El c¨¢ncer que la ONU no logra extirpar
La sensaci¨®n de impunidad ante los casos de abusos sexuales en misiones de paz como la de Rep¨²blica Centroafricana amenaza la credibilidad de la organizaci¨®n
Fue el 14 de agosto cuando el secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon, calific¨® de ¡°c¨¢ncer¡± la riada de acusaciones de abusos sexuales cometidos por su personal contra civiles en misiones de paz. El contingente en Rep¨²blica Centroafricana (Minusca) estaba en el disparadero: una operaci¨®n de ruandeses y cameruneses a principios de mes en la capital, Bangui, se hab¨ªa saldado con la muerte de un padre, su hijo adolescente, y la supuesta violaci¨®n de una ni?a de 12 a?os. Tambi¨¦n falleci¨® un casco azul en enfrentamientos con la poblaci¨®n. Seg¨²n los datos facilitados hasta ese d¨ªa 14 por la ONU, la Minusca reun¨ªa ya 57 denuncias, 11 de ellas por abusos sexuales a menores. Eso al menos sobre el papel, porque dos d¨ªas antes de las palabras de Ban, la oficina de Nueva York de la ONU hab¨ªa sido informada de la violaci¨®n de otras tres j¨®venes centroafricanas. La brecha de abusos sumaba ya 60 casos, y no 57, en s¨®lo 11 meses de misi¨®n.
Seg¨²n los datos facilitados la pasada semana a este peri¨®dico por Vannina Maestracci, portavoz del secretario general, el 12 de agosto, las familias de tres j¨®venes denunciaron sus violaciones por tres miembros de la Minusca. Ese mismo d¨ªa, la gota colm¨® el vaso de Ban. El surcoreano inst¨® a dimitir al jefe de la Minusca, el general senegal¨¦s Babacar Gaye, un veterano en misiones de paz. Gaye acept¨®.
Pero el c¨¢ncer ya se hab¨ªa extendido. Para muchos no s¨®lo el de los abusos sino sobre todo el de la impunidad. Paula Donovan es codirectora de Aids Free World (AFW), organizaci¨®n con sede en Nueva York que trabaja monitoreando la gesti¨®n que la ONU hace de estos esc¨¢ndalos. ¡°El problema no es tanto que el personal de las misiones no reciba formaci¨®n contra los abusos¡±, dice Donovan, ¡°sino que sepan lo que les puede pasar si los cometen, y eso no est¨¢ muy claro¡±.
Tras las palabras de Ban, la embajadora de EE UU en la ONU, Samantha Power, admiti¨® que el n¨²mero real de denuncias contra cascos azules ¡°podr¨ªa ser mucho peor¡± si la cadena denuncia-investigaci¨®n no fuera tan deficiente. Precisamente una auditor¨ªa interna de la ONU realizada en Hait¨ª y publicada este fin de semana se?alaba que al menos 138 casos de denuncias por supuesta ¡°mala conducta¡± ¨Cen muchas ocasiones, abusos sexuales- de personal desplazado contra civiles siguen abiertos sin resoluci¨®n m¨¢s de un a?o despu¨¦s de iniciadas las pesquisas. Hay expedientes que superan incluso los cinco a?os.
Tambi¨¦n sobre Hait¨ª, un informe interno filtrado a la prensa en junio destapaba c¨®mo miembros de la misi¨®n de paz manten¨ªan relaciones sexuales con al menos 225 mujeres a cambio de comida y medicinas, algo absolutamente prohibido. Hait¨ª, Rep¨²blica Centroafricana, Liberia, Sud¨¢n del Sur¡ Diez a?os despu¨¦s de la primera gran investigaci¨®n sobre explotaci¨®n sexual en misiones de paz, el llamado informe Zeid sobre Congo, los abusos siguen siendo un agujero negro por donde se escapa la credibilidad y se cuela la impunidad en las operaciones de la ONU, con m¨¢s de 125.000 expatriados por todo el mundo en 16 misiones.
Lisa Sharland, analista del think tank estadounidense Stimson Center, hace especial hincapi¨¦ en la responsabilidad de los Estados que env¨ªan tropas. Ni la ONU ni el pa¨ªs receptor de la misi¨®n tienen potestad para enjuiciar a los soldados denunciados. Es el pa¨ªs de donde salen el que debe fiscalizar el caso. ¡°Algunos de estos Estados son m¨¢s rigurosos y transparentes en sus investigaciones que otros¡±, apunta Sharland. ¡°Los Gobiernos son muy sensibles a la informaci¨®n sobre denuncias contra su personal¡±, contin¨²a la analista, ¡°y eso deriva en falta de transparencia a la hora de conocer c¨®mo se administran las denuncias y si el personal es o no castigado¡±.
Este d¨¦ficit de colaboraci¨®n ha empujado a Ban Ki-moon a amenazar con publicar la informaci¨®n por pa¨ªs de las denuncias de peso hechas contra su personal en el terreno. Pero la ONU no salva el cerrojo informativo. La suspensi¨®n de uno de sus funcionarios, el sueco Anders Kompass, por filtrar a Francia el expediente sobre denuncias contra sus soldados en Rep¨²blica Centroafricana, destap¨®, en primer lugar, un esc¨¢ndalo de abusos cometido contra menores de edad y, en segundo lugar, el especial celo de la misi¨®n sobre las pesquisas.
Donovan, de AFW, organizaci¨®n que sac¨® a la luz este caso, alerta sobre el gran obst¨¢culo que tienen las investigaciones de estas vejaciones: ¡°el dinero¡±. El que llega de contribuyentes a las misiones y el que se destina a los pa¨ªses que aportan soldados. Con luz y taqu¨ªgrafos, estas cantidades se podr¨ªan ver en peligro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.