La diplomacia del yoga
India intenta capitalizar el ¨¦xito cosechado por el yoga en Occidente para ganar peso en la escena internacional y mostrar al mundo la cara ben¨¦vola del hinduismo
Strumming my pain with his fingers, Singing my life with his words, Killing me softly with this song¡¡±. En la famos¨ªsima canci¨®n de 1973 de Roberta Flack, la palabra clave era soft (suave). Se utiliz¨® porque, desde tiempos inmemoriales, cualquier forma de persuasi¨®n, atracci¨®n o adulaci¨®n da mejor resultado si se lleva a cabo con sutileza. Puedo afirmar casi con certeza que el primer ministro indio, Narendra Modi, nunca ha escuchado el tema, pero tambi¨¦n que quiere usar de la misma forma el llamado poder blando en pol¨ªtica, con el yoga como s¨ªmbolo, para lograr una mejor posici¨®n para India en la escena internacional. Esta ofensiva supone un cambio de la imagen de Modi como agresivo l¨ªder pro-hind¨² y marca una transici¨®n en su mandato como dirigente de la democracia m¨¢s poblada del mundo (casi 1.300 millones de habitantes), un pa¨ªs con un incre¨ªble potencial militar econ¨®mico y cultural, lastrado por la corrupci¨®n y por graves problemas sociales y medioambientales que exigen reformas.
Durante los a?os en que Modi pas¨® de ser un l¨ªder provincial a tener fama internacional, adquiri¨® la reputaci¨®n de militante del nacionalismo hind¨², duro y conservador, al que se neg¨® en 2005, hasta su victoria en las urnas en mayo 2014, el visado para entrar en EE?UU. Durante toda su campa?a como candidato a primer ministro, se convirti¨® en un l¨ªder no solo del Partido Bharatiya Janata (BJP), sino tambi¨¦n en el talism¨¢n no declarado de todas las organizaciones comprometidas con la pol¨ªtica nacionalista hind¨². Uno de los principios del BJP y sus aliados era que los anteriores Gobiernos de India, principalmente el dirigido por el Partido del Congreso (en el que milit¨® la familia Gandhi), que tambi¨¦n encabez¨® la lucha anticolonial contra el dominio brit¨¢nico durante seis d¨¦cadas y media, sol¨ªan mimar a los musulmanes y que la gesti¨®n social de esta comunidad era m¨¢s indulgente que la de la comunidad hind¨², la mayoritaria.
Dada la dureza de su perfil personal y social, la expresi¨®n poder blando, empleada para describir la promoci¨®n que hace Modi del yoga, es algo m¨¢s que inexacta. De hecho, su comercializaci¨®n a escala mundial la ha impulsado el Gobierno indio para desviar la atenci¨®n internacional de las pol¨ªticas antiminor¨ªas que est¨¢ aplicando desde que lleg¨® al poder. Ni India ni Modi pueden volverse blandos de la noche a la ma?ana por promover el yoga, considerado poco m¨¢s que la pr¨¢ctica de un ejercicio hol¨ªstico destinado a curar distintas afecciones y prevenir o retrasar la aparici¨®n de otras enfermedades. La blandura o dureza de Modi debe valorarse solo tras analizar las pol¨ªticas del Gobierno respecto a las minor¨ªas religiosas, los pobres y las comunidades que viven en los m¨¢rgenes de la sociedad, como los n¨®madas, los habitantes de la selva y quienes no pertenecen al sistema hind¨² de castas y est¨¢n considerados intocables.
Si las armas nucleares le aportan una ventaja estrat¨¦gica, el yoga le proporcionar el equilibrio
Antes de que nadie imaginara a Modi de primer ministro, India, con una floreciente clase media urbana, ten¨ªa una imagen amable a nivel mundial. Era una democracia con ¨¦xito y ten¨ªa Gobiernos que aplicaban pol¨ªticas de inclusi¨®n. Dondequiera que llegase, la di¨¢spora dejaba huella y contribu¨ªa a promover esa imagen. Pero todo cambi¨® cuando, en 2013, qued¨® claro que era m¨¢s que posible que Modi se convirtiera en el mandatario de la democracia m¨¢s poblada del mundo. La primera duda que surgi¨® fue si India seguir¨ªa respetando la democracia, teniendo en cuenta su fama de l¨ªder autoritario que ni siquiera cre¨ªa demasiado en la democracia interna del partido. La segunda gran preocupaci¨®n ten¨ªa que ver con la libertad religiosa y la persecuci¨®n de los grupos minoritarios. Inquietaba su clara l¨ªnea pro hind¨² y el hecho de que se hubiesen registrado ataques contra la peque?a comunidad cristiana cuando su partido gobern¨® el pa¨ªs entre 1998 y 2004.
Para contrarrestar esa imagen, Modi hab¨ªa empezado por enviar el mensaje de que no era un pol¨ªtico autoritario. Invit¨® a los dirigentes del sur de Asia a su toma de posesi¨®n. Pero esto no bast¨® para disipar las dudas. La victoria en las elecciones parlamentarias trajo consigo un sentimiento de triunfalismo entre los hind¨²es y diversos ataques contra los musulmanes y los cristianos. Los atentados contra las iglesias se multiplicaron y hubo una campa?a p¨²blica de reconversi¨®n de musulmanes y cristianos al hinduismo.
