse
El empresario lidera las encuestas antes del primer debate entre candidatos republicanos
Donald Trump ya ha ganado. Es una inc¨®gnita cu¨¢nto durar¨¢ su liderazgo en las encuestas ni si tiene opciones reales de hacerse con la nominaci¨®n del Partido Republicano para las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016. Pero es una realidad que la sorpresiva irrupci¨®n del magnate inmobiliario y estrella televisiva ha forzado a los otros aspirantes republicanos a radicalizarse. El outsider de la pol¨ªtica ha impuesto su juego.
En la antesala del primer debate televisivo de los conservadores, que se celebra la noche de este jueves en Cleveland (Ohio) con los 10 candidatos m¨¢s respaldados en los sondeos, la ret¨®rica provocadora de Trump ha obligado a los dem¨¢s aspirantes a endurecer sus posiciones en asuntos clave y ha desatado una carrera entre algunos de ellos por ver qui¨¦n logra llamar m¨¢s la atenci¨®n. El enigma es por cu¨¢nto tiempo.
¡°El apoyo a Trump es real. Refleja una amplia desapego con el statu quo pol¨ªtico¡±, dice por tel¨¦fono Geoffrey Skelley, analista del Centro de Pol¨ªtica de la Universidad de Virginia, famoso por sus aciertos en pron¨®sticos electorales. Sin embargo, cree ¡°altamente improbable¡± que el millonario empresario logre la nominaci¨®n republicana. De un lado, las dudas de que los sondeos actuales se traduzcan en votos en el proceso de primarias, que se inicia en febrero. Y, por otro, debido a la ausencia de un programa pol¨ªtico definido de Trump. ¡°Probablemente veremos virajes dr¨¢sticos en las encuestas hasta principios del pr¨®ximo a?o¡±, vaticina Skelley.
De los 10 participantes en el debate, dos no son pol¨ªticos, Trump y el? neurocirujano Ben Carson. Pero todos coinciden en criticar el establishment de Washington, aunque algunos forman parte de ¨¦l o lo conocen de cerca. Y todos parecen ir a remolque de la verborrea beligerante de Trump.
El apoyo a Trump es real. Refleja un amplio desapego con el status quo pol¨ªtico¡± Geoffrey Skelley, analista del Centro de Pol¨ªtica de la Universidad de Virginia
El mejor ejemplo es la inmigraci¨®n. En el anuncio de su candidatura a mediados de junio, Trump acus¨® a M¨¦xico de enviar a traficantes de ¡°droga¡± y ¡°violadores¡± a trav¨¦s de la frontera, y prometi¨® construir un muro fronterizo que seg¨²n dice pagar¨ªa el pa¨ªs vecino. Esos comentarios discriminatorios le costaron un alud de cr¨ªticas y da?os comerciales, pero atrajeron el foco de los medios de comunicaci¨®n y propiciaron su auge en las encuestas. Y, como efecto colateral, ha impulsado la migraci¨®n entre los principales temas de debate en la campa?a republicana, forzando a los candidatos a lanzar mensajes de mano dura contra los indocumentados.
En un coloquio el lunes, en el que participaron la mayor¨ªa de los aspirantes excepto Trump, el consenso fue que la prioridad debe ser garantizar la seguridad de la frontera antes de abordar la situaci¨®n de los m¨¢s de 11 millones de inmigrantes irregulares que se estima hay en Estados Unidos. Esa fue tambi¨¦n la posici¨®n de Jeb Bush, segundo en las encuestas y el candidato republicano m¨¢s moderado en inmigraci¨®n.
Bush -casado con una mexicana y que habla espa?ol con fluidez- hab¨ªa puesto el foco hasta ahora en la necesidad de establecer una v¨ªa para conceder un estatus legal permanente a los indocumentados, una opini¨®n que incomoda a los electores republicanos en los primeros Estados -rurales- que votan en el proceso de primarias a principios de 2016.
Bush -hijo y hermano de expresidentes- defendi¨® el lunes fijar l¨ªmites a la ¡°inmigraci¨®n en cadena¡±, la posibilidad de los nuevos ciudadanos estadounidenses de traer a sus familiares de otros pa¨ªses.
Trump y su efecto de contagio corren el riesgo de construir una imagen de radicalidad del Partido Republicano, como el Tea Party
Estos antecedentes hacen presagiar que la inmigraci¨®n ser¨¢ uno de los principales asuntos de debate en Cleveland, que ha adquirido un enorme inter¨¦s por el fen¨®meno Trump y el extenso n¨²mero de candidatos (la cadena Fox escogi¨® a 10 de los 17 aspirantes).
La campa?a para poner fin a ocho a?os de presidencia dem¨®crata tambi¨¦n ha estado centrada en cr¨ªticas a la gesti¨®n del presidente saliente, Barack Obama, en el pacto nuclear con Ir¨¢n, la amenaza yihadista, el estado de la econom¨ªa o su reforma sanitaria. Y en dardos constantes a Hillary Clinton, la favorita en el bando dem¨®crata.
George C. Edwards III, profesor de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad Texas A&M y un reconocido especialista en estudios presidenciales, sostiene que el impacto de todo debate es limitado. ¡°No te ayudar¨¢ a expandir tu coalici¨®n. Si quedas bien, no hace da?o. Pero tambi¨¦n est¨¢ el riesgo de quedar mal¡±, advierte.?
Faltan todav¨ªa 15 meses para las elecciones. Pero Trump y su efecto de contagio corren el riesgo de construir una imagen de radicalidad del Partido Republicano, en un s¨ªmil con la irrupci¨®n del subgrupo del Tea Party en el Capitolio en 2010. Esa imagen da?¨® a los republicanos en las elecciones presidenciales de hace tres a?os. La posici¨®n de dureza con la inmigraci¨®n tampoco parece ser la mejor receta para cosechar m¨¢s apoyos entre la comunidad latina, un electorado clave que se suele decantar mayoritariamente por el Partido Dem¨®crata.
Pese a elevar el tono en inmigraci¨®n, el Partido Republicano trata ahora de mantener cierto equilibrio en su discurso: evita hablar de una deportaci¨®n de indocumentados, pero lanza mensajes firmes a los votantes en las primarias. Un 65% de esos votantes conf¨ªa en la habilidad de Trump en inmigraci¨®n, seg¨²n una encuesta de CBS. Pero otro sondeo, de The Wall Street Journal y NBC al p¨²blico general, indica que un 30% tiene una visi¨®n negativa de Trump (un 75% entre latinos) y un 61% cree que da?a a los republicanos.
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