Mu?ecas para so?ar
Fernanda Candeias crea juguetes terap¨¦uticos para ni?os enfermos
Hay juguetes que pueden servir no solo para que los ni?os y ni?as se diviertan sino tambi¨¦n para hacerles so?ar cuando se enferman. As¨ª por ejemplo las mu?ecas de trapo, coloridas y simb¨®licas, que Fernanda Candeias crea para los peque?os que sufren, por ejemplo, de c¨¢ncer o de una cardiopat¨ªa grave.
Si no so?¨¢ramos mientras dormimos, enloquecer¨ªamos, ense?aba Freud. Y sin sue?os a ojos abiertos nos marchitar¨ªamos. No se vive sin alguna ilusi¨®n, aunque a veces sea solo un rel¨¢mpago en medio de la tormenta de la vida.
Pero si todos necesitamos de sue?os, los ni?os a¨²n m¨¢s, ya que en ellos se disipa la frontera entre la realidad y la fantas¨ªa. Por eso, los peque?os, m¨¢s que los adultos, son sensibles a la poes¨ªa. Sus met¨¢foras, como la del verso ¡°aqu¨ª plantaremos ¨¢rboles y sombras¡±, les resulta natural. ?Por qu¨¦ no se podr¨ªa plantar una sombra?
Y si todos los ni?os est¨¢n necesitados de sue?os, lo est¨¢n a¨²n m¨¢s a¨²n los que han sido golpeados por una tragedia como un c¨¢ncer, un enfermedad grave del coraz¨®n o los que necesitan de un trasplante para sobrevivir.
En estos ni?os, golpeados antes de poder degustar la vida, ha pensado Fernanda en R¨ªo de Janeiro. Esta artista y licenciada en museolog¨ªa crea para ellos mu?ecas para so?ar que son tambi¨¦n terap¨¦uticas.
Las ha apellidado Mu?ecas con prop¨®sito porque llevan incluida una idea para cada una de las patolog¨ªas sufridas por los ni?os que viven en la soledad de los hospitales.
Mu?ecas sin pelo, con las que puedan identificarse las ni?as con c¨¢ncer que ven perder el suyo sin entender por qu¨¦; mu?ecas con el coraz¨®n fuera del cuerpo, rojo y vibrante, para quienes lo tienen enfermo, y mu?ecas con el ri?¨®n bordado como una moneda de oro para quienes est¨¢n a la espera angustiosa de un trasplante o acaban de sufrirlo.
Fernanda fabrica esas mu?ecas en su casa, las ofrece gratuitamente al INCA (Instituto Nacional del C¨¢ncer), al Pro Infancia Card¨ªaca y a la Fundaci¨®n del ri?¨®n.
Sus amigas le pasan recortes de pa?o, botones inutilizados, pedazos de lazos coloridos, encajes y todo lo que les sobra en casa para realizar su tarea.
Su ¨²nica recompensa es la alegr¨ªa de saber que esos ni?os duermen en sus camas de dolor abrazados a sus creaciones, so?ando d¨ªas mejores.
No tiene la satisfacci¨®n de poder observar en los ojos de esos ni?os la gratitud por el regalo. Pero vibra de alegr¨ªa, me dice, cuando las psic¨®logas o enfermeras le cuentan historias engendradas por sus mu?ecas. Por ejemplo, cuando en el INCA una ni?a, triste porque empezaba a ca¨¦rsele el pelo, pide que se lo rapen del todo para poder parecerse a su mu?eca sin pelo que ya ama con pasi¨®n.
O cuando un ni?o a la espera de un trasplante, al ver el ri?¨®n de la mu?eca bordado, exclam¨® alegre y aliviado: ¡°Es mi ri?¨®n nuevo¡±. O el peque?o enfermo del coraz¨®n, que sonr¨ªe cuando ve brillar en la mano de la mu?eca uno que parece vivo.
Es verdad que esas mu?ecas de Fernanda son solo una gota de agua limpia en el mar de ego¨ªsmo en el que est¨¢ sumergida nuestra sociedad, que prefiere volver la cara ante el dolor ajeno, como si no fuese tambi¨¦n suyo. Sin embargo, son a veces estas peque?as semillas de generosidad creativas las que hacen posible que no se apague del todo en el mundo el ¨²ltimo soplo de ilusi¨®n.
Quiz¨¢s como una reacci¨®n al pillaje y corrupci¨®n general que viven hoy en Brasil hasta las instituciones m¨¢s nobles y que est¨¢ crispando a la sociedad, se est¨¢n multiplicando las iniciativas personales destinadas a aliviar las heridas de los m¨¢s d¨¦biles y discriminados de la sociedad.
No deja de ser un soplo de esperanza ya que, grano a grano, se forma la arena blanca de una playa; gota a gota, se crean las aguas de los oc¨¦anos y gesto a gesto de generosidad, se teje el contrapunto luminoso y creativo a la oscuridad de la codicia.
Gracias, Fernanda, y un beso a tus mu?ecas que mientras hacen sonre¨ªr a los ni?os enfermos, nos ayudan a reflexionar a los adultos.
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