En este contexto, el Gobierno de Modi se dio cuenta de que la promoci¨®n del yoga era ¨²til para mostrar al mundo la cara ben¨¦vola del hinduismo. La propuesta a la ONU de declarar el 21 de junio D¨ªa Internacional del Yoga la hizo en persona cuando se dirigi¨® a la Asamblea General en septiembre de 2014. Pero el Ejecutivo tambi¨¦n decidi¨® hacer mucho hincapi¨¦ en el yoga para no atraer solo la atenci¨®n internacional por hechos negativos, como la supresi¨®n de la libertad religiosa. Esta decisi¨®n se tom¨® cuando la valoraci¨®n de su primer ministro como dirigente inclusivo ca¨ªa en picado. En enero, durante su visita a India, el presidente estadounidense, Barack Obama, record¨® a Modi que India ten¨ªa que prestar atenci¨®n a la protecci¨®n de los derechos de las minor¨ªas. Otros grupos religiosos tambi¨¦n se alarmaron por los frecuentes ataques contra las iglesias en distintas zonas del pa¨ªs. En consecuencia, Modi tuvo que publicar varias declaraciones, reunirse con los l¨ªderes religiosos de los grupos minoritarios y enviar una ofrenda simb¨®lica a Ajmer Sharif Dargah, el famoso santuario suf¨ª del siglo XVII, durante su festival anual, en abril de este a?o.
En el a?o largo que lleva en el cargo, el primer ministro indio ha dado abundantes muestras de su capacidad para las relaciones internacionales: ha visitado unos 25 pa¨ªses y ha fortalecido las relaciones comerciales con EE?UU, Jap¨®n, Corea del Sur y la Uni¨®n Europea en un momento en el que India puede crecer en 2015 m¨¢s que China, un 7,5% frente al 7% de la econom¨ªa china, seg¨²n el Fondo Monetario Internacional (FMI). Tiene adem¨¢s grandes dotes para organizar eventos de impacto mundial que sirvan a sus prop¨®sitos. El primer D¨ªa Internacional del Yoga fue una exhibici¨®n p¨²blica de que India puede tener una enorme influencia en el mundo gracias a la promoci¨®n de esta inofensiva disciplina. Si las armas nucleares que el pa¨ªs guarda en su arsenal pueden aportarle una ventaja estrat¨¦gica, el yoga podr¨ªa proporcionar el equilibrio que ninguno de sus vecinos posee (incluidas las otras potencias nucleares de la zona, China y Pakist¨¢n).
En el a?o largo que lleva en el cargo, el primer ministro indio ha visitado unos 25 pa¨ªses
Dejemos muy claro que Modi no ha llevado el yoga al resto del mundo. La primera vez que se intent¨® algo as¨ª fue cuando el monje hind¨² Swami Vivekananda se dirigi¨® al Parlamento Mundial de las Religiones, en Chicago, en 1893. Pero fue con la llegada de Maharishi Mahesh Yogi, en 1959, cuando esta pr¨¢ctica se present¨® de forma que la comunidad internacional pudo apreciarla. Yogi puso de moda el yoga y la meditaci¨®n transcendental, y durante las d¨¦cadas de 1960 y 1970, todo ello pas¨® a formar parte de la cultura beatnik, con la anunciada visita de The Beatles a la ciudad india de Rishikesh. Otros siguieron sus pasos: BKS Iyengar, considerado el padre del yoga moderno, Bikram Choudhary, Sri Sri Ravi Shankar. Por ¨²ltimo, Baba Ramdev, que fue el primero en llevar esta disciplina a los hogares indios a trav¨¦s de la televisi¨®n. Los dirigentes mundiales, que al principio ve¨ªan el yoga como otro ex¨®tico regalo de India, empezaron a verlo como una ciencia seria. Incluso Obama lo llev¨® a la Casa Blanca en 2009.
El yoga tambi¨¦n es un gran negocio. Solo en EE?UU, da vida a un sector valorado en 10.000 millones de d¨®lares (9.000 millones de euros) anuales. Hay sondeos que indican que casi 20 millones de personas lo practican a diario en ese pa¨ªs. Dado que el inter¨¦s por el yoga es anterior al ascenso de Modi al poder y tambi¨¦n anterior a la declaraci¨®n del D¨ªa Internacional del Yoga, se podr¨ªa decir que Modi necesita el yoga m¨¢s de lo que esta antigua forma de meditaci¨®n y ejercicio lo necesita a ¨¦l. Por lo que respecta a India, sigue siendo patrimonio de la ¨¦lite o la clase media, y la clase trabajadora sigue sin verse afectada por la actual fiebre. A menos que el Gobierno intente popularizarlo, acabar¨¢ siendo una pr¨¢ctica elitista en su pa¨ªs de origen. Y eso ser¨ªa una gran tragedia.
Nilanjan Mukhopadhyay es un escritor y periodista indio afincado en Nueva Delhi. Su ¨²ltimo libro es Narendra Modi: The Man, The Times.
Traducci¨®n de News Clips.
